Aunque no aparece en la Gaceta Oficial de la República de Cuba ni en la página web del Ministerio de Educación, un Programa de Educación Integral en Sexualidad con Enfoque de Género y Derechos Sexuales y Reproductivos, supuestamene elaborado para el sistema estatal de enseñanza y aprobado mediante la Resolución 16/2021, ha puesto en alerta a varias denominaciones cristianas cubanas.
La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) publicó una declaración en su web oficial, expresando su oposición a "la oficialización en Cuba de la ideología de género". La Convención Bautista de Cuba Oriental publicó por su parte en Facebook un pronunciamiento en la misma línea.
El enfoque de género, que diversos grupos dentro y fuera de Cuba denominan "ideología de género", es un término adoptado por organizaciones internacionales como la ONU para trabajar por la igualdad entre seres humanos y asegurar que el sexo con que nacieron no determine su acceso a oportunidades y derechos. Sus defensores argumentan que hablar de género e igualdad es hablar de paridad de oportunidades para todas las personas.
Pero la COCC define la "ideología de género" como "un sistema de pensamiento cerrado". ¿Es más cerrado buscar la igualdad y reconocer derechos que, por ejemplo, oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo?
La supuesta Resolución 16, a la que se ha referido incluso el Vaticano, plantea entre sus objetivos: "Promover la igualdad entre los géneros desde una perspectiva emancipadora del ser humano, basada en el respeto a la dignidad plena como valor supremo, que se sustenta en el reconocimiento de los derechos humanos, y que permita superar exclusiones, inequidades, desigualdades, relaciones de poder y todo tipo de violencia de género, expresadas en roles y normas de género desiguales, estereotipos, prejuicios sexistas y discriminaciones".
¿Sería negativo un programa que promoviera el respeto a la dignidad plena, el reconocimiento de los derechos humanos y la eliminación de exclusiones, inequidades y desigualdades? Difícilmente podría responder alguien que sí.
Asumir que por enunciar estos objetivos, y de ser real la Resolución, el Gobierno cubano cree en la igualdad de derechos sería ingenuo. Fue el Gobierno revolucionario, del cual el actual es "continuidad", el que institucionalizó la homofobia con el envío de hombres homosexuales o sospechosos de serlo a las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), donde también fueron recluidos jóvenes con actitudes "elvispreslianas" o "problemas ideológicos" y… cristianos.
Además, el reconocimiento de la igualdad de derechos no debe limitarse a las distintas orientaciones sexuales e identidades de género, sino abarcar las distintas religiones y orientaciones políticas e ideológicas. "El respeto a la dignidad plena y el reconocimiento de los derechos humanos", por parte del Gobierno cubano no llega a tanto.
Mientras esta Resolución tiene en cuenta varios acuerdos internacionales e instrumentos jurídicos de derechos humanos –como la Convención sobre los Derechos del niño y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer– el régimen viola esos mismos instrumentos cuando usa niños en actos de repudio y violenta a opositoras, activistas o periodistas independientes.
Si el Gobierno cubano aprueba esta Resolución será por las críticas internacionales que ha recibido por la homofobia y la transfobia que hay en Cuba, y el acoso y las burlas que sufren en las escuelas los niños y niñas, cuyos comportamientos se apartan de los patrones considerados "normales". Estas burlas y acoso no solo son tolerados por el personal docente, sino que muchas veces son estimulados por este. Por tanto, "la capacitación del personal docente en ejercicio", que plantea también el supuesto documento, sería positiva. Y lo sería más si se capacitara también al personal docente para respetar a los niños que profesen alguna religión o sean hijos de opositores políticos.
Otro enunciado de la Resolución propone: "Informar a los niños y a las niñas sobre algunas partes del cuerpo que son privadas e íntimas, y que solo algunas personas muy cercanas pueden tocarlas para su aseo (limpieza) e higiene (por ejemplo: mamá y papá), o por cuestiones médicas. Informar a los niños y las niñas, que cuando se sientan mal porque alguna persona les toca sus partes privadas/intimas o porque tienen algún malestar, deben decirlo a mamá, papá u otra persona de confianza…".
¿No resultaría beneficiosa esta enseñanza para impedir que ningún niño sea víctima de algún tipo de abuso sexual por un familiar, persona de confianza o figura de autoridad, sin que lo informe a sus padres por desconocer que eso está mal o por miedo?
¿Consideran negativo las iglesias cubanas que se analicen "situaciones de violencia donde los niños y niñas puedan estar expuestos en diversos contextos de vida", y se identifiquen "lugares y espacios dónde pueden ocurrir hechos de violencia, agresión o abuso que vulneren los derechos y dañen la salud y el bienestar de los niños y niñas"?
¿Dónde está el peligro de promover el respeto "a la diversidad sexual, como fundamento ético y de protección de los derechos de las personas y de rechazo a prácticas y comportamientos homofóbicos, transfóbicos e inhumanos en relación con la diversidad sexo-genérica y en particular las discriminaciones por diversidad corporal, color de la piel, orientación sexual e identidad/expresión de género?".
El pronunciamiento de la Convención Bautista expresa que no aceptarán "bajo ningún concepto los nuevos modelos de familia impuestos por la Ideología de Género". ¿Qué significa esto exactamente? ¿Boicotearán bodas entre personas del mismo sexo, de incluirse el matrimonio homosexual en el nuevo Código de Familia?
En Cuba, la homofobia está tan enraizada que muchos padres afirman que prefieren un hijo delincuente o muerto, antes que uno homosexual. Muchos han expulsado a sus hijos de sus hogares por su orientación sexual o su identidad de género. Muchas personas homosexuales se han visto obligadas a abandonar sus estudios por la discriminación en los centros de enseñanza. ¿Son estas las "historia y tradición cultural" de las que teme la COCC que la llamada "ideología de género" aleje a los cubanos?
Sin embargo, tienen razón los obispos al exigir que "se reconozca y respete el derecho primario e intransferible que tienen los padres de educar a sus hijos". Los padres tienen todo el derecho e incluso el deber de leer esta Resolución y analizar profundamente la educación que reciben sus hijos en las escuelas.
Pero también deben tener en cuenta que su derecho a educar a sus hijos no incluye inculcarles que pueden ofender o incluso agredir a ninguna persona por tener una orientación sexual o una identidad de género que ellos no aprueben, ni por profesar una religión o ser hijos de personas que se oponen al Gobierno.
También es válido que, como exige la Convención Bautista, todos los cubanos puedan hacer uso de los medios de comunicación para difundir sus ideas. Todos los cubanos, no solo los afines al Gobierno, debieron tener esa oportunidad de cara al referendo constitucional de 2019.
Todos deberían tener derecho de expresar sus opiniones, no sobre los derechos de una minoría, que no afectan los de las iglesias ni los de las personas heterosexuales en general, pero sí sobre la educación que reciben los niños en las escuelas. Y no solo sobre la educación sexual, sino sobre la imposición de una ideología y el uso de los niños en actos de repudio. Nadie debería violar de esa forma la Convención sobre los Derechos de los Niños.
Respecto a la posibilidad de que otras personas puedan opinar sobre la hipotética Resolución 16, la COCC sostiene: "Pensamos que hay en Cuba hombres y mujeres capaces y de buena voluntad, que están dispuestos a compartir, en un diálogo respetuoso, sus reflexiones y proyectos por el bien de la familia cubana".
¿Estaría dispuesta la COCC a escuchar, también en diálogo respetuoso, las reflexiones de quienes no son cristianos ni heterosexuales y han sufrido discriminación desde edades tempranas por ser diferentes?
Si la Resolución es real y el Gobierno cubano pretende implementarla, debería buscar un equilibrio entre los objetivos de la norma y los derechos de los padres a escoger el modelo educativo para sus hijos. Es algo que las autoridades cubanas nunca ha tenido en cuenta hasta ahora.
Quienes defienden el enfoque de género tendrán que argumentar con mucha inteligencia frente a quienes buscan demonizarlo, en un país donde por mucho tiempo han prevalecido el machismo y la homofobia.
Eso no es tema de escuela; eso es comportamiento social; sí a los seres humanos se les enseña a respetar el derecho de cada cual a ser libres de pensamiento y acción; ya se les está enseñando todo lo demás. En Cuba solo cuentan los que están a favor de la Revolución y los demás no cuentan; entonces jamás aprenderán nuestros niños a aceptar las diferencias vengan de donde sea.
Impartir a los jóvenes educación sexual integral con enfoque de género es asunto bien serio, para lo cual los maestros deben estar bien preparados y así evitar confusiones o medias verdades. Pero en Cuba, donde la educación en todos los niveles de enseñanza deja mucho que desear, no solo de la historia del país, sino hasta de las matemáticas, y donde existe un número considerable de maestros improvisados, abordar este tema en clases sería el disparate. A lo cual hay que añadir que esa sociedad no pudo aprobar en su nueva Constitución el matrimonio entre personas del mismo sexo, y todavía hoy se espera por ello.
A la lucha , a la lucha….