'¿No era que no íbamos a usar vacunas extranjeras porque las nuestras aseguraban la inmunización de toda la población?'

El repentino anuncio de que la mayoría de los municipios de Cienfuegos comenzaron a vacunar el domingo con el fármaco chino Sinopharm contra el Covid-19 ha generado toda clase de interrogantes entre los cubanos, a las que las autoridades buscan atajar.

"Está noticia parece incompleta. En primer lugar, no se informa de ningún ensayo clínico con el uso combinado de Sinopharm y Soberana Plus. En segundo lugar, si se va a aplicar en Cuba una vacuna extranjera, la comunicación le corresponde al MINSAP o al Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED), pero nunca al Instituto Finlay. ¿Por qué no se aplica Soberana 02, que ya está aprobada como vacuna por el CECMED?", cuestionó un usuario que firma como JD en el foro del sitio oficial Cubadebate.

En el mismo espacio, alguien que firmó con el seudónimo de Preocupado, señaló: "¿No es que no íbamos a usar vacunas extranjeras porque las nuestras aseguraban la inmunización de toda la población? No es por quitar méritos, pero leí varias veces que estaba asegurada la producción de las vacunas cubanas. Entonces quisiera entender el repentino cambio de introducir esta vacuna china, y además, por qué esta y no la rusa, que tiene mejor porciento de eficacia demostrada, incluso ante la variante Delta".

Lo cierto es que muchos internautas cuestionan dónde quedó la promesa de las autoridades de que Cuba sería el primer país que tendría vacunada a su población contra el nuevo coronavirus con fármacos propios. 

En el programa televisivo de la Mesa redonda del pasado 10 de agosto, titulado "Vacunación y efectividad", el doctor Gerardo Guillén, director de Investigaciones Biomédicas del Instituto de Ingeniería Genética y Biotecnología, dijo que Cuba tenía para esa fecha al 29,4% de su población inmunizada, muy lejos del 70% prometido por las autoridades en abril y mayo.

Por su lado, Pedro Más, vicepresidente de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología del MINSAP, dijo que el país podría alcanzar un 90-95% de vacunación, debido a que tiene su propia vacuna. 

La aspiración de proteger la "soberanía tecnológica" del país para no tener que depender de proveedores foráneos y de los vaivenes del mercado internacional fue la razón que invocó el Gobierno tanto para desarrollar los cinco candidatos vacunales contra el Covid-19 que se desarrollaron en el país como para rechazar sumarse al programa internacional de distribución de dosis COVAX.

Razón de más para no comprenderse la decisión de usar la Sinopharm.

Ante la avalancha de críticas a la decisión de aplicar un número no precisado de dosis de la vacuna china en Cienfuegos, la doctora Dagmar García, del equipo científico creador de las Soberanas en el Instituto Finlay, comentó en su muro de Facebook que la propuesta de usarla en ese territorio "se basa en la aplicación de dos dosis de Sinopharm cada 21 días, según el esquema recomendado por el proveedor, y una tercera dosis con Soberana-Plus, 21 días después de la segunda dosis".

La especialista aseguró que la idea es coherente con el programa de inmunización cubano, dado que no se trata de un ensayo clínico, sino de "una estrategia de inmunización que busca maximizar la eficacia, sobre la base de combinaciones de vacunas. (...) Hoy el mundo está combinando e intercambiando vacunas como estrategia de maximizar la disponibilidad y la eficacia".

"El conocimiento inmunológico que disponemos sobre el uso de Soberana-Plus como refuerzo de individuos con inmunidad preexistente (por vacunación o por la infección natural) soporta esta propuesta de usarla como dosis de refuerzo después de dos dosis de Sinopharm. De esta forma, debe incrementarse la eficacia de 79% que avala esta vacuna China, que ya es lo suficientemente buena para impactar en los indicadores de la epidemia", aseguró.

Sobre el arribo de las vacunas chinas a la Isla, García comentó que Cuba había recibido una donación con "un nivel de dosis", sin mencionar cuántas.

Sin embargo, ni los medios oficiales cubanos ni el perfil de Twitter de la Embajada de la República Popular China en La Habana han informado de donativos de ese carácter. Esta semana sí fue noticia el arribo de un número de ventiladores pulmonares como donación.

También la agencia oficial china Xinhua reportó el sábado un nuevo cargamento con 22 toneladas de kits de detección de antígenos, guantes quirúrgicos, trajes y guantes de protección, entre otros insumos médicos que escasean en la Isla, cuyo sistema sanitario está colapsado tras el mayor pico de la pandemia. Pero en ningún caso se han mencionado vacunas.

La decisión de usar la Sinopharm en los cubanos, que no había sido mencionada en los medios nacionales hasta que los de Cienfuegos lo anunciaron, contrasta además con los anuncios del suministro de vacunas cubanas a países como Venezuela y Vietnam. 

Para el científico cubano Amílcar Pérez-Riverol, hay varias preguntas sin respuesta en este asunto, sobre todo debido a la manera en que se ha dado a conocer.

Una de ellas es "¿se necesita aval de la agencia reguladora cubana, o basta con la autorización de China y la Organización Mundial de la Salud?"

"Yo no creo que esta decisión se deba a que Cuba no confíe en la efectividad de sus vacunas. (...) Creo que tiene que ver con usar miles de dosis donadas en un país que necesita desesperadamente vacunar. Irónicamente, cuando a finales de 2020 y cuando casi nadie había hablado del mecanismo, comencé a preguntar por COVAX o por la negociación de otras vacunas, escribí que incluso dos dosis contaban. Aquí está", subrayó en un largo análisis publicado en sus redes sociales.

"Como dije en un post anterior, con apenas 28% de su población completamente vacunada, Cuba está bien lejos de la proyección, que era del 70% para agosto. Incluso de la del 33.5% de julio. Todo eso, en medio de un aumento enorme de casos y muertes. Una vez más llenarse la boca de proyecciones triunfalistas fue más fácil que cumplirlas", culminó.