"A golpe de fricasé de mango verde y puré de calabaza a pulso" trata de llenar el estómago a sus hijos Olga Lemus. Centenares de familias como la suya viven en la extrema pobreza en la ciudad de Santiago de Cuba.
Esta joven madre reside en el llamado "Zanjón de la Malaria", ubicado en las inmediaciones de los repartos Flores y 30 de Noviembre. La escasez y los precios abusivos la obligan a subsistir "sin dinero y con una sola comida al día".
"La receta me la dio una vecina que, ante la falta de proteínas, hace fricasé con algunas frutas y todo tipo de viandas", dijo Olga.
Las madres históricamente han sufrido frente a las cocinas en esta zona marginal, pero en los últimos años la situación se ha vuelto insostenible. La inflación produce hambre y desnutrición, lo que menoscaba psicológicamente a las familias.
Rosa es otra residente de ese barrio que varía la comida con compuestos como los de pepinillo y frutabomba, que hace "sancochados con especias, comino y salsa condimentada".
"En mi casa los sazones Goya e Iberia son los salvavidas; con eso la vieja le da sabor a los atoles de pan, las croquetas de yuca, la cáscara de fongo hecha ropa vieja, las hamburguesas de maíz y el congrí pintado con agua de plátano", comentó Frank, un universitario que vive en condiciones de indigencia.
Para Carmen, maestra jubilada que nació y sigue viviendo en la zona, hay "una guerra contra los pobres, no contra la pobreza, y lo peor es que el Estado culpa a los mendigos de su miseria, porque dice que somos el resultado de nuestras conductas y decisiones".
"Cuando triunfó la Revolución y me fui a alfabetizar, pensé que seríamos el mejor país del mundo. Medio siglo después soy una marginal y vivo de cara a la pobreza más cruel y creciente que existe", comentó.
El "Zanjón de la Malaria" es un área emblemática del llamado "Cordón de la Miseria", una franja de barrios insalubres que data de los años 60, pero proliferó a partir de 1990, cuando colapsó el bloque socialista.
Al principio eran puntos en la periferia, luego se extendieron por los alrededores de la ciudad y hoy se calcula que allí residen unos 40.000 cubanos en cuartuchos hechos de palos, cartones, pedazos de zinc, trozos de nailon, sacos viejos y pisos de tierra.
Sin embargo, el hambre no es un fenómenos exclusivo de las zonas vulnerables de Santiago de Cuba.
Un sondeo del proyecto CubaData reveló que en 2022 a un 82,5% de cubanos encuestados le preocupaba la falta de alimentos en el país. Esa insuficiencia provocó incluso que en el 70,8% de los hogares de los encuestados alguien comiera menos o se saltara comidas. También reveló que en el 71,1% de los hogares alguien llegó a quedarse sin comida en algún momento por falta de dinero o porque no había dónde comprarlos.
Acudir al mercado negro es mitad necesidad y mitad escudo
Los precios abusivos y la escasez de alimentos también laceran a los residentes de las comunidades densamente pobladas de Santiago de Cuba, en las que acudir al mercado negro es mitad necesidad y mitad escudo.
"Muchos se saltan comidas porque no les alcanza para pagar la libra de azúcar a 250 pesos, la de pollo a 400, el ovejo a 700, el cerdo a 750 y el kilogramo de leche en polvo a 2.500 pesos, dijo Anisley, de la céntrica Plaza de Marte.
Santiagueros como Guadalupe no ven "cómo salir del bache". Sus hijos llevan "un año a base de quimbombó y berenjena", porque no puede comprar un huevo a 110 pesos y la libra de picadillo 380, la malanga y el tomate a 120, el ají de ensalada a 150, el arroz a 220, los frijoles a 400 y el aceite a 1.500.
"Con caldo de boniato y pan con sabor a arena no hay quien viva, ni duerma tranquilo", dijo.
"Ni con represión, ni militarizando los campos eliminarán el hambre y garantizarán el desayuno, el almuerzo y la comida, que solo unas pocas casas pueden darse el lujo de servir", comentó por su parte Eduardo, aludiendo a la resolución del Ministerio de las Fuerzas Armadas que establece la custodia armada y la declaración como área militar de "zonas de producción agropecuarias, de inversiones constructivas y de montaje, y otras áreas urbanas y rurales".
"Los precios me traen con los pelos de punta. A falta de leche y proteínas incorporo, cuando puedo, agua con azúcar, el famoso refresco revolucionario de Cuba", dijo Benita.
Ni uniendo sus ingresos con lo de su esposa, a Montesinos le da para variar la despensa y compensar lo poco que el Estado vende a través de la libreta de racionamiento, por lo que hace poninas con sus vecinos y montan "sopones que siempre alcanzan, porque básicamente son agua hervida".
"Los que pueden, se sustentan con refresco instantáneo y cuerúas (galletas dulces), convertidas en las principales cuñas para paliar el hambre en Santiago de Cuba".
En la primera decena de junio, en las 1.747 bodegas del territorio no se habían distribuido los productos de la canasta básica que, luego de varios recortes, solo incluye ya —y con inestabilidad— arroz y azúcar.
El intendente Manuel Falcón ha achacado los atrasos al desfalco de alimentos en el puerto Guillermón Moncada y el incumplimiento del central Dos Ríos, cuando el escándalo de malversación se produjo hace más de un año y el ingenio cuestionado fue alabado hace solo tres meses por su "eficiencia".
Aunque el Gobierno se justifica, en el mercado informal aparecen, a precios exorbitantes, alimentos de todo tipo y productos de aseo de factura nacional, lo que refleja que el comercio minorista sigue al garete y sin control ninguno.
Como en el resto del país, para comer en Santiago de Cuba hay que pagar los precios de las MIPYMES.
Creo que ni cuando el machadato los cubanos pasaron tanta "brisa" Esta es la palabra en clave que inventaron los cubanos en los 70's para referirse al hambre cuando ya la libertad de expresión comenzaba a ser coartada por el mayoralato de Biran. Decir que hay hambre es contra revolucionario
Los verdeolivos,usan el hambre como mecanismo de control.No ye mueres de inanición,pero si padeces de malnutrición,anemia,etc,etc.En vez de ir desayunado como Dios manda a a trabajar( los pocos que trabajan en Cuba)van con el estómago pegado al espinazo.Claro,si sobra comida,entonces empiezas a pensar mejor,ya necesitas libertad de expresión, asociación.Los verdeolivos lo saben y te van a mantener " pugilateando" comida,o esperando el paquete del tío gusano que repudiaste antes y ahora prácticamente le haces sexo oral por una ayudita,remesa o recarga.Ah y ese guajiro que algabetizaste es seguro teniente coronel y es el que manda a meter presos a tus hijos cuando protestan por hambre y apagones.Bienvenidos a la revolución de los humildes.....
"Cuando triunfó la Revolución y me fui a alfabetizar, pensé que seríamos el mejor país del mundo...." Es cierto que la idiotez humana es infinita.
Hace apenas unos días en un articulo de Roberto Álvarez Quiñones aqui en DDC , sobre la otra cara de la desnutrición en Cuba, donde toca el tema del hambre desde el punto de vista de cuán nutritivo o no es la alimentación en el país, no precisamente si se llenan o no el estómago con cualquier cosa llamada alimentos. Como siempre nunca faltaron ciberclarias que ripostaron el artículo con argumentos como que no era perceptible esa desnutrición en los recién llegados de la isla a USA, queriendo ignorar el cuadro que se describe en este artículo. Desde luego no consideraron que los que arriban al exilio son también las clases con más poder adquisitivo, producto de familiares en el extranjero o tener ingresos muy superiores a la media del país. El hambre en Cuba es real, y no es un fenómeno nuevo, sólo se ha agudizado.
Finalmente, el Castrofascismo ha logrado que los cubanos tengan sola idea y piensen en una sola cosa : encontrar algo que comer,
Es triste y acojonante a la vez.
"Cuando triunfó la Revolución y me fui a alfabetizar, pensé que seríamos el mejor país del mundo. Medio siglo después soy una marginal y vivo de cara a la pobreza más cruel y creciente que existe"
¡Ya éramos el mejor país de Latinoamerica antes del 59! Lo perdimos todo por imbéciles, por poner a un hombre, un falso mesías, por encima de Dios mismo. Lo único que nos ganamos fue el infierno.