"El agua me persigue como una maldición campesina; conseguirla es tan difícil como paliar el hambre. Durante años consumimos la que bombeaban desde el Río Cauto, sabiendo que allí lavaban tractores, bañaban animales y era el destino final de los residuos albañales"… El testimonio de Anita, graduada en la Universidad de Oriente, sintetiza el dilema que tensa la vida de los cerca de 150.000 habitantes de Palma Soriano, Santiago de Cuba.
Esta mujer, profesora de secundaria básica, creció y cría a sus dos hijos con agua contaminada. Es otra madre desesperada por la indolencia que dilata las soluciones y torna descreída a las familias en la rivera del principal río de Cuba.
"Aquí te pasas la vida buscando comida o agua. Apenas alcanza el tiempo —y el dinero— para otras necesidades. Limpiar es un acto de fe; la insalubridad, una amenaza. Los ciclos insultan: una o dos veces al mes llega agua a la casa en un territorio rodeado de presas y con recursos hídricos suficientes", consideró Anita, de 48 años.
"Eso se dice rápido, pero atosiga, agobia. Muchas viviendas disponen de un sistema rudimentario para almacenar agua de lluvia, otras familias han construido pozos a precios exorbitantes. ¿Quién puede paga el tanque a 50 dólares? La mayoría anda con porrones y comprando cloro desde que se levanta", añadió la mujer.
Alejandro, del reparto Nito Ortega, apuntó que "eso no es nada comparado con lo que se sufre en los apartamentos".
"¿Se imagina el mal olor y la falta de higiene en los edificios, convertidos por la escases en ciudadelas verticales? Palma no es solo el segundo municipio más poblado de Santiago, sino uno de los más olvidados", comentó Alejandro.
Para Rita Almarales, anciana de la comunidad 8 de Marzo, "lo peor es que cuando el agua llega más de la mitad se pierde por los salideros. 62 años no han sido suficientes para cumplir las promesas. Todavía me muero y no veo la solución del problema".
En los consejos populares Victoria de Girón y La Ceiba, al conflicto del agua se suma el del alcantarillado. Lidia Cosme señala que la mayoría de las personas utilizan el baño para asearse, pero en los patios tienen letrinas para sus necesidades fisiológicas.
El primer acueducto de Palma Soriano se inauguró en 1926. Medio siglo después, se ampliaron sus redes y su planta de tratamiento, pero debido al crecimiento demográfico el agua tratada solo llegaba a un tercio de la población.
Esas constituyen, en su conjunto, la base de las obras hidráulicas ejecutadas en ese territorio. En 2016 el Estado emprendió un proyecto para dotar de acueducto, alcantarillado y drenaje pluvial a toda la demarcación.
Fernando Luís Ferrer, jefe de la obra, aseguró a la emisora oficial Radio Baraguá que hasta el momento se han concluido las cuatro conductoras planificadas: Gota Blanca, El Cocalito, La Concepción y La Teresita, al igual que la planta de tratamiento El Arcoíris, la única que funciona en la actualidad.
Maricela Fernández, directora de Aguas Turquino, explicó a la misma emisora que se han habilitado 21 puntos de distribución, además de dos plantas de agua purificada. No no hay que hervirla, dijo, se vende a la población, y por su bajo contenido de sales de magnesio y potasio incide en la reducción de los problemas renales, una de las dificultades de salud del territorio.
Recientemente, Inés María Chapman Waugh, viceministra primera de Cuba, revisó el estado de las inversiones hidráulicas en Palma Soriano, que según los reportes oficiales marchan al 63% de su ejecución y ratifican cómo la acumulación de problemas dificulta su solución a corto y mediano plazos.
Por su cronograma constructivo, el acueducto de Palma Soriano demorará en total siete años (2016-2022), casi el doble del tiempo en el que se edificó el de Santiago de Cuba, que a un costo superior a los 200 millones de dólares figura como el proceso de rehabilitación más complejo ejecutado en la Isla.
Según la Agenda de Desarrollo Sostenible presentada por Alfredo Correa Álvarez, director general de inspección y sistemas del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, el acueducto de Palma Soriano está entre los 17 que se rehabilitarán en el país hasta el año 2030.
Abel Salas García, presidente de la Organización Superior de Dirección Empresarial de Agua y Saneamiento, señaló en su última rendición de cuentas sobre el tema que en Cuba 816.685 habitantes reciben el agua en pipas, y de ellos más de 155.000 lo hacen con ciclos superiores a los 15 días.
De acuerdo con el sitio web Cubadebate, Salas García subrayó que en la actualidad 621.143 personas no tienen servicio por redes y alrededor del 69% (más de 427.000) se concentran en áreas rurales de Villa Clara, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma y Santiago de Cuba.
Pues sí, como dice Mike, muy contenticos y orgullosos de ser la cuna... A ver si se enteran que el niño se puso viejo y se murió y necesita una tumba.
Pero son la cuna de una ''Involución'' de 61 años tan verde como sus palmas... claro, cuando haya agua para regarlas.