Las aguas albañales circulan a la vista de todos entre los edificios del Hoyo del Micro 7, comunidad de la ciudad de Santiago de Cuba donde la población vive expuesta a la acumulación de basura y a las condiciones insalubres que propician enfermedades.
"En el Distrito José Martí nadie se preocupa por la situación epidemiológica. Esa rotura lleva años y los de Comunales vienen, tiran dos palazos y hacen el paripé. Luego se largan dando por resuelta la pudrición que llena de infección y mosquitos nuestras casas", dijo Mirta, residente en uno de los apartamentos colindantes con la zanja y el improvisado vertedero.
En la intersección de la Avenida de Los Pinos y el tramo que conduce a la Sala Polivalente, Soraya se explaya casi todas las mañanas: "Hay que salir con zancos y patas de rana para no enfangarse los pies en el lodazal" que la empresa de Alcantarillado mantiene en la puerta de su vivienda.
Frente al Palo del Aura, Radamés y Albita discutían sobre el ciclo de distribución de agua en Sevilla y Siboney, que "va por 60 días, mientras la población paga entre 100 y 150 pesos por el barril, que los carretilleros casi nunca venden lleno".
"En mi barrio llevan una semana fumigando porque hace casi ocho meses no lo hacían. Es como si intentaran eliminar los mosquitos en tiempo récord, y no con el trabajo sistemático que debe hacer Salud Pública para erradicar el dengue", dijo Erasmo al retratar lo que sucede en Flores y Chicharrones.
Sentado en su taburete, Carlos mantenía la vista fija en el vertedero del reparto Sorribe. "Hemos protestado a todos los niveles. El delegado y la presidenta del Consejo Popular viven pendientes de los módulos que llegan a la bodega a ver qué se les pega, pero no les interesa si circulan cinco cepas de Covid-19 o mil variedades de sarna y rasquiña".
Desde finales de 2018 "en esta ciudad ni existen, ni se respetan los ciclos de recogida de desechos sólidos", dijo Lesbia, de la calle Trocha, una zona donde los vecinos aprovechan las áreas baldías para colocar la basura, que permanece a la vista pública hasta 15 días o más.
"A mi nuera le interrumpieron el embarazo por zika", lamentó Dania, vecina de Santa Ursula, quien pide que resuelva el problema de las calles convertidas en vertederos con animales muertos, escombros, botellas, nailon de pollo y otros desechos.
Noris, de Altamira, desconfía de una pronta solución. "El Gobierno ni supervisa, ni dispone de un cuerpo de inspectores que sancione a los infractores. Todo se concentra en multas por el mal uso del nasobuco".
El mismo temor tienen los moradores de Indaya y el Camino de La Isla, barrios periféricos donde los vecinos optan por dar candela a los desperdicios porque nadie los recoge y se convierten en criaderos de vectores.
"Al peligro de los miles de metros cúbicos de basura desperdigados en las calles, se suma la presencia de los ratones y la amenaza de la leptospirosis", criticó Camila, del reparto Antonio Maceo, infestado de mosquitos Aedes aegypti.
El periódico provincial Sierra Maestra se dedica, entretanto, a hacer lista de las necesidades de las Empresas Comunales y la de Aguas y Alcantarillado de Santiago de Cuba, en las que ningún funcionario se responsabiliza con la falta de higiene que alarma y atenta contra la salud de los habitantes del municipio cabecera.
Bajo el título "De aguas y recogida de desechos sólidos", el periódico dijo que "de los 52 carros cisternas o pipas de agua, solo 11 están aptos para su uso", mientras que de los 80 carros especializados en la limpieza de fosas y alcantarillas solo "23 se encuentran habilitados para dicha tarea".
Con respecto a los ciclos de distribución de agua, la periodista Milagros Alonso reconoció que en "el Puerto de Boniato, Siboney y Calentón, tienen un margen de 60 días y más", sin profundizar en las causas de esa situación en una ciudad en la que el Estado invirtió —hace menos de una década— más de 200 millones de dólares para que el suministro fuera diario.
La irritación de los habitantes es mayor porque, según la información oficial, la capacidad de embalse de agua del territorio se encuentra por encima del 80%, lo que garantizaría la distribución por un periodo de dos años, aun si el régimen de lluvias fuese escaso.
El Sierra Maestra publicó también que en Santiago de Cuba diariamente "se corrigen entre 35 y 45" salideros de agua. Sin embargo, para muchos la información resulta inverosímil debido a la cantidad de afectaciones de ese tipo por toda la ciudad. También resulta indignante, ya que el territorio fue dotado de excavadoras y compresores para las reparaciones.
Tampoco es creíble que de las "obstrucciones" se "resuelvan 42 por jornada", ya sea de forma manual y mecanizada. De ser así, ya no existirían.
Según el órgano del Partido Comunista provincial, de los 43 tractores y equipos recolectores de basura solo funcionan 16 en la segunda ciudad en importancia de Cuba, básicamente por el déficit de combustible, piezas y neumáticos, aunque nada se dice de los camiones "canibaleados" o destruidos por la falta de mantenimiento.
Esa son algunas de las razones por la que proliferan los vertederos, y el pueblo observa carretas de tracción animal por las principales avenidas, que no dan abasto para recoger los 3.000 metros cúbicos de basura que se generan en la urbe y complican la situación epidemiológica en tiempos de Covid-19.
La tercera sesión extraordinaria, de la IX Legislatura del Parlamento cubano, reconoció que las deficiencias relacionadas con el manejo integral de los residuos sólidos urbanos dañan el ornato, la higiene, la imagen y la limpieza de todas las ciudades de la Isla.
Al reseñar el tema, Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, citó las críticas que Mildrey Granadillo De La Torre, subtitular del Ministerio de Economía y Planificación, hizo a los servicios comunales en la Comisión de Salud y Deporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Según la viceministra, en Cuba existen 841 vertederos y 190 centros de procesamiento de residuos urbanos, que son blanco de quejas de la población debido al mal uso de los equipos, la pésima organización y el incumpliendo de su cometido.
¡SÍ , coño, sí hay agua... SUCIA pero la hay!