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Agricultura

Deudas y abusos: el Estado arriesga el futuro del tabaco cubano

En Mayarí, Holguín, la presión de Tabacuba asfixia a los productores y muchos prefieren rendirse.

Holguín

Hace unos años, estimulados por el precio, los campesinos de Mayarí, Holguín, comenzaron a sembrar tabaco. Pero lo que entonces era un negocio próspero se ha convertido en una desgracia para muchas familias que hoy están endeudadas.

"Poco a poco han ido subiendo los precios de todos los insumos y (las autoridades del sector) cambiaron la forma de comprar" la cosecha, resume José, un tabacalero. "Por eso los primeros años tuvimos ganancias y ahora solo tenemos deudas".

Los más endeudados "son los que comenzaron a sembrar en los últimos tres o cuatro años. Es una realidad", admitió a DIARIO DE CUBA un técnico de la estatal Tabacuba en la Unidad Empresarial Base (UEB) de Mayarí, que pidió mantenerse en el anonimato. "Inicialmente, un aposento de cura les costaba (a los tabacaleros) alrededor de 5.000 pesos (moneda nacional). Pero poco a poco los materiales se han encarecido y ya ronda los 20.000 pesos".

"Los cujes de cura, por ejemplo, han quintuplicado su valor. Igual sucede con todo. Depende a veces del proveedor, porque las empresas (estatales) se están reordenando financieramente y los precios varían mucho, pero siempre para arriba", explicó el funcionario.

A esto se han sumado "criterios de calidad más exigentes a la hora de comprar" el tabaco a los productores. "A nosotros nos exigen y debemos exigir a los campesinos", dijo el técnico.

El resultado es que, con esos nuevos criterios, los agricultores "ganan menos por el mismo tabaco", porque se les paga como si tuviera una calidad más baja.

"Eso desestimula la producción", reconoció el técnico. "Como empresa nos afecta también porque, si no cumplimos los planes, cobramos menos salario. Ojalá pudiésemos resolverlo aquí en la UEB, eliminando el precio más bajo que en verdad es exageradamente bajo. Pero la solución tiene que venir del nivel nacional. Lamentablemente, todo está centralizado y dependemos de lo que se decide arriba, aunque se nos caiga la producción en la espera", concluyó.

Juan, un veguero con experiencia, cree que "el Estado echó a perder este negocio y ahora, para recuperarlo, pasará trabajo".

"Hasta hace poco se podía hacer dinero con el tabaco, pero ahora es un embarque; terminas endeudado y no por dos quilos, por una cantidad de plata grande. Hay que estar loco para seguir arriesgando tanto. La inversión es tan alta y riesgosa que el único que gana es el Gobierno".

Mayarí posee una tradición centenaria en el cultivo de tabaco, con vegas que están entre las mejores del país. Por ello la empresa Tabacuba pretende expandirse en la zona, aunque sus acciones contra los campesinos parezcan indicar lo contrario.

Tres lustros atrás, la producción se reducía a 20 hectáreas. Entonces se trazó la meta ambiciosa de llegar a las 500 hectáreas en 2020, con al menos 100 de ellas sembradas de capas para la exportación.

Pero desde la campaña 2017-2018, cuando la meta era alcanzar las 250 hectáreas, se sucedieron desastres que dejaron menos de 200 hectáreas; de ellas, un tercio en malas condiciones. A los problemas logísticos, burocráticos y los precios desestimulantes, se sumaron intensas y prolongadas lluvias que dañaron las plantaciones.

En la presente campaña las autoridades mantuvieron la conservadora meta de 250 hectáreas, pero tampoco será posible alcanzarlas.

El tabaco en Mayarí está estancado y en peligro, a pesar de su enorme potencial. La causa principal es la pésima estrategia de sobrecargar a los campesinos con precios abusivamente altos en los insumos y deplorablemente bajos a la hora de comprarles la cosecha, siendo producto uno de los que mayores ganancias deja al Estado tanto en el mercado nacional como en el internacional.

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