Migajas y más apagones en Santiago de Cuba: 'por eso el pueblo toca fondo'

Pese a la militarización de la ciudad, residentes en Santiago de Cuba volvieron a protestar en las calles el lunes a ritmo de conga, tocando calderos y con frases como "¡Es ahora!", "No hay comida, no hay corriente" y "Pinga pal presidente".

Fue la respuesta a las autoridades que intentaron acallar los reclamos con la venta de tres libras de arroz, cuatro de azúcar y un poco de leche para los niños que solo alcanza para unos cinco días.

Más que como un paliativo para el hambre, la distribución de estos productos fue recibida como una burla de un Gobierno incapaz de frenar la crisis que exprime los bolsillos de las familias.

"Con más apagones y bocados de comida quieren callarnos", dijo Xiomara Blanco, una de las madres que protestó el domingo en Carretera del Morro, epicentro de las manifestaciones en la segunda ciudad en importancia en la Isla.

La situación es "irritante e insostenible", añadió Blanco, profesora de secundaria básica. En el primer trimestre de 2024 su hija ha recibido "solo la mitad de la leche en polvo que le correspondía".

"En enero vendieron leche para 25 días, en febrero para diez y en marzo para 15", incluida la que prometieron dar de forma gratuita por ser parte de un donativo, pero que el Gobierno "cobró como si la hubiese importado".

Peor suerte tienen los hijos de ocho y diez años de Xiomara, a quienes el Gobierno ya les quitó la leche para sustituirla por "una bebida vitaminada, que nadie conoce y nunca han distribuido".

Graciela Orozco, pediatra jubilada, acusa de insensibilidad de los dirigentes cubanos. "Nadie entiende que los alimentos aparecieran en tiempo récord", después de que los santiagueros salieran a las calles a gritar por "comida y corriente".

"Lo más seguro es que estuvieran en los almacenes y por morosidad no habían sido repartidos", opina. "Por esas y otras situaciones el pueblo toca fondo, y no por el bloqueo ni la cabeza de un guanajo".

"Estamos en manos de incompetentes y ladrones. Si en su país el ministro de Economía roba, qué usted puede esperar del resto", fustigó Orozco.

Frente al mostrador de una bodega ubicada en Carretera del Morro, Lourdes le pidió a Mima, la administradora, que canalizara su inquietud: "¿A quién se le ocurrió la idea de sustituir la leche de un mes por un paquete de galletas?".

Entretanto, La China, dependienta de la tienda de Calle 2, pedía a los clientes que compraran las tres libras de arroz por persona que le habían orientado vender, ya que llevaba casi 48 horas sin ir a su casa.

En medio de la fuente vigilancia policial, Francisco Arébalos preguntó a viva voz: "¿Si ayer protestamos por apagones de 16 horas, por qué hoy los cortes eléctricos alcanzan las 20 horas diarias?".

Rebeca Suárez, violinista de la banda municipal de conciertos, se explayó en la puerta de su casa porque el refrigerador se le "quemó" y no tenía dónde guardar las tres libras de pollo para alimentar a su madre postrada.

Las situaciones de inconformidad por la crisis energética y alimentaria se viven igualmente en los repartos Abel Santamaría, Micro 9, Altamira, San Pedrito, la Barca de Oro y Agüero, como en todo Santiago de Cuba.

Aunque los dirigentes insisten en que terminaron las manifestaciones, los vecinos continúan denunciando las pésimas condiciones en que malviven a diario.

Al caer la noche, Santiago de Cuba era una ciudad sitiada por la Policía y las Fuerzas Armadas, a la caza de lo que el régimen denomina "provocadores".

En el poblado de El Cobre, escenario de detenciones y brutalidad policial, la situación se mantenía tensa y el pueblo exigía la liberación de los prisioneros.

Frente a la sede del Gobierno y el Partido Comunista estaban las "brigadas de respuesta rápida", a las que en medio de la escasez se les veía comiendo pollo frito y hasta confituras importadas.

La población cubana lleva meses sufriendo una grave crisis energética y alimentaria, recrudecida por la falta de medicinas y los problemas con la distribución de agua.

Por el nivel de irritación popular, todo indica que Cuba vive un nuevo ciclo de protestas sociales, similares a la del 11 de julio de 2021.

En la Isla los apagones se agravan por la falta de combustible y las fallas de las centrales eléctricas, con una tecnología obsoleta.

Recientemente, el Gobierno solicitó ayuda al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas para garantizar el suministro de leche en polvo subvencionada a los niños menores de siete años.

Esta es la primera vez que el régimen solicita apoyo de la ONU, debido a que la producción nacional de leche se ha deteriorado de forma acelerada. Aunque en los establecimientos de las MIPYMES se puede encontrar leche fluida y en polvo, su precio es inaccesible para la mayoría de los cubanos.

A esto se suma que el Estado no puede garantizar el pan subvencionado hasta finales de marzo, por falta de harina y financiamiento.