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Agricultura

Cerca de una presa y sin agua: la sequía y la falta de inversiones empeoran la escasez de alimentos en Holguín

Los campesinos de Mayarí, llevan más de seis años esperando que el Gobierno cubano cumpla sus planes. Mientras, se pierden cosechas.

Holguín

En los últimos días ha empezado a llover en Mayarí, Holguín, pero no lo suficiente para atenuar los efectos de la prolongada sequía, que amenaza con agravar la crisis alimentaria en la región.

En lo que va de año tan solo ha caído en la zona un 36% del promedio histórico de precipitaciones.

Una excepción han sido las montañas, que incluyen los macizos de las sierras Nipe y Cristal, donde tradicionalmente las lluvias son más abundantes. Por ello se da el contraste de que la presa enclavada entre ambos grupos montañosos esté al 85% de su capacidad.

Sin embargo, a pesar de la favorable situación del embalse y de su ubicación estratégica por encima de las mejores tierras cultivables, se pierden los cultivos por falta de agua. Es ahí donde se hace patente la falta de inversión estratégica o su demora para aprovechar una obra tan costosa.

"La cosecha de maíz está perdida y las viandas darán muy poco. No se va a poder criar ni un puerquito, y mira que la carne está escasa. Era nuestra esperanza y la naturaleza nos da la espalda también. Estamos embarcados", comenta Ismael, un campesino mayaricero.

Ricardo, otro campesino cuyos vecinos en la finca aledaña tienen instalado el acueducto desde hace años, señala que "las pocas fincas que ya reciben el agua de la presa no tienen problemas".

"Pero nosotros, estando pegados a la presa, seguimos secos. Dijeron que nos pondrían el agua en 2012, después que sería en 2014, luego para 2018, y nada. Ahora dicen que es en 2020, pero seguramente también es mentira. Y más con este nuevo 'Periodo Especial' que ha comenzado", añade.

"Es posible que el agua le llegue primero a la gente de Camagüey que a nosotros aquí al lado. Esta gente trabaja de atrás para adelante, no hay quien los entienda. Y así mismo piden que haya más producción y que lo entreguemos todo al Estado. ¿Qué vamos a entregar si con esta sequía no hay quien levante cabeza?", concluye mientras mira con dolor su plantación de maíz "espigando" sin crecer, signo de que ya no tiene recuperación.

La infraestructura de riego en el valle de Mayarí, con el agua del embalse, tiene la ventaja de que no lleva gasto de combustible para bombeo, solo la instalación de tuberías y válvulas para conectar los aspersores, porque funciona por gravedad.

Sin embargo, tras una década de terminado el embalse no se ha concluido la obra ingeniera imprescindible para amortizar con producciones agrícolas el alto costo de construcción. Paradójicamente, se han privilegiado proyectos estatales que acarrean consumos elevados de energía, al tomar el agua de los canales alejados. Al final, han resultado fallidos por la ineficacia de las empresas estatales implicadas.

En el valle no han tenido en cuenta la mano de obra agrícola tradicional, que es propietaria de la tierra, para priorizar la instalación de los sistemas hidráulicos. Estos productores concentran la mayor experiencia, apego y eficiencia en el sector agrícola, especialmente en el cultivo del tabaco, lo que representa una fuente de divisa segura para el Gobierno. No obstante, son los que aún se hallan sin acceso al agua. El área priorizada han sido las tierras estatales entregadas en usufructo, que no ha tenido el resultado productivo esperado.

De los miles de hectáreas que podrían ser "regadas por gravedad" con agua de la presa Mayarí, menos del 30% posee la infraestructura, que se preveía completada para 2018. Incluso estaba aprobado el presupuesto en el llamado "Proyecto Mayarí", que daba prioridad nacional a las inversiones en el municipio, con vistas a convertirlo en una potencia agrícola. Sin lugar a dudas, ese plan ha fracasado.

En medio de la actual crisis, encontrar alimentos en Mayarí, como en toda Cuba, es una odisea. Principalmente proteína animal, como pollo, picadillo, mortadela o embutidos. La carne de puerco, hasta hace poco abarrotada, ya no se expende habitualmente, ni por el Estado ni por los cuentapropistas, por la falta de cerdos. Solo hay en raras ocasiones y a precios elevados, casi duplicados en el último año. Igualmente, escasean las viandas, el arroz, los frijoles y las hortalizas.

El escenario previsiblemente empeorará por los efectos negativos de la sequía en las producciones agrícolas locales, y la imposibilidad de acudir al riego, a pesar de estar rodeados del agua de la presa.

La actual sequía está afectando la siembra de primavera (marzo-julio), pero ya lo hizo con la pasada de frío (septiembre-enero), que en Cuba es la más productiva.

En Mayarí, en el periodo de frío pasado, solo cayeron 284,7mm de precipitaciones, para 53% de la media histórica. Esto hace que el panorama sea mucho más adverso.

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