La educación en Cuba es exhibida por la propaganda oficial como uno de los principales "logros sociales de la revolución". Pero echando un vistazo a su funcionamiento se pueden detectar relevantes deficiencias que no están relacionadas específicamente con las limitaciones atribuidas al embargo estadounidense, generalmente utilizado como excusa por el Gobierno de la Isla para justificar la profunda crisis del país.
En estos meses lluviosos llama especialmente la atención la falta de iluminación en la mayoría de las aulas. Sin embargo no parece haber "bloqueo" para comprar los medios necesarios en China u otros países, pues en las tiendas recolectoras de divisas se expenden lámparas y bombillos ahorradores, y las instalaciones del turismo están perfectamente iluminadas.
Tiendas y hoteles son negocios lucrativos de GAESA, el consorcio militar que controla la mayor parte de la economía cubana. De manera que el problema de las escuelas es de abandono.
"Las escuelas en Cuba carecen de iluminación y de muchas cosas más", responde un funcionario de Educación en Holguín que, como de costumbre, pide anonimato. "Es un hecho innegable. También los muebles escolares están muy deteriorados en la mayoría de las aulas, especialmente en las de escuelas primarias. Los padres ayudan a repararlas pero ya no tienen arreglo y vuelven a romperse al poco tiempo. No hay recursos".
"Lo mismo pasa con las puertas y ventanas, con los techos, y hasta el piso. Muchas aulas se mojan cuando llueve. El problema de la iluminación es crítico, pero ya ni se menciona en las reuniones ni informes, se ha vuelto normal. Donde van cuatro lámparas hay una o dos y, en la mayoría, realmente ninguna. Hay municipios en que más del 80% de las aulas no tiene ni un solo bombillo", concluye.
Idalmis, que tiene un hijo de quinto grado, comenta: "En su aula no hay luces, los alumnos se quejan de que no ven nada en el primer turno de clase, y cuando está nublado escriben y leen en penumbras. Hace poco regañé al niño porque escribió fuera de la línea y me contestó que en ocasiones no las ve, que no es su culpa. Eso da hasta vergüenza".
"En la escuela hay pocas aulas con alguna que otra lámpara, y eso porque los padres la han donado", afirma Idalmis. "Lo que dice la dirección de la escuela es que Educación Municipal no tiene recursos. Los padres generalmente ganamos poco y ya es una tragedia mantener nuestras casas, dígame usted si tenemos que avituallar la escuela también".
Según Yakelín, una maestra jefa de ciclo, "no es un problema nuevo, llevo 12 años de trabajo como maestra de primaria y nunca hemos tenido iluminación en las aulas. Es que ni en la oficina del director hay luz".
"Según tengo entendido, solo ponen lámparas nuevas cuando reparan o construyen una escuela, porque entra en el presupuesto", agrega. "De ahí para adelante no hay nada más. Igual sucede con el candado de las puertas. Los padres se multan o el maestro lo compra, de lo contrario no cierras el local".
Es de conocimiento general que los médicos recomiendan una adecuada iluminación para leer y escribir. La iluminación deficiente ocasiona fatiga visual en los ojos, que frecuentemente deriva en cefalea, perjudica además el sistema nervioso y contribuye a deficiencias en la calidad de trabajo. En este último caso, de los maestros.
Es preocupante que los niños, adolescentes y jóvenes cubanos estén sometidos a este problema por varias horas al día durante casi todo el año, cuyas consecuencias al parecer no han sido estudiadas.
Los problemas logísticos y de infraestructura se suman al efecto desestimulante de los bajos salarios en los maestros, que oscilan entre los 25 y 40 dólares mensuales, en dependencia de los años de trabajo continuo dentro del sector y el cargo que ocupen.
Ello trae consigo inestabilidad en los equipos docentes, en una profesión que exige tanto aptitud como acumulación de experiencia. Como consecuencia, son muy recurrentes las quejas de la población por la decadencia paulatina de la calidad de la educación.
El problema de la escasez de maestros es más acentuado en las ciudades cabeceras de provincia y especialmente en la capital; sin embargo, en los municipios y zonas rurales es más grave la ausencia de iluminación y el deterioro de la infraestructura en general. Una realidad que deja en duda si realmente la educación continúa siendo un "logro de la revolución" o es otro logro que la revolución no ha podido sostener y que únicamente un cambio de sistema podría recuperar y perfeccionar.