Back to top
Economía

Los emprendedores cubanos, en la encrucijada de la crisis

'La incapacidad del Gobierno para sentarse con los emprendedores privados a negociar un paquete de rescate es sorprendente.'

Valencia
Trabajador 'por cuenta propia' en Cuba.
Trabajador 'por cuenta propia' en Cuba. ACN

Si en este momento hay alguna duda entre los analistas económicos de todo el mundo es cuál va a ser la duración e intensidad de la crisis producida por el Covid-19, posiblemente más de lo previsto, y que el efecto rebote inicialmente previsto puede quedar matizado si los gobiernos no son capaces de restaurar algo que es fundamental para la actividad económica: la confianza.

Por lo tanto, sin referencias para juzgar un proceso nuevo, desconocido y de una magnitud importante, la realidad es que no existe una interpretación válida sobre los efectos de la crisis, hasta cuándo va a llegar y de qué forma se empezará a despejar el entorno de las empresas y los individuos.

Algunos países han hecho bien los deberes. Exceptuando a China, que fue el origen de la pandemia y ha recuperado el vigor anterior a la crisis sanitaria, en el resto de los países cabe realizar un balance de experiencias ciertamente variado. En cualquier caso, parece que los datos de los organismos internacionales —OCDE, FMI, Banco Mundial— apuntan a que en los meses de verano ha empezado a superarse la incertidumbre de los agentes económicos en la capacidad de recomposición de las economías.

De modo que el tercer trimestre ha servido para arreglar en alguna medida los destrozos del segundo, pero los analistas empiezan a prever que en el cuarto trimestre del año podría producirse un nuevo descenso del PIB intertrimestral, que acabaría dando lugar a un resultado claramente desfavorable para el conjunto del ejercicio.

Los rebotes de la pandemia están obligando a los gobiernos a adoptar decisiones de confinamiento que suponen un freno a la actividad. Los países occidentales acumulan experiencias que arrojan más dudas que certidumbre, y en algunos casos se apunta a que el PIB podría crecer por encima del 1%. Además, las oscilaciones que se producen en los niveles de  actividad son tan bruscas que se hace realmente difícil distanciar los resultados negativos de los positivos.

En Cuba, las autoridades han decidido empujar la actividad económica tras la paralización provocada por la pandemia. Y lo han hecho apostando por una estrategia que centra sus actuaciones en la recuperación del modelo social comunista del país, con una clara apuesta por la planificación central, la empresa estatal socialista y la intervención del Estado en todos los procesos económicos, como el anunciado ordenamiento monetario.

Al tiempo, se confía en el turismo, que tiene por delante la temporada alta, como instrumento de recaudación de divisas. Así como en las remesas procedentes del exterior y, en menor medida, en la venta de servicios profesionales.

Con este diseño, que huele a formol y a antiguo, quienes han detectado mas rápido el parón en la actividad y la demanda han sido los pequeños emprendedores, los trabajadores por cuenta propia, y en general, los que funcionan en el ámbito del sector privado de la economía.

Muchas de estas pequeñas empresas todavía no han podido superar las decisiones de restricción en sus negocios provocadas por la imposición de la presión sanitaria, y lo más probable es que no puedan aguantar.

Informaciones procedentes de la Isla, recabadas entre los cuentapropistas y pequeños emprendedores, apuntan a que casi el 75% de los pequeños negocios consideran su desaparición en los próximos trimestres si las autoridades mantienen la presión de las medidas anunciadas y no se implementa un plan de ayuda y defensa al sector privado similar al que se está dedicando al sector estatal.

Muchos de estos pequeños negocios alertan que, si no cambia pronto el escenario, se verán obligados a recurrir a despidos, aplazamientos de los pagos a proveedores o a Hacienda y Seguridad Social, incluyendo los peligrosos impagos, además de recurrir a la refinanciación de deudas con las entidades crediticias como consecuencia de la caída del nivel de actividad y negocio.

En el caso de Cuba, con bancos dependientes del Estado en su operatoria y decisiones políticas y no técnicas, parece ciertamente complicado lo anterior, de modo que lo más probable es que muchos negocios quiebren y no puedan superar la grave situación. Parece que al Gobierno comunista cubano no le importan las 620.000 personas que trabajan en el sector privado, y abandona a su suerte a pequeñas emprendedores que demandan liquidez suficiente para evitar la quiebra porque han encontrado resistencia en los bancos a sus demandas.

La falta de información económica de rigor impide realizar estimaciones, pero los datos que llegan de la Isla indican que este escenario se mantendrá en los próximos meses y previsiblemente se verá agravado.

La incapacidad del Gobierno para sentarse con los emprendedores privados a negociar un paquete de rescate es sorprendente. El diálogo social, una práctica poco utilizada por los comunistas cubanos en el diseño de sus políticas, es más necesario que nunca.

Los pequeños negocios, abandonados a su suerte, sin capacidad y solvencia financiera, se verán inmersos en una cadena de inactividad en la que no podrán cobrar a sus clientes ni tampoco pagar a los proveedores.

Las autoridades deberían prestar más atención a las necesidades del colectivo más débil del tejido productivo existente en la Isla por su capacidad de generación de empleo, productividad y orientación al servicio de la sociedad.

La futura anunciada Ley de Pymes debería tener en cuenta estas consideraciones. Si es que llega a tiempo para remendar tanto entuerto.

Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.