Tras los anuncios de la unificación monetaria que implementará el régimen, las preocupaciones ciudadanas son disímiles, primando la desconfianza.
"Fueron demasiados años de promesas y más promesas. El Gobierno no tiene ninguna fuerza moral para pedir a este pueblo confianza", opina Beatriz Mezquida Gómez, trabajadora del sector textil.
"Con la apertura de las tiendas en dólares, que dejó a la mayoría de los trabajadores cubanos en franco abandono, desaparecieron los últimos vestigios de esa confianza que Díaz-Canel quiere exigirnos hoy. No se trata de cuántas monedas haya o desaparezcan, sino de si la producción y la agricultura nacional están en condiciones de acompañar el proceso en equivalencia con el aumento de los salarios", apunta Mezquida Gómez.
Mientras Miguel Díaz-Canel cataloga de "parcial dolarización" al panorama actual de la economía, la percepción ciudadana contrasta con esta suposición del mandatario cubano. El aumento de comercios, productos y bienes en Moneda Libremente Convertible (MLC) va aparejado del desabastecimiento y la escasez en las redes de tiendas en CUC y CUP.
"Lo que significa otro incumplimiento a la promesa de que la recaudación de las ventas en MLC servirían para abastecer a las de CUC y peso cubano", sostiene Leónides Frómeta Guzmán, trabajador de una imprenta capitalina.
"A quiénes quiere engañar con el incremento salarial sin límites cuando el país depende prácticamente de las importaciones contrario a lo que piense Díaz-Canel. El aumento de los precios superará a los salarios, porque el sentido común indica que a todos los artículos importados se les aplicaría el cálculo del valor de la tasa de cambio", especula Frómeta Guzmán.
Recientemente el mandatario cubano insistió en que "tenemos que ser capaces, con un nuevo modelo de vida o con un modelo de vida ajustado, de estar preparado para vivir, producir y seguir avanzando". Por otra parte, el Ministerio de Economía y Planificación —en el documento Cuba y su desafío económico y social— apostó por "mantener la planificación centralizada y defender la producción nacional y desterrar la mentalidad importadora".
La casi totalidad de los ciudadanos encuestados coincidieron en la interrogante de por qué implementar un reordenamiento monetario en medio de la pandemia del Covid-19, sin siquiera la garantía de cuándo se abrirían las fronteras al turismo, una de las principales fuentes de ingreso al país.
"Si la unificación monetaria, barajada desde 2003, no se realizó en mejores condiciones, por qué esta insistencia de llevarla a cabo en el peor de los escenarios posibles", cuestiona Alina Velázquez, jefa de Recursos Humanos en su centro laboral.
"Un crecimiento salarial de esas dimensiones que 'inexplicaron' en la Mesa Redonda, con el déficit económico y financiero, implica una revisión de las plantillas laborales. Para nadie es secreto que en la mayoría de las empresas estatales las plantillas están infladas. ¿Qué pasará entonces con los trabajadores contratados cuando estas empresas no tengan ingresos para garantizar el fondo de salarios? La pregunta que no han respondido las autoridades a cargo es, si habrá capacidad de empleo total en Cuba. Al final tendrán que subsidiar los salarios en las empresas no productoras o habrá muchos cubanos desempleados", considera Velázquez.
Otro de los principales temores entre la ciudadanía es la posible desaparición de la libreta de abastecimiento. Según las afirmaciones de Díaz-Canel, "en una primera etapa se mantendrá la vigencia de la libreta de abastecimiento como mecanismo que asegura el acceso de la ciudadanía a la compra de artículos básicos".
Sin embargo, para los habaneros no quedó claro si al suprimir los "subsidios indebidos" e implementar reformas salariales, pensiones y precios, la vigencia de la libreta de abastecimiento tendrá una existencia duradera que garantice el acceso a los sectores vulnerables.
"Aunque los productos que adquirimos los cubanos por la libreta de abastecimiento cada vez son menos, no se puede olvidar que un número significativo de cubanos dependemos solamente de ella", señala Maribel Iznaga Ruiz, maestra de primaria, apuntando además que "Cuba está actualmente dividida entre los que tienen dólares y los que no".
"Para 'los sin remesas' no percibo ninguna esperanza de que podamos vivir de los salarios, aunque estos aumenten en cuatro, cinco, o diez veces. Ese no es el punto en cuestión, sino cuál producción, cuál rubro económico interno respaldará la eliminación de los llamados subsidios innecesarios. Quiénes y cómo decidirán cuáles de los subsidios no serán necesarios", añadió Iznaga Ruiz, quien engrosa la lista de casos pendientes, desde hace cinco años, para adquirir un subsidio que le permita reparar su vivienda declarada en peligro de derrumbe.
Trabajadores del sector privado también expresan sus temores ante la inminente implementación del reordenamiento monetario en la Isla. El retorno del tope de precios para los negocios privados resalta como preocupación esencial.
"Tal y como entendí de las explicaciones que ofrecieron las autoridades, los salarios estatales no tendrán límites, pero no se dijo nada de si finalmente al sector le otorgarán la libertad de mercado; es decir, regirnos por la oferta y demanda", apunta Juan Ramón Palacio, dueño de una pequeña cafetería.
"Los precios en el sector privado van a aumentar, sin duda alguna, en detrimento del pueblo. Y nuestro temor no es infundado sino real: la demonización histórica de los cuentapropistas. El mercado mayorista que se nos ofreció fue un rotundo fracaso, y ya se ha visto qué pasa con los productores nacionales, acusados y enjuiciados por acaparamiento, especulación y enriquecimiento ilícito", agrega Palacio.
"Hasta el minuto presente, y para los cuentapropistas, el proceso de la unificación monetaria viene con viento en contra y bastante oleaje", concluye.
En resumen, según este artículo, los cubanos quieren continuar con la libreta de "abastecimiento" y haciendo como que trabajan ("plantillas infladas") para el Estado
Y.... ¡que quería después de 60 años viviendo de esa manera!