A principios de noviembre, DIARIO DE CUBA divulgó la situación de nueve familias que permanecían en la calle tras el derrumbe total del techo de una de las viviendas del edificio ubicado en la calle Monte 714 entre Rastro y Carmen, en el municipio Centro Habana.
Un mes después, la situación de estas familias no solo continúa igual, sino que han quedado abandonadas a su suerte debido a que las autoridades les dijeron que nada pueden hacer.
"Desde que ocurrió el desplome del techo de la vecina voy todos los días al Gobierno municipal para ver si hacen algo por nosotros, pero simplemente no me atienden o me dicen que debo esperar, que por delante de nosotros hay muchas familias en similar situación. Es una total falta de respeto porque en cualquier momento puede ocurrir otro desplome y en mi casa vivimos siete personas, entre ellas un niño de ocho años", señaló a DIARIO DE CUBA Yaquelín Ojeda, una de las residentes en ese inmueble.
Aunque después del desplome del techo, las autoridades habilitaron un local cercano para que las familias tuvieran donde dormir, y les daban algo de comida, eso apenas duró dos semanas. Las dos familias más afectadas tuvieron que abandonar su casa de manera definitiva y resolver por su cuenta, pero el resto, que suma más de 30 personas, permanece en Monte 714 con temor a un nuevo derrumbe.
"El acceso a mi casa, que es en los altos del edificio, era el techo de la vecina, que se vino abajo; por tanto, no he podido subir más a mi casa. Todas las tuberías de agua se rompieron. Cuando intenté a los pocos días del derrumbe sacar mis pertenencias, la Policía me lo impidió y me llevó para la estación. Me querían poner una multa de 120 pesos por 'desacato', aunque al final me la dejaron en 30 pesos. La atención hacia nosotros ha sido el olvido, es así como te digo", dijo Juan Carlos Ojeda, otro de los afectados.
"Un dictamen arquitectónico de hace cinco años estableció que esta edificación debía demolerse porque era inhabitable. Todas las casas se filtran y tienen un alto grado de humedad, pero como ninguno de nosotros tenemos para donde ir, aquí seguimos", declaró Marlene Soberón Esquivel, otra residente de Monte 714.
"En este edificio hay un niño de meses de nacido y tres menores en total, pero como los del Gobierno cada uno tiene su mansión, no les importa el destino de nosotros", criticó.
Hace tanto solo dos años una pared que se cayó de la edificación al fondo de Monte 714 provocó lesiones severas en una pierna a una mujer de 50 años, la cual perdió definitivamente el cuarto en el que vivía y pasó meses de recuperación en un hospital.
La situación del fondo habitacional en los municipios más antiguos de la capital, como La Habana Vieja, Centro Habana y Cerro, es grave debido al mal estado de la mayoría de sus edificaciones, que datan del siglo XIX y principios del XX y no reciben desde hace décadas mantenimiento ni reparación. Esta situación provoca constantes derrumbes.
La cantidad de damnificados, el rutinario incumplimiento del plan de construcción de viviendas y la falta de recursos de la mayoría de las familias para levantar una con esfuerzo propio, han hecho colapsar el sistema albergues del Estado, en el que hay centenares de personas atrapadas desde hace décadas.
En los últimos meses las autoridades incluso han ubicado a familias en oficinas estatales.
