El 20 de abril de 2012, el vicepresidente de negocios de la Comercializadora de Servicios Médicos (CSMC), Tomás Reinoso, se reunió en La Habana con el encargado de negocios de la Embajada de Brasil, Alexandre Ghisleni, buscando ofrecer la exportación de servicios médicos cubanos al país suramericano.
Durante la reunión, según revelan cables diplomáticos en poder de DIARIO DE CUBA, Reinoso observó que "todos los ingresos obtenidos con la venta de servicios médicos al extranjero se revierten en el sustento del sistema cubano de salud pública".
Seis años después, el pasado 20 de noviembre de 2018 y ya en plena retirada de los médicos cubanos de Brasil, el actual ministro de Salud Pública, José Ángel Portal, volvió a tocar el punto de la reinversión de los ingresos obtenidos por la venta de servicios médicos en el exterior.
En una entrevista con el oficialista Cubadebate, Portal declaró que "el dinero que llega a Cuba como parte de la cooperación médica con Brasil contribuye a financiar los servicios sociales de 11 millones de cubanos, incluidos los familiares de los médicos en el exterior. El dinero no va a la cuenta personal de nadie ni sirve a intereses individuales".
Datos: Oficina Nacional de Estadísticas y anuarios de Salud Pública
En los anuarios de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI), La Habana no desglosa sus ingresos por la exportación de servicios profesionales. Tan solo ha indicado, a través de declaraciones de funcionarios, que la mayor parte de estos ingresos proviene de la venta de servicios médicos. Sin embargo, en un año tan reciente como 2017, cuando la cifra de ingresos por servicios ascendió a 11.379 millones de dólares, tan solo el equivalente a 428 millones se revirtió en salud pública y asistencia social, según datos de la propia ONEI. Esto, tras más de una década de recortes que habrían aumentado la necesidad de inversión.
Por otra parte, un estudio de los anuarios de Salud Pública hace aún más dudosas las palabras del vicepresidente de negocios de la CSMC en 2012, y del ministro de Salud en 2018.
DIARIO DE CUBA ha analizado dichos anuarios y constatado que, según las propias cifras oficiales, más de 20.000 camas y 120 hospitales han "desaparecido" del sistema de salud cubano en los últimos 20 años.
El Gobierno afirma que entre 2010 y 2011 comenzó un proceso de reordenamiento de los servicios médicos del país que incluyó una "compactación" de estructuras, supuestamente dirigida a hacerlas más eficientes y ahorrar recursos para garantizar "sostenibilidad".
Los datos oficiales muestran, no obstante, que los recortes empezaron mucho antes, y aportan luz a la distorsión entre el discurso oficial, que describe la salud pública de la Isla como la de un país desarrollado, y las crecientes quejas de los cubanos por el deterioro de la atención sanitaria.
Mil camas menos por año
En 1997 había en Cuba 66.948 camas hospitalarias. En 2000 quedaban 58.713 y, el año pasado, 46.851. Sin embargo, el país no ha registrado una variación de la población que justifique esa reducción. De hecho, el número de cubanos creció de 11.008.659 en 1997 a 11.221.060 en 2017.
Así, la disponibilidad de camas destinadas a asistencia médica pasó de 6,1 por cada mil habitantes en 1997 a 4,2 por cada mil habitantes en 2017.
Ese recorte ha afectado a todas las provincias. En la capital hay 6.539 camas menos que en 2000, en Pinar del Río se han reducido en 1.313 y, en Granma, en 900. Asimismo, se han eliminado 679 en Camagüey, 480 en Matanzas, 469 en Sancti Spíritus, 457 en Santiago de Cuba y 314 en Guantánamo.
En cuanto a los hospitales, en 2000 eran 270 en las cifras oficiales, de los que en 2017 quedaban 150.
De las instalaciones que ya no están en los Anuarios Estadísticos, 29 eran hospitales generales y siete eran clínico-quirúrgicos. Cinco eran hospitales ginecobstétricos, 11 materno infantiles y cuatro pediátricos.
La reducción más drástica de centros hospitalarios se registró a partir de 2011, cuando las autoridades señalan el inicio del proceso de "reordenamiento", parte de la llamada "actualización del modelo económico" aprobada por el Partido Comunista justamente ese año, en su VI Congreso.
Cifras que no cuadran
A pesar del drástico recorte en camas e instalaciones hospitalarias, el Gobierno asegura que las consultas médicas pasaron de 80.543.854 en 2000 a 96.361.152 en 2017, es decir, de 7,2 a 8,6 por habitante. También —dicen los anuarios estadísticos— han aumentado las operaciones, de 953.372 en 2000 a 1.085.623 en 2017.
La variación en los ingresos hospitalarios es, en contraste, pequeña: de 11,9 a 12 por cada 100 habitantes.
¿Cómo se explican tales cifras frente al desmantelamiento de tantas instalaciones de salud y las quejas constantes de los cubanos sobre las dificultades para conseguir una consulta especializada o una operación?
En una encuesta aplicada este año en la Isla por el proyecto CubaData, que tuvo el apoyo de DIARIO DE CUBA, el 62,9% de los consultados opinó que la salud pública cubana no es buena, calificándola de "regular" (33,3%), "deficiente" (18,9%) y "muy deficiente" (10,7%), mientras un 61,7% admitió que ha tenido que pagar o hacer regalos al menos una vez a un médico para ser atendido o para acceder a una consulta con mayor rapidez.
Cero hospitales rurales
La dificultad para asimilar las cifras oficiales aumenta si se tiene en cuenta que, además de las instalaciones mencionadas, los 62 hospitales rurales que existían en 2000 en el país —algunos con camas— se fueron reduciendo progresivamente y en 2011 habían sido eliminados por completo. Junto a esos centros fueron desmontados todos los puestos médicos de primeros auxilios, que eran 170 en 2002.
El Anuario Estadístico de Salud Pública apuntó en 2005 que 22 hospitales rurales se convirtieron en policlínicos con camas, lo que podría indicar que fue parte de una estrategia de reorganización. De hecho, al menos en los datos fríos, el número de policlínicos subió de 440 en 2000 a 499 en 2008.
Sin embargo, en una segunda etapa, entre 2008 y 2017, la cantidad de policlínicos pasó de 499 a 450; en total, 49 menos.
En un artículo publicado en 2016 por Pan American Journal of Public Health (Revista Panamericana de Salud Pública) los autores, entre los que se encontraba el entonces ministro de Salud Pública, Roberto Morales Ojeda, se refirieron a la compactación de "46 policlínicos que atendían a poblaciones de menos de 5.000 habitantes, la cual se redistribuyó en las áreas de salud cercanas".
Las cifras esconden un drama: esas poblaciones están con frecuencia en zonas de difícil acceso y con un deficiente servicio de transporte, lo que pone a sus habitantes en una situación desesperada, sobre todo en momentos de urgencia.
El panorama se agrava si se le suma la reducción en todo el país de Consultorios del Médico de la Familia, dedicados a la atención primaria. Estos pasaron de 14.671 en 2001 a 10.869 en 2017, o sea, 3.802 menos.
Desde 2007 han sido eliminados de Pinar del Río 438 consultorios, 325 de Sancti Spíritus, 257 de Villa Clara, 236 de Camagüey y 224 de Holguín, todas provincias con amplias zonas rurales.
Propaganda y realidad
Las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas y de los anuarios de Salud Pública reflejan una clara precarización del sistema de salud en Cuba, y cuestionan las aseveraciones de que todo lo obtenido por la venta de servicios médicos al exterior se reinvierte en el esquema sanitario nacional.
La ausencia de mecanismos independientes de control a las aseveraciones del Gobierno, así como la falta de transparencia estadística, contribuyen a enturbiar un sistema que la propaganda oficial y organismos como la Organización Panamericana de la Salud continúan vendiendo como un referente continental.