Francis dejó el técnico medio en Informática en el que estudiaba para irse a trabajar en el bar restaurante que abrió su hermano. Karina no empezó este curso en el preuniversitario en el campo porque tiene cuatro meses de embarazo; decidió poner en pausa sus estudios y no sabe cuándo los retomará. Para Marianlee, una estudiante de medicina recién graduada, realizar la especialidad de Pediatría con la que soñaba ya no entra entre sus planes, que ahora son irse del país.
Los casos de estas jóvenes con las que conversó DIARIO DE CUBA encajan en datos oficiales publicados recientemente. Según el informe que presentó el Gobierno de Cuba de cara al 89 periodo de sesiones del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), solo en el curso escolar 2022-2023 se reportaron 21.738 bajas de instituciones educativas.
Las autoridades han reconocido que el abandono escolar se ubica fundamentalmente en los niveles de educación técnico y profesional, y gran parte están asociadas al embarazo precoz (de casi el 19% en 2023 en la Isla), pero hay otras causas que empujan a los jóvenes a dejar los estudios.
El doctor Ernesto Cordoví, quien hasta hace poco se desempeñó como director del Hospital Ginecobstétrico de Diez de Octubre, en La Habana, dijo en una publicación en su perfil de Facebook que desde el año 2019 hasta la fecha han abandonado el Sistema Nacional de Salud cerca de 99.000 profesionales del sector, de ellos 40.000 médicos. El número no sería nada exagerado teniendo en cuenta datos de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI): en 2022, en el país había 12.000 médicos menos.
Cordoví lamentó que no hay una política para motivar a los profesionales a quedarse y "los jóvenes por miedo a que los regulen no hacen las especialidades que más necesitan ahora mismo las instituciones".
"No sé cuándo se va a concretar mi salida de este país, pero mientras llega el momento prefiero estar fuera del sistema de Salud Pública. Enfrentando en las guardias situaciones desesperadas en las que no tienes con qué responder me he llegado enfermar. No, entre la falta de recursos, la odisea de la transportación y luego el trabajo por sí mismo y el salario que ni con subidas alcanza, no vale la pena", dijo Marianlee.
Ella y una amiga que tampoco siguió sus estudios, pero que no quiso explicar sus razones, trabajan asistiendo a ancianos de manera particular a través de un negocio no estatal con licencia para ello. Mileidis dice que apoyando el emprendimiento familiar tiene mejores condiciones económicas. Karina, por su parte, cuenta con el apoyo de su madre en Cuba y su padre residente en el exterior para asumir su gestación y la crianza de su bebé.
Para el historiador Dimas Castellanos, miembro del Observatorio de Libertad Académica, "el embarazo precoz no es causa, sino consecuencia del deterioro social" y "las verdaderas causas del abandono escolar están en el sistema totalitario incapaz de garantizar dos condiciones básicas para el desarrollo de la enseñanza: la economía para sustentarla y las libertades para su desarrollo".
"Desde los primeros años de la revolución se puso en marcha un proceso de monopolización de la cultura y la enseñanza: en diciembre de 1959 la Ley de Reforma Integral de la Enseñanza declaró al Estado como único organismo con capacidad legal para crear centros de enseñanza. En junio de 1961 se promulgó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, innecesaria pues la enseñanza en Cuba no era extranjera. Ese mismo mes de junio, Fidel Castro pronunció Palabras a los Intelectuales, con las que estableció los límites permitidos a la libertad: 'dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada'. En enero de 1962, con la Ley de Reforma de la Enseñanza Superior, las universidades quedaron bajo el control del Estado. Y en 1976 la Constitución definió al Partido Comunista como fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, y estableció que la enseñanza era función única del Estado. En ese proceso totalitario, incompatible con la libertad, desapareció el ciudadano; una causa fundamental del abandono escolar y del retroceso sufrido en esta esfera social", señaló Castellanos.
Cientos de miles de cubanos decidieron emigrar, miles de alumnos y maestros fueron separados de sus estudios, detenidos y/o condenados por intentar hacer uso de la libertad de expresión y el retroceso económico condicionó la miseria material y espiritual que subyace detrás del abandono escolar, consideró.
"A lo anterior se unen otros factores indiscutibles: uno, hoy la enseñanza no es ni gratuita ni de calidad. El costo de las meriendas, zapatos, uniformes y material escolar es imposible de asumir para la mayoría de las familias; dos, las escuelas funcionan gracias a las cada vez más limitadas contribuciones de los familiares para adquirir ventiladores, pintar las aulas, comprar desinfectantes para limpiar los baños; tres, el estado de pobreza de los padres que adquirieron nivel profesional constituye un desaliento para el estudio de sus hijos; cuarto, la decisión de emigrar estimula a los alumnos a no contraer ningún compromisos con el Estado que le impidan emigrar", añadió Castellanos.
En opinión del historiador, "la obra revolucionaria en la enseñanza ha generado y está generando un daño antropológico que será muy difícil de revertir sin la eliminación del totalitarismo; es decir, sin recuperar las libertades ciudadanas".
Desde el Observatorio Cubano de Derechos Culturales, Julio Llópiz-Casal consideró que los motivos para el abandono escolar son fundamentalmente económicos, pero también de índole moral.
"Muchas personas desestiman la importancia y la valía de estudiar, porque Cuba cada día más es una sociedad en que los beneficios de la formación educativa convencional son cuestionables. Lo aprendido en un centro de estudio no es práctico para un joven cubano, porque su supervivencia en términos laborales y sus inquietudes intelectuales y sociales no se benefician con la enseñanza regular. La calidad de esa educación ha disminuido y sigue disminuyendo, debido a la excesiva ideologización que impone el Partido Comunista y a la carencia creciente de condiciones materiales".
Llópiz-Casal coincidió con Castellanos en que, para que esa situación se revierta, "es imprescindible un cambio de sistema político".
"La crisis generalizada que vive Cuba hace años es producto de la falta de autonomía de las instituciones, de la imposibilidad de practicar la economía fuera de las estructuras vetustas del Estado y de la penalización que desde 1959 orbita alrededor de cualquier discrepancia con lo que estipula el castrismo", señaló.
En palabras del artista cubano, el panorama educativo en Cuba es "doctrinario, reaccionario, destructivo y autodestructivo. Ningún joven respeta o estima algo así, aunque le tema".
Que incentivo puede tener un joven en Cuba para estudiar una carrera universitaria, donde si la alternativa es quedarse en la isla, sólo pasará trabajo primero para estudiar, sin luz ,transporte y alimentación y una vez graduado recibir como salario una limosna, cuando trabajando en el sector privado o inventando en la calle,puede ganar mucho más, si sus aspiraciones son abandonar aquello, la inseguridad de poder ejercer su profesión en el exterior, tampoco lo anima a hacer tal sacrificio, además el fenómeno actual donde un llamado influencer o un reguetonero hacen fortuna de la noche a la mañana, los hace ver con su inmadurez que no todos estos semi analfabetos llegan a triunfar. Hasta en los países donde los profesionales son bien remunerados, muchos jóvenes optan por la vía más fácil y económicamente más viable y sus prioridades no están precisamente en estudiar y superarse.
Se trata, además, de un fenómeno vinculado a las estructuras laborales en el planeta y sus demandas. En España miles de graduados universitarios son camareros, taxistas... Cuba no es ajena a tal proceso. Además se halla el retraso pedagógico y didáctico, que data de cuando se consideraba el conductismo y la programación del aprendizaje como penetraciones ideológicas del imperialismo. Los funcionarios ineptos también están en universidades y escuelas... La actual ministra no sabe ni quién fue Skinner.