La preocupación y el escepticismo crecen entre los vecinos de la ciudad de Santiago de Cuba, que de manera alarmante y sin control ven aumentar la acumulación de desechos sólidos, la falta de higiene y las negligencias que atentan contra la salud colectiva.
Para Roberto Justiz, del reparto Veguita de Galo, el bloqueo y la falta de combustible "son el saco donde entran todas las justificaciones de la Empresa de Servicios Comunales, que si algo ha demostrado durante el último año es su incapacidad para cumplir con su cometido".
"Si Holguín es la ciudad de los parques, Matanzas la de los ríos y Camagüey la de los tinajones, Santiago de Cuba califica como la urbe de la basura", comentó a DIARIO DE CUBA Teresa García, en medio de una acalorada discusión sobre la erradicación de los microvertederos en las esquinas de casi de todas las comunidades residenciales de la segunda ciudad en importancia de la Isla.
"Por favor, no mencione mi nombre, yo soy militante del Partido, pero sentí vergüenza cuando el Presidente Miguel Díaz Canel dijo en el Noticiero Nacional de Televisión que se iba satisfecho de su visita a Santiago, donde la insalubridad nos tiene llenos de dengue, sarna y otras enfermedades afines", comentó un lugareño.
Guillermo Ortega, del Reparto Sueño, la emprendió contra el estercolero improvisado en las inmediaciones del Complejo Deportivo Antonio Maceo, un lugar frecuentado por niños, adolescentes, jóvenes y hasta adultos mayores, que van a ese lugar en busca de bienestar y vida, pero en realidad se exponen a las picaduras de los mosquitos y encuentran otros peligros.
"Desde finales del 2018 en esta ciudad no existen ni se respetan los ciclos de recogida de desechos sólidos", dijo Nieves Herrera, de la popular calle Trocha, quien reflexionó sobre la polémica en una zona donde no hay áreas baldías para colocar la basura, que permanece a la vista pública hasta diez y más días.
La anciana Rosita, radicada en los límites entre Flores y Santa Úrsula, comentó que ella resuelve el problema pagándole a quienes barren la calle; mientras que Hortensia, del bloque S, en el Micro 7, se refirió a la indolencia de los trabajadores de comunales: "Unos porque votan más basura que la que recogen; otros, porque la ignoran, aunque están en su ruta hacia el vertedero".
"Mi hijo tuvo dengue y a mi nieta le interrumpieron el embarazo por zika", contó Delia Arzuaga, vecina del 30 de Noviembre, que continúa esperanzada en que resuelvan el tema de las calles convertidas en depósitos de escombros, animales muertos, pomos, latas y hasta desechos orgánicos.
Pedro Ortiz, de Altamira, desconfía de una ágil y pronta solución a dicha problemática, porque al igual que Olga Hernández, del reparto Versalles, piensa que el Gobierno ni supervisa ni dispone de un cuerpo de inspectores que sancione a los infractores estatales.
El mismo temor tienen los moradores de Marimón, Agüero y Venceremos, barrios periféricos donde los vecinos optan por quemar los desperdicios, porque nadie los recoge y se convierten en criaderos de vectores.
Pedro Martínez aseguró que "en los basurales viven ratones que parecen jutías, lo que es sinónimo de leptospirosis"; opinión que contrastó con los hechos vandálicos de los "buzos", que inutilizan los colectores de plástico para venderlos a los fabricantes de platos, palillos, vasos y otros objetos.
"Al peligro de los miles de metros cúbicos de basura desperdigados en las calles, se suma el de los fuertes aguaceros de los últimos días, pues ambos fenómenos complican el cuadro epidemiológico en el distrito José Martí, seriamente infestado por el mosquito Aedes aegypti", advirtió Evaristo Padilla.
"Resulta contradictorio que nos mantengan pesquisando las casas para cerrar las brechas a la trasmisión, cuando en las esquinas la suciedad nos desmoraliza, la insalubridad está al orden del día y la gestión ambiental es fallida", indicó una joven estudiante de Medicina.
La doctora Idalmis, que labora en un consultorio de Los Pinos, comentó: "Se le exige a las personas higienizar sus hogares, pero institucionalmente no recogemos los desperdicios. Ese es un círculo vicioso, donde se atacan las consecuencias y no la causa de los problemas sanitarios que generan las enfermedades infectocontagiosas".
Mientras tanto, la prensa local asegura en sus páginas web que en la actual situación es imposible cumplir los ciclos de recogida de basura. Solo se priorizan las arterias principales, los parques más céntricos y los hospitales. Las escuelas no escapan a este fenómeno tan dañino.
Según el sitio digital de la emisora CMKC, la Empresa de Servicios Comunales de Santiago de Cuba dispone de unos 6.000 trabajadores, y de ellos cerca de la mitad debe recoger los 3.000 metros cúbicos de desechos que se generan diariamente en el municipio más poblado del país.
Ante el déficit de combustible y los problemas con las piezas de repuesto, que mantienen casi inoperante su parque de tractores y camiones recolectores, se emplean otras alternativas, como el uso de carretillas y porteadores privados que, según las autoridades, resultan insuficientes.
La tercera sesión extraordinaria de la IX Legislatura del Parlamento Cubano, reconoció que las deficiencias relacionadas con el manejo integral de los residuos sólidos urbanos dañan el ornato, la higiene, la imagen y la limpieza de todas las ciudades de la Isla.
Al reseñar el tema, el diario oficial Granma citó las fuertes críticas que Mildrey Granadillo de La Torre, subtitular del Ministerio de Economía y Planificación, realizó a los servicios comunales en la Comisión de Salud y Deporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Según la viceministra, en Cuba existen 841 vertederos y 190 centros de procesamiento de residuos urbanos, que son blanco de cuantiosos planteamientos de la población debido al mal uso de los equipos, la pésima organización y el incumpliendo de sus obligaciones.
La basura es REINA en La Habana, de hecho es más grande que Santiago de Cuba y en cada esquina hay un basurero y aguas pestilentes y además allí radica el gobierno, que es la mayor basura en cuba.