A un 82,5% de cubanos residentes en la Isla encuestados por el proyecto CubaData le preocupa la falta de alimentos en el país. Esa insuficiencia ha provocado incluso que en el 70,8% de los hogares de los encuestados alguien haya comido menos o se haya saltado comidas, según reveló la Encuesta sobre Seguridad Alimentaria.
El mayor porciento de los cubanos que respondieron la encuesta (28%) dijo haber tenido que preocuparse por no disponer de suficientes alimentos durante todos los días del mes. El 14% dijo haber sentido esa inquietud una o dos veces en el mismo periodo; el 23,5% aseguró haberla experimentado al menos una vez por semana, y el 23,1% dijo haber tenido esa preocupación casi a diario. Solo el 10% de los encuestados no había tenido que preocuparse por la falta de comida en todo el mes.
Pero la falta de alimentos pasó de ser una preocupación a convertirse en una realidad para muchos de esos cubanos, reflejada en que en el 70,8% de los hogares de los encuestados alguien tuvo que comer menos o incluso llegar a saltarse comidas por la escasez de víveres.
Un 18% de los encuestados respondió que en su casa esa situación se había dado solo una o dos veces en el mes, mientras un 25% la había vivido al menos una vez por semana. El 18,5% dijo haber sufrido esa situación casi a diario, mientras para el 9,8% ese había sido el escenario de todos los días del mes. El 28% no había tenido que enfrentar ese panorama en ningún momento durante el mismo periodo de tiempo.
En el 71,2% de los hogares de esos cubanos, alguien se quejó de hambre al menos una vez al mes, y aproximadamente la misma cantidad de hogares (71,1%) llegó a quedarse sin comida en algún momento por falta de dinero o porque simplemente no había donde comprarlos.
Al 20,6% le ocurrió esto una o dos veces al mes; al 26,7%, al menos una vez a la semana; al 15% casi a diario y al 7,7%, todos los días, mientras un 29,9% pudo afirmar que no había enfrentado esta situación en todo el mes.
Un 43,8% de los cubanos encuestados alegó la falta de lugares donde conseguir los alimentos como la razón por la que faltaron en su hogar. Un 18,3% dijo que el dinero no le alcanzaba, mientras un porciento similar (18,5%) afirmó que la ración de víveres entregada por el Gobierno a través de la libreta de racionamiento no alcanza.
En este contexto, en el que comer se ha convertido casi en un lujo, los cubanos encuestados han visto reducirse la calidad (89,2%) y la variedad (92%) de los productos que ingieren. El estudio reveló una dieta poco equilibrada y baja en frutas y vegetales.
Como si la escasez de comida no fuera suficiente, el estudio mostró que los cubanos encuestados habían sido víctimas de engaño al comprar alimentos, que, por ejemplo, estaban caducados o pesaban menos de lo que debían pesar.
Al 22,4% le ocurrió esto una o dos veces al mes; al 26,8% le sucedió al menos una vez por semana; al 20,9% casi a diario, y al 16,4% todos los días. Solo el 13,5% aseguró no haber sido víctima de ningún engaño en todo el mes.
El estudio de CubaData deja en evidencia al ministro de Agricultura, Ydael Pérez Brito, quien, mientras los cubanos pasan hambre, afirmó que los pueblos merecen y necesitan que se les garantice su alimento, durante la XLIII Conferencia de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Italia, la semana pasada.
Los datos que revela el proyecto corresponden a 2022, pero reflejan una situación que se mantiene en 2023, cuando la escasez de comida sigue golpeando a los cubanos, como reflejó un reporte de DIARIO DE CUBA sobre el contenido de los refrigeradores en la Isla, en junio pasado.
En el mismo mes, otro reportaje de este medio mostró que en Santiago de Cuba el mango se ha convertido en el paliativo para el hambre.
"Comemos mango en el desayuno y mango por las noches. Gracias a eso, sobrevivimos. Cuando se acabe el mango, veremos qué pasa", dijo un jubilado.
En marzo pasado, un reporte del medio oficial Invasor reveló, luego de un denuncia en Facebook, una estafa con unas presuntas latas de pasta de tomate vendidas en varias provincias bajo el sello de la empresa agroindustrial Ceballos, de Ciego de Ávila.
El estudio de CubaData demuestra que ese no fue solo un caso aislado y que los cubanos, además de la escasez de alimentos, tienen que lidiar con falsificaciones, con una frecuencia mayor que la que muestra la prensa oficial.
Los resultados que acaban de salir a la luz son el producto de un panel de seguimiento realizado a lo largo de 2022. El estudio de panel es una técnica de investigación que permite el seguimiento de un grupo de personas a lo largo del tiempo, registrando mediciones repetidas de las variables de interés en intervalos preestablecidos. Este enfoque ofrece la ventaja de proporcionar una visión precisa de los cambios en las variables a lo largo del tiempo, y de permitir la identificación de los factores que influyen en dichos cambios.
Los datos obtenidos a través de un panel pueden utilizarse para identificar patrones de comportamiento individual y grupal, así como para investigar las relaciones causales entre variables.
Las ventajas del estudio de panel se pueden resumir en tres aspectos principales, según CubaData: mayor precisión en la medición de los cambios, posibilidad de analizar causas y efectos, y mayor eficiencia en la recolección de datos.
El panel se nutrió de encuestas online que estuvieron dirigidas a mujeres y hombres de 18 a 81 años, distribuidos en todas las regiones de Cuba. La muestra que conforma el panel es no-probablística y fue obtenida mensualmente desde abril hasta diciembre de 2022. Cada mes, entre 1.333 y 2.106 personas completaron la encuesta, haciendo un total de 16.006 casos. De ese grupo, aproximadamente el 42% fueron panelistas.
