Telegramas de la embajada brasileña en Cuba reconstituyen la negociación con Brasil para la creación del programa Más Médicos. Clasificados como reservados y mantenidos en secreto por cinco años, esos telegramas cambian parte de la historia oficial contada a los brasileños.
Los documentos muestran, por ejemplo, que el programa fue ofrecido por Cuba y ya era negociado un año antes de que la entonces presidente de la República, Dilma Rousseff, lo presentara como respuesta a las protestas de junio de 2013. Las negociaciones fueron secretas para evitar reacciones del gremio médico. En estos encuentros, Cuba hizo las exigencias ahora criticadas por el presidente electo Jair Bolsonaro y cuya posibilidad de reversión hizo que Cuba decidiera abandonar el programa en Brasil.
Para que no hiciera falta la aprobación del Congreso Nacional, Brasil decidió triangular el negocio: el Gobierno brasileño pagaría a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la que efectivamente contrataría al Gobierno cubano, y este a los médicos.
De hecho, cuando los médicos cubanos procesan a Brasil en los tribunales, el Gobierno brasileño responde que no tiene relación directa con ellos.
En octubre de 2011, Cuba creó sociedades anónimas, empresas privadas ligadas al Gobierno cubano. Una es la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos (CSMC), que exporta trabajadores e insumos médicos. Los servicios médicos son uno de los principales elementos de la agenda de comercio exterior cubana, con acuerdos en más de 60 países.
Cinco meses después, en marzo de 2012, una delegación de CSMC prospectó el mercado brasileño. Visitaron los estados de Amapá, Bahía, Paraíba y el Distrito Federal. El 20 de abril, Tomás Reynoso, vicepresidente de CSMC, ofreció a la embajada brasileña "desde el envío de médicos y enfermeras hasta la asesoría para la construcción de hospitales y para la elaboración de sistemas de salud", con "precios ventajosos", según destacó Alexandre Ghisleni, en esta época el encargado de Negocios de Brasil en La Habana.
Luego la viceministra de Salud cubana, Marcia Cobas, vino a Brasil. En una cita oficial en mayo, en el Ministerio de Desarrollo, ofreció 1.000 médicos en 2012 e hizo sus deberes de casa. Presentó las vacantes para médicos en la Amazonía, "con salario inicial de 14.000 reales", por falta de interés de los brasileños. Habló de la cooperación firmada durante el gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso y dijo que solo haría una nueva alianza si Brasil impedía que los médicos se quedasen en Brasil al final del programa, como ocurrió con 400 profesionales en los años 90.
En junio, el Ministerio de la Salud brasileño preparaba una visita a La Habana para tratar del tema. Para la embajada brasileña en Cuba, el proyecto fue "iniciado de modo reservado, frente a la preocupación por la repercusión de la entrada de los médicos ante la comunidad médica brasileña".
La delegación fue encabezada por el secretario Mozart Sales, del Ministerio de Salud. También participaba en la comitiva Alberto Kleiman, entonces asesor internacional del Ministerio de Salud. Hoy en día, Kleiman es director de Relaciones Internacionales y Alianzas de la OPS.
Los documentos muestran que la delegación brasileña aceptó todas las exigencias de Cuba, pero el mayor problema fue la negociación financiera. Brasil y Cuba solo estaban de acuerdo sobre el valor que cada médico recibiría.
"El lado brasileño propuso la cantidad de 4.000 dólares (3.000 dólares para el Gobierno cubano y 1.000 dólares para el médico)", dice el despacho sobre la reunión. "La parte cubana, a su vez, dijo que esperaba recibir 8.000 dólares por médico y propuso 6.000 dólares (5.000 para el Gobierno cubano y 1.000 para el médico)".
Las autoridades cubanas exigieron que toda evaluación de los médicos se hiciera en Cuba y que Brasil se restringiera a "familiarizar a los médicos, especialmente al idioma, a las prácticas procesales y administrativas, y a la legislación".
Un borrador del contrato, que no aparece en los documentos obtenidos pero es comentado en el despacho del embajador José Eduardo Felício, prevé que las divergencias solo podrían ir a juicio en la "Corte Cubana de Arbitraje Comercial Internacional, bajo sus normas procesales, en la Ciudad de La Habana, y en idioma español".
Brasil aceptó todos los puntos.
La idea era firmar un contrato comercial de compra de servicios médicos, y no un acuerdo entre gobiernos. Según Felicio, un acuerdo formal "tal vez tenga que ser sometido al Congreso Nacional, donde, por cierto, provocaría polémica".
En noviembre, la embajada anotó que 20 brasileños irían a Cuba a "impartir cursos de dos semanas, en el área de Organización del Sistema de Salud brasileño, a los médicos cubanos". En las vísperas del viaje del ministro Alexandre Padilha a Cuba, en diciembre de 2012, el nombre del programa Más Médicos ya era utilizado.
Casi todo estaba negociado, a excepción de dos puntos. Uno era el precio. Cuba ya aceptaba 5.000 dólares al mes por médico, pero el Gobierno brasileño no aceptaba más de 4.000 dólares. El segundo punto era el marco jurídico. Sin un acuerdo aprobado por el Congreso Nacional brasileño, sería difícil.
Fue precisamente en este momento que la OPS entró como intermediaria, "caracterizando la contratación de los servicios como cooperación en el área médica", destaca Ghisleni. A Cuba no le gustó para nada: los recursos pasarían por Washington, sede de la OPS. Padilha entonces propuso que los recursos fuesen transferidos entre las oficinas de la organización, sin pasar por EEUU.
Las primeras señales del programa Más Médicos en Brasil llegaron a inicios de 2013. En enero, el líder del Gobierno en el Congreso Nacional, el senador Eduardo Braga, dijo a alcaldes del Estado de Amazonas que Dilma permitiría, usando medidas provisionales, que médicos extranjeros trabajasen en el país. En marzo, Padilha dijo, en el programa de Jô Soares —en esta época el más importante programa de entrevistas de la televisión brasileña—, que se podría contratar médicos extranjeros.
La reacción de las entidades de médicos, como preveía el telegrama, no tardó en llegar.
El 4 de abril de 2013, representantes del Consejo Federal de Medicina, de la Asociación Médica Brasileña y de la Federación Nacional de los Médicos fueron a Brasília (Capital Federal) a protestar contra esas medidas. Según participantes consultados para este reportaje, Dilma no confirmó nada, pero tampoco negó la información. Estaban presentes Padilha y Mozart Sales, que negociaron en Cuba.
De regreso a La Habana, el 23 de abril de 2013 se realizó una reunión para dar forma final al contrato, documentada en un nuevo despacho del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño. Participaron representantes de Brasil, de Cuba y de la OPS. En esta misma noche, en reunión con el Frente Nacional de los Alcaldes, Dilma defendió el reclutamiento de médicos extranjeros para trabajar en Brasil.
Tres días después, se firmaría la primera versión del 80º término de cooperación entre Brasil y la OPS, base del programa Más Médicos, pero aún sin el nombre oficial —este sólo vendría después de julio—. Hasta diciembre, todavía se hablaba de contrataciones. Ahora, al menos en el papel, el programa era clasificado como un proyecto educativo.