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Pobreza

'Calle 13', el cordón de la miseria en Santiago de Cuba

En estos 'llega y pon' viven miles de personas en condiciones insalubres y sin los mínimos servicios básicos.

Santiago de Cuba
Barrio insalubre en Santiago de Cuba.
Barrio insalubre en Santiago de Cuba. Diario de Cuba

Para Yelina la vida ha sido particularmente dura en "Calle 13", una franja de barrios insalubres también conocida como el "cordón de la miseria" en la ciudad de Santiago de Cuba, donde las letrinas y las tendederas eléctricas desnudan las falsas bondades del socialismo.

La historia de estos "llega y pon" data de la década de los 60, pero su crecimiento aumentó a partir de 1990, cuando colapsó el bloque comunista de Europa del Este y el Gobierno cubano demostró su incapacidad para implementar un programa de viviendas acorde a al crecimiento demográfico del país.

"Al principio eran puntos en la periferia, desde la Autopista Nacional hasta los contornos del Distrito José Martí y la Refinería Hermanos Día", dice Yelina, quien ha vivido 30 de sus 40 años en esos tugurios con pisos de tierra, hechos de palos, cartones, pedazos de zinc, trozos de nailon y sacos viejos.

El nombre de "Calle 13" surgió en la década del 2000, inspirado en el torrente de ira, desilusión y deseo de bienestar expresado por el dúo portorriqueño de igual nombre, ganador de numerosos premios Grammy.

"Inicialmente eran un puñado de chozas en La Risueñita, Quintero, el Micro 9, Los Guaos, Micro 7, el Río Gascón, el basurero municipal, Marimón, la textilera y los suburbios de la zona industrial", explica esta madre de tres hijos, que no tiene servicio de agua potable y tampoco de alcantarillado.

Con los años, las familias crecieron y, para independizarse, tenían que "clavar cuatro estacas en los solares", comenta Yelina. En esa área, miles de personas viven en condiciones insalubres, "sin contar los centenares de 'tentempié' que también se entrelazan en Altamira, Versalles, Bella Vista, Chicharrones, El Caney, San Juan, la circunvalación y el litoral de la bahía", añade.

Raúl, su esposo, declara a DIARIO DE CUBA sentirse víctima de un Gobierno que ni garantiza un hogar a las familias, ni las aleja del hacinamiento y otras penurias.

La historia de este trabajador ferroviario de 47 años es la de aquellos que cargan a solas con los tormentos de los suyos. "Nací, me casé y vi nacer a mis hijos en medio de esta indigencia", lamenta Raúl, quien al igual que su padre plantó su casa a la brava en un solar porque "vivía apilado junto a otras seis personas en un cuartico forrado de saco y tablas de pino".

"Cuando clavé los puntales, amarré con alambre aquel chinchal y armé lo mío, pensé que la solución sería momentánea", recuerda Raúl.

Sin embargo, al ver establecerse en el "cordón de la miseria" a médicos, maestros y hasta policías, perdió la fe en la mejoría y supo que la suerte de su familia estaba echada bajo las torres de alta tensión ubicadas en paralelo a la línea del ferrocarril de la ciudad de Santiago de Cuba.

En diálogo con otros residentes, DIARIO DE CUBA constató que casi todos los espacios están llenos y las casas cuestan hasta 50.000 pesos (unos 2.000 dólares al cambio oficial), cuando aparecen.

Según los moradores, en Calle 13 todo es ilegal, desde la electricidad, que sacan de los edificios cercanos, hasta el agua, que obtienen de las tomas que hacen a las conductoras.

Allí casi nadie tiene aspiraciones de comprarse un apartamento, que rondan los 200.000 pesos (unos 8.000 dólares al cambio oficial), al tiempo que la mayoría solo dispone de televisores en blanco y negro, radios viejos y fríos criollos, porque su poder adquisitivo empeoró a raíz de la Tarea Ordenamiento, al parecer diseñada para agravar los asuntos que el Gobierno prometió resolver al pueblo.

Al igual que Yelina y Raúl, ninguno de los vecinos tiene documento de propiedad de sus casas; tampoco acceso a los mercados, a pesar de que el Gobierno anunció que extendería hasta diciembre de 2022 la libreta de racionamiento otorgada a los núcleos constituidos de manera excepcional.

Fuera de la ciudad, los servicios como barbería, manicura y venta de viandas la ejercen sin patentes y en las puertas de las precarias casas.

En estos caseríos no hay tiendas, consultorios médicos, panaderías ni puntos de gas licuado. Por no contar con una infraestructura adecuada, los "llega y pon" son zonas de bajo voltaje, al punto que a partir de las 6:00 de la tarde, si enciende la cocina eléctrica los habitantes dejan sin luz el interior de sus casas.

Cocinar y lavar son problemas, porque las familias apenas disponen de depósitos de agua potable. Los desagües por lo general corren por la sala y los cuartos, donde se ligan con los residuales de las fosas.

Cuando llueve, la población tiene que salir de esos lodazales con botas o zapatos viejos que dejan en los arboles próximos a los fangueros.

En estos lugares el robo y el contrabando abundan, debido a que la Policía teme entrar o enfrentarse a los traficantes.

La situación de la vivienda en Cuba es uno de los problemas que la Revolución se comprometió a solucionar cuando llegó al poder. Pasados 62 años, la situación es cada vez más crítica y, en la periferia de las ciudades, este tipo de asentamientos siguen proliferando en condiciones penosas.

En junio DIARIO DE CUBA denunció las violaciones dentro del programa de construcción de viviendas en la segunda ciudad en importancia en la Isla. Unos 900 damnificados llevan alrededor de una década esperando por sus casas, que supuestamente habían sido entregadas por el Estado.

Al analizar el tema de la vivienda, Miguel Diaz-Canel criticó a la provincia por incumplir el plan del año 2020 y tener un serio deterioro de su fondo habitacional.

Díaz Canel dijo que, "aunque faltan recursos, lo que se ausenta es la sensibilidad y el rigor en trabajo", criterio respaldado por comandante Ramiro Valdés Menéndez, quien opinó que "el Gobierno y el Partido ni prestan la atención debida, ni tienen resultados".

Al rendir cuentas, la gobernadora de la provincia, Beatriz Johnson Urrutia, señaló: "explicar lo sucedido es tan difícil como decirle a más de mil familias santiagueras que en el año 2020 por irresponsabilidad nuestra no construimos sus viviendas".

Al cierre del primer trimestre de ese año en el municipio cabecera de Santiago de Cuba solo se habían concluido 53 viviendas por el plan estatal, 12 por la vía de los subsidios y 26 por esfuerzo propio.

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4 comentarios

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Ah, pero no importa, por muy mal que vivan (si a eso se le puede llamar vivir). De cualquier modo están mejor que si la gloriosa revolución no hubiera arruinado, digo cambiado, a Cuba. Esa es la posición de medio mundo (y hablo del mundo "bueno"). No somos nadie para discrepar con gente superior.

A joder. La provincia que más apoyo le dio a los mequetrefes en la Habana y ellos viviendo en palacetes robados. No me acuerdo de que país era un dictador en la historia, pero este donde nació o le dieron el apoyo incondicional tenías esa provincia con todos los lujos y comida mientras el resto del país de caí en pedazo. Algo parecido pasa en Cuba. En la Habana hay más soltura o un poco más de cosas que en el resto de las otras provincias.

Profile picture for user Mr. Grinch

De estas mugrientas moradas son muchos los que salen a desfilar el 1 de mayo y también a realizar manifestaciones de repudio a los descontentos con el régimen.