Una denuncia en Facebook hizo que la prensa oficial cubana indagara el origen de unas presuntas latas de pasta de tomate vendidas en varias provincias bajo el sello de la empresa agroindustrial Ceballos, de Ciego de Ávila, lo que acabó revelando una estafa que sufrieron numerosas personas.
De acuerdo con el periódico oficial avileño Invasor, la empresa confirmó que los enlatados, que generaron quejas por su pésima calidad, no fueron fabricados por Ceballos, aunque tenían su etiqueta.
"En la calle Garzón de Santiago de Cuba, en la zona de los 18 plantas, hoy 3 de febrero de 2023 hay un camión vendiendo latas de puré de tomate que no saben a puré de tomate. No dejan de vender, venden unas siete latas por minuto", denunció en su muro de Facebook el cineasta cubano Amílcar Melián.
"Las pequeñas a 150, las grandes a 600 pesos. El contenido es rojo, no es espeso y sabe a frutabomba, y a algo picante. (...) Ese saborcito ácido-picante sugiere que ese puré está a punto de echarse a perder. Es lo que sugiere. Caballero, yo he hecho puré de tomate cientos de veces y no hay manera de que no sepa a otra cosa que no sea a tomate", apuntó.
"Le pregunté al vendedor si era tomate real, y me dijo que sí. No es una tontería preguntar eso, debe ser un agravante. (...) Estuve unos 30 minutos decidiéndome, y me fui porque no confiaba. (...) Entonces viré y compré la lata de 600 pesos. Vaya, me lo merezco. (...) En este post, etiqueto a dos periodistas serias de Ciego de Ávila por si quieren hacer algo con ello ahora o más adelante", finalizó su denuncia.
Una de las reporteras etiquetadas, Saylí Sosa Barceló, autora del reportaje publicado por Invasor, aseguró que la directora de la Comercializadora de la Agroindustrial Ceballos, Arliety Gutiérrez Pérez, dijo que a partir del supuesto número de lote y folio del envase y la fecha de fabricación de las latas mostradas en las denuncias se podía poner en entredicho la veracidad del producto.
"Para argumentar que se trataba de una falsificación, la directiva añadió cifras de producción y distribución, dejando claro que el producto fabricado por ellos no fue comercializado durante los últimos dos años en redes minoristas", señaló.
Pese a que la paste de tomate es altamente demandada por los cubanos, que la ven como una opción más económica que comprar el tomate y elaborarla por su cuenta, Invasor reveló además que las ventas de Ceballos en 2021 fueron de 44.429 latas, de ellas 23.000, más de la mitad, "destinadas al turismo, y el resto a la venta mayorista".
"En 2022 la empresa solo produjo un total de 19.795 latas, de ellas 16.325 comercializadas directamente con el turismo y clientes que retornan capacidad líquida; el resto se destinó a la comercialización mayorista", agregó el reporte.
En lo que respecta al puré de tomate, Ceballos aclaró que en 2021 no fabricaron el formato de 3,2 kilogramos, mientras que en 2022 se envasaron 35.811 latas, destinadas fundamentalmente al turismo. O sea, a los hoteles.
Gutiérrez Pérez denunció que el éxito de la marca hizo que "elementos inescrupulosos" introdujeran "un producto que no es nuestro con nuestra marca comercial. No es la primera vez que la Empresa Agroindustrial Ceballos se ve envuelta en una situación de plagio", afirmó.
Invasor indicó que no solo en Santiago de Cuba han sido vendidas las latas falsificadas, sino también en La Habana, Camagüey y la propia Ciego de Ávila.
"Restaría saber si la etiqueta salió de la entidad o del lugar donde se imprimió", apunta el reporte de Invasor.
El reporte concluye que además "queda en el aire el sentido de la indefensión de clientes poco instruidos, necesitados o confiados ante delitos de esta naturaleza. Queda, también, la escasísima observancia de las autoridades locales, que permiten las ventas directas de productos sin exigir documentos mínimos, como facturas, declaración de conformidad o lugar de procedencia".
A ello se suma la desesperación de los cubanos por obtener alimentos en medio de la mayor escasez que se recuerde en 30 años en la Isla y mientras el Gobierno prefiere garantizar la pasta de tomate que consumirán los turistas y dejar a sus ciudadanos a merced de los inventos de estafadores y de los suyos propios, que no son pocos.