Como es habitual, la ministra de Finanzas y Precios, Lina Pedraza, informó en la reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular acerca del Presupuesto del Estado para el año 2019. Y como casi siempre sucede, la ministra fue explícita en lo referido a algunas partidas presupuestarias, pero apenas ahondó en otras. Por tal motivo es necesario leer entre líneas, o realizar alguna que otra deducción adicional para arribar a determinadas conclusiones.
Los gastos totales del presupuesto ascienden a 60.500 millones de pesos. De ellos, 21.800 corresponden al sector productivo (36%), y los restantes 38.700 se destinan al sector presupuestado (64%).
Con respecto al sector productivo, habrá un monto de 3.600 millones de pesos para subsidiar a las empresas que comercializan los productos de la denominada canasta básica familiar, es decir, los que se distribuyen por la libreta de racionamiento.
Otros 4.000 millones se otorgarán para apoyar el proceso inversionista, mientras que los fondos restantes serán el soporte de ese eslógan que casi les quita el sueño a los gobernantes cubanos: apoyarán a las entidades productoras de fondos exportables, y a aquellas que produzcan bienes que sustituyan importaciones.
En lo concerniente al sector presupuestado, la ministra desmenuzó el importe asignado por cada una de las partidas que componen esta sección del presupuesto. Así, aclaró que había 10.600 millones de pesos para la salud y la asistencia social (una lástima que no hubiese separado ambas actividades); 9.100 millones para la educación; 870 millones para subsidiar actividades relacionadas con la construcción y reparación de viviendas; 1.780 millones para la cultura y el deporte; y 6.600 millones para el pago a jubilados y pensionados de la seguridad social.
Sin embargo, la señora Lina Pedraza perdió totalmente la locuacidad al referirse al monto asignado para garantizar el funcionamiento de la burocracia gubernamental y el aparato militar que sostiene al castrismo. En ese sentido se limitó a expresar: "El desempeño de los Organismos de la Administración Central del Estado y de los Órganos Locales del Poder Popular, así como las actividades de la defensa y del orden interior quedan asegurados en el presupuesto" (Granma, edición del sábado 22 de diciembre).
Si tenemos en cuenta que de los 38.700 millones de pesos asignados al sector presupuestado restan 9.750 millones por distribuir, todo indica que una cifra aproximada haya sido la otorgada a la triada antes mencionada. De ser así, el dinero asignado a la burocracia y los militares superaría o estaría cercano al destinado a la salud, y se iría por encima al planificado para la educación.
Y no es difícil imaginar que, entre la burocracia y los militares, sean estos últimos quienes se lleven la tajada mayor. Se necesita mucho dinero para mantener los tres poderosos ejércitos que tiene Cuba (Occidental, Central y Oriental), así como la amplia red de escuelas para la formación de oficiales para las Fuerzas Armadas.
Por otra parte, el Ministerio del Interior, con sus tropas especiales, la contrainteligencia, la policía y la Seguridad del Estado, entre otros, es un gran chupador de las arcas estatales. Adicionalmente, habría que agregar la red de colaboradores militares que la Isla mantiene en el exterior con vistas a apuntalar a regímenes afines, como es el caso del chavismo venezolano.
Entonces, ¿qué motivos tendría la ministra para ocultar, sobre todo, la cifra que el país destina a su aparato militar? Evidentemente, asomaría el rubor al tener que referirse a un elevado importe. Porque no debemos olvidar que Fidel Castro anunció en 1959 que convertiría los cuarteles en escuelas, y que la propaganda oficialista cubana no se cansa de ver la paja en el ojo ajeno cuando otros países dan a conocer su presupuesto militar.