El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) anunció que los pobladores de la mayoría de los municipios de Artemisa serán inmunizados contra el Covid-19 con la vacuna china Sinopharm, que se aplica desde el domingo último en la mayor parte de Cienfuegos.
De acuerdo con un reporte de la estatal Agencia Cubana de Noticias (ACN), en el municipio cabecera de Artemisa y Bauta se terminó de administrar el fármaco cubano Abdala, que todavía se aplica en Mariel, San Antonio de los Baños y Güira de Melena.
Pero en San Cristóbal, Caimito, Guanajay, Candelaria, Alquízar y Bahía Honda se vacunará con la Sinopharm, una decisión que las autoridades de salud achacaron a que recibieron un donativo, pero cuyo uso dentro del esquema de vacunación con medicamentos cubanos no ha sido explicado.
Artemisa es el sexto territorio cubano con mayor tasa de incidencia de casos del virus, con 1.179 por cada 100.000 habitantes. El MINSAP allí reportó oficialmente en los últimos 15 días 6.077 pacientes positivos.
A ese territorio llegaron en las últimas horas miembros de las brigadas Henry Reeve, que La Habana exporta a diversos países, pero que ante la carencia de personas médico ha tenido que desplegar en casi todo el territorio nacional.
Estos profesionales llegaron a Artemisa desde Matanzas, y una parte fue destinada al Hospital General Docente Comandante Pinares, de San Cristóbal, y el Policlínico Orlando Santana, de Mariel, mientras que un grupo de epidemiólogos trabajan en la atención primaria de salud.
Otros 16 sanitarios que llegaron el martes desde la Isla de la Juventud atenderán casos pediátricos positivos al virus internados en la Escuela Interarmas General Antonio Maceo, en Caimito.
El anuncio de que el MINSAP comenzaría a usar la vacuna china echó por tierra la propaganda del Gobierno que aseguró a inicios de año que Cuba sería el primer país del mundo en inmunizar a su población con inyectables propios.
El lunes último, Vicente Vérez, director del Instituto Finlay de Vacunas, dijo al comparecer en el espacio televisivo de la Mesa redonda que esa entidad tenía "un mes de atraso por el retraso productivo de Soberana 02" y culpó de ello al embargo de EEUU, que habría demorado el arribo de "un grupo de insumos", y a "algunos problemas técnicos en las instalaciones".
El funcionario no mencionó siquiera el uso de la Sinopharm en el esquema de vacunación local. Tampoco dijo de cuántas dosis de ese fármaco dispone el MINSAP.
La aspiración de proteger la "soberanía tecnológica" del país para no tener que depender de proveedores foráneos y de los vaivenes del mercado internacional fue la razón que invocó el Gobierno tanto para desarrollar sus cinco candidatos vacunales contra el Covid-19 como para rechazar sumarse al programa internacional de distribución de dosis COVAX.
La decisión de usar la Sinopharm en los cubanos, que no había sido mencionada en los medios nacionales hasta que los de Cienfuegos lo anunciaron, contrasta además con los anuncios del suministro de vacunas cubanas a países como Venezuela y Vietnam.
Para el científico cubano Amílcar Pérez-Riverol, hay varias preguntas sin respuesta en este asunto. Entre ellas: "¿se necesita aval de la agencia reguladora cubana, o basta con la autorización de China y la Organización Mundial de la Salud?" para aplicar la Sinopharm.
"Yo no creo que esta decisión se deba a que Cuba no confíe en la efectividad de sus vacunas. (...) Creo que tiene que ver con usar miles de dosis donadas en un país que necesita desesperadamente vacunar. Irónicamente, cuando a finales de 2020 y cuando casi nadie había hablado del mecanismo, comencé a preguntar por COVAX o por la negociación de otras vacunas, escribí que incluso dos dosis contaban. Aquí está", subrayó en un largo análisis publicado en sus redes sociales.
"Como dije en un post anterior, con apenas 28% de su población completamente vacunada, Cuba está bien lejos de la proyección, que era del 70% para agosto. Incluso de la del 33.5% de julio. Todo eso, en medio de un aumento enorme de casos y muertes. Una vez más llenarse la boca de proyecciones triunfalistas fue más fácil que cumplirlas", culminó.
En su intento de que alguién le finaciara la producción de las vacunas, el régimen castrista escupió pa' rriba. Cuba no tiene la capacidad industrial ni tecnológica para producir vacunas a gran escala.
Aquí en DDC se publicó hace un tiempom una entrevista con el ministro de salud pública donde este confasaba que Cuba no tenía dinero para comprar las vacunas internacionales y esa era la razón por lo que aventuraban a producir las propias.
La pandemia ha desnudado el mito y mentira de la sanidad pública en Cuba