El acto de repudio es una especie de zona franca para cometer desmanes contra los propios hijos de la nación, advirtió Manuel Díaz Martínez. Así calificó el poeta cubano uno de los mecanismos de represión más usados a lo largo de su historia por el castrismo.
En estos días, cuando las turbas presuntamente espontáneas son usadas con frecuencia contra activistas de la sociedad civil independiente, sobre todo contra miembros de colectivos como el Movimiento San Isidro y el grupo 27N, DIARIO DE CUBA pidió aportar sus conocimientos sobre el tema a un grupo de intelectuales cubanos.
"El castrismo es una variante de totalitarismo y todos los sistemas totalitarios, por su propia naturaleza, son portadores de la violencia, bien sea física, verbal o psíquica, doméstica o pública, nacional o internacional", indicó el politólogo Dimas Castellanos.
"Como se trata de un Gobierno que no ha surgido por una elección libre del pueblo, le teme al pueblo. Por miedo recurre al terror, cada vez mayor, hasta que el temor se convierte en sentimiento dominante. En los actos de repudio se mezclan las diversas formas de violencia".
"El por qué está claro. Si se impone una ideología, una forma de pensar, un partido único y se eliminan las libertades, todo el que piensa o actúa de forma diferente es considerado enemigo, por tanto debe ser reprimido, lo que a su vez sirve para amedrentar al resto de la población. Cuando no da resultado, se pasa a un nivel superior, como fue el caso del fusilamiento de aquellos tres jóvenes que en abril de 2003 intentaron raptar una lancha para escapar del país", recordó.
El escritor Enrique del Risco recuerda por su parte el elemento de soberanía e incluso legitimidad con que el castrismo disfraza sus turbas como supuesta manifestación genuina del sentir popular.
"Usar turbas violentas como arma de intimidación es consustancial a un régimen que pretende representar a la totalidad del pueblo, y que solo concibe la oposición y el disentimiento como crimen de lesa patria. Lo que eran exabruptos sociales en ciertos momentos históricos, el totalitarismo lo hizo hábito recurrente. Según la lógica de actos, sus participantes actúan en nombre de todo el pueblo y cualquier exceso que cometan va a la cuenta del pueblo que, como sabemos, es inocente de lo que haga, y si existe alguna culpa es de muy difusa atribución. El acto de repudio es la política de Estado disfrazada de Fuenteovejuna", subrayó.
Para una genealogía del acto de repudio castrista
El historiador y antropólogo, así como coordinador de la Plataforma Nuevo País, Manuel Cuesta Morúa, recuerda que fue en la década de los 80 cuando los actos de repudio se convirtieron en la escenificación del rechazo a los cubanos que decidieron abandonar el país a través del puerto de Mariel, que su uso como herramienta del poder se volvió más transparente.
"Los años 80 fue el momento en que se comprobó que los actos de repudio no eran la espontaneidad del pueblo criticando a aquellos que de alguna manera se oponían a la Revolución, sino que era una política clara de Estado, que diseñó Fidel Castro para repudiar, en una recuperación de los pogromos que sucedieron en Rusia contra los judíos, reeditar eso y utilizar hordas humanas contra aquellos. Lo curioso es que el rescate de los actos de repudio se da en esa época más contra quienes quieren abandonar la utopía que contra quienes quieren transformarla y convertirla en un escenario democrático. Esto es lo nuevo de estos actos de repudio: se ataca a quien abandona. Porque es el acto de repudio como venganza, no como liquidación del adversario político", indica.
"Eso continuó en los años 90. El poeta Manuel Díaz Martínez decía que el acto de repudio era una especie de zona franca para cometer desmanes contra los propios hijos de la nación. Eso fue lo que sucedió a partir de ese momento, cuando se retoma la lógica que tuvieron a inicios de la Revolución. En los años 60 hubo actos de repudio contra los burgueses, que abandonaban, pero también contra los primeros grupos que querían derrocar la Revolución recién triunfante".
Del Risco recuerda que hay un antecedente olvidado en el mismo germen de lo que sería la Revolución Cubana. "El mitin al que convocó el 19 de noviembre de 1955 en el Muelle de Luz la Sociedad Amigos de la República (SAR). Su fundador, el veterano de la Guerra de Independencia Cosme de la Torriente, buscaba una salida pacífica a la dictadura de Batista y con aquel acto intentaba demostrar la unidad y la fuerza de la oposición".
"Fidel Castro, que en ese momento se encontraba exiliado en México, dio órdenes al M-26-7 en La Habana de que reventara la concentración pública, y eso fue lo que ocurrió. Miembros del '26 de Julio' lanzaron sillas y obligaron a suspender el mitin a gritos de '¡Revolución!, ¡Revolución!'. Fue la manera en que el fidelismo dejó bien claro desde el principio que la única solución que iba a permitir para la crisis política creada por el golpe de Estado de Batista era la violenta, de la que ellos eran sus principales representantes".
Dimas Castellanos presenció un suceso de esa naturaleza cuando estudiaba en la Facultad Obrera de Santiago de Cuba, en la Universidad de Oriente, entre 1966-67. "Se desarrolló un proceso de depuración que consistía en una asamblea reunida en el teatro de la Universidad, a la que se traía a los alumnos que consideraban desafectos, flojos ideológicamente o contrarrevolucionarios. Allí se les sometía a algo similar a un juicio sumario, donde se les injuriaba y se les expulsaba de la Universidad. Seguidamente, una turba los acompañaba durante un trayecto en el cual se les agredía verbalmente y en algunos casos de forma física".
Por su parte, Del Risco enumera sucesos representativos de tales tácticas con el uso de turbas para manipular juicios, como el del coronel batistiano Jesús Sosa Blanco, en la Ciudad Deportiva de La Habana; para silenciar medios de prensa; atacar protestas opositoras, como la que se manifestó contra la visita del representante del Gobierno soviético Anastas Mikoyán en 1960; controlar organizaciones como la CTC o la FEU; dirigir confiscaciones de propiedades o "depuraciones" estudiantiles, entre otras.
Del Risco evoca su participación en uno de esos actos a inicios de la década de 1980. "Conocí directamente un par de casos de dirigentes que intentaron irse y los actos de repudio contra ellos fueron especialmente enconados y feroces, controlados por lo que a todas luces eran policías vestidos de civil. De una de sus víctimas, el secretario general del Sindicato de los Trabajadores Civiles de las FAR, se decía en el barrio que había muerto por la golpiza que recibió frente a los ojos de todos, al salir de su casa".
"A los actos de repudio los sucedieron los llamados 'procesos de depuración revolucionaria', que deben considerarse como actos de repudio bajo techo", sumó.
En los años posteriores, las turbas sirvieron a su vez para hostigar al "incipiente movimiento de derechos humanos. Entre sus víctimas favoritas estaban el asaltante al cuartel Moncada Gustavo Arcos Bergnes y Elizardo Sánchez, ambos fundadores del movimiento pro derechos humanos en Cuba. Recuerdo una tarde que en el autobús en que viajaba por la calle Línea se subió un miembro de la Seguridad del Estado para llamar a los pasajeros a participar en el acto de repudio que se celebraba cerca de allí contra quienes intentaban 'quitarles las escuelas y los círculos infantiles a nuestros hijos'. Así de sutiles eran".
El escritor precisa que durante el "Periodo Especial", dada la dificultad para enrolar en las turbas a la gente frustrada por la crisis, "se sacaron de la manga las 'brigadas de respuesta rápida', en la que mezclan civiles pastoreados por ellos desde escuelas y centros de trabajo con represores a sueldo".
"En ese sentido, el hundimiento del remolcador 13 de Marzo en 1994 puede verse como una especie de acto de repudio en alta mar. Así al menos lo explicó Fidel Castro al dar su versión de los hechos: en lugar de impedir el robo del remolcador mientras estaba anclado en la bahía, un grupo de trabajadores del puerto decidió por su cuenta interceptar el remolcador fuera de la bahía con chorros de agua, en lugar de huevazos o pintadas injuriosas. Que el remolcador se hundiera con 40 personas, incluidos 11 niños, sería un accidente del que solo se puede culpar a sus tripulantes", subraya Del Risco.
El acto de repudio como parte del ADN nacional
Cuesta Morúa asegura que "el acto de repudio está inscripto en la historia de Cuba, desde la época de los voluntarios cubanos que luchaban del lado de los españoles contra todo el que manifestaba inquietudes por la independencia de Cuba. Ha sido siempre la herramienta política de aquellos que han querido aniquilar la diferencia, y desafortunadamente es parte de nuestro ADN político: utilizar la venganza contra el enemigo para hacer imposible la política y liquidar la relación política con la diferencia".
Dimas Castellanos coincide. Y ofrece dos casos del periodo colonial. "Tomás Romay Chacón (1764-1849), médico, higienista y catedrático, de ideas monárquicas y enemigo intransigente del liberalismo revolucionario y de la independencia de las colonias americanas, fue denunciado por Gutiérrez Piñeres, representante de los comerciantes españoles, como enemigo de la Constitución. En el proceso judicial, Piñeres fue condenado, pero los piñeristas realizaron un acto de repudio frente a la casa de Romay. Su esposa, que estaba enferma, murió por el choque emocional".
El segundo implicó al autonomista Rafael Montoro (1852-1933), quien ocupó la Secretaría de Hacienda durante el Gobierno autonómico de 1898 y durante la República fue ministro de la Presidencia.
"Al publicarse la Constitución autonómica de Cuba y Puerto Rico en La Gaceta de La Habana, los sectores opuestos, agrupados en la Unión Constitucional, el 24 de diciembre de 1897 organizaron una manifestación frente al periódico Diario de la Marina, que elogió a Valeriano Weyler e insultó al nuevo gobernador, Ramón Blanco, y al régimen autonómico. Al mes siguiente, los días 12 y 13 de enero de 1898, otras manifestaciones atacaron las sedes de los periódicos La Discusión y del Diario de la Marina; hechos que fueron usados por Estados Unidos como pretexto para despachar al acorazado Maine hacia aguas cubanas", comentó Castellanos.
Cuesta Morúa ofrece otros precedentes en la historia cubana del siglo XX. "Su antecedente más inmediato está en los 'bonches' que protagonizaron los estudiantes universitarios en los años 40. El 'bonche' surge en el campo de aquellos que en la Revolución del 33 habían luchado por derribar al dictador Machado. Así que el 'bonche', y luego el acto de repudio, surgen en el campo de los revolucionarios en Cuba: los del 59 y los del 33".
"Ahí está una especie de sustancia de odio político que es consustancial no solo a Cuba, también a América Latina y a cierta historia europea. Es allí donde tiene sus grandes antecedentes. Recordemos los pogromos en Rusia, las limpiezas que hacían los nazis contra los judíos en Alemania, y la Revolución Francesa. Ese último es el origen de todo lo que se opone a la racionalidad política, a pesar de que fue hecha a nombre de la libertad y la fraternidad".
"Y me vienen a la cabeza los Comités de Salud Pública, que se organizaron en Francia durante la Revolución de 1789 para atacar a los enemigos. Esos Comités tuvieron su reproducción en Cuba con los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que es el acto de repudio estructurado. Ese cuerpo que se instala en toda la geografía política del país como un acto de repudio anticipado y preventivo, como un acto de repudio en profilaxis".
"Desafortunadamente, cada vez que el Gobierno cubano ve amenazado el tejido de consenso impuesto por la Revolución, apela a la irracionalidad del acto de repudio para tratar de aniquilar al adversario. Por tanto, estamos ante un problema bastante serio, porque tiene que ver con la incivilidad política de la nación cubana para tratar con todo lo que tiene que ver con la tolerancia, la diferencia, la opinión del contrario. Es tan serio, que a veces uno nota que en una ciudad como Miami, que se supone que es un santuario adelantado de la libertad por Cuba, se repite este tipo de esquema", puntualiza.
Enrique del Risco, que suma a los antecedentes ya mencionados la porra "que utilizó el Gobierno de Machado para reprimir a los estudiantes con una mezcla de policías y delincuentes", advierte que hoy la turba violenta se ha naturalizado como parte de los mecanismos habituales del régimen.
"La novedad de los actos de repudio en la Cuba actual consiste en haber dejado de ser un recurso puntual, que aprovecha determinados momentos de efervescencia masiva, para convertirse en costumbre ritual, como las celebraciones patrias o las caldosas cederistas. Para subrayar esa dimensión ritual, teatral y coreográfica, están esos actos de repudio recientes que incluyen danzas con machetes, grupos musicales o coros escolares. Pero apenas son intentos de sublimar la barbarie, la violencia malamente contenida que recorre estos actos, violencia que el Estado permite que se desate cuando lo estima conveniente", concluyó.
Eso fue lo único bueno de Fidel poner a los jóvenes y los Niños en acto de repudio eso fue lo que sembraron los Castros al pueblo de Cuba , pero mas sinvergüenza son los padres que permitían que sus hijos participaran hoy a los 63 años de dictadura todavía hay cubanos que hacen esto total y lo que estan es sirviendo al regimen que viven ricos paseando el mundo con buenos carros y jamas estan en una cola tienen de todo y los comemierdas arrastrados hambrientos siguen apoyando una dictadura que pena
Lo prudente es que toda la experiencia negativa que tenemos de Cuba sea advertida y promulgada aquí en EEUU, donde la cultura de la cancelación está acabando con la libertad de expresión. Me temo que con lo popular que el movimiento WOKE se ha convertido en EEUU, estos hechos en Cuba sean justificados bajo ese candil ...
Muy buena idea señor alcalde, aquí tiene para Vd y el resto del foro.
Los HP como Weston tienen la esperanza de que el dolor y el sufrimiento que causaron lo olvidemos alegremente porque un pendejo comunista como él nos acuse de dinosaurios e intransigentes.
Enjoy Plantados,
https://youtu.be/zKqoKN4U45M
Ares: Gracias por mencionarme. No descuide su medicamento para controlar la paranoia. Saludos revolucionarios!!
Si llegan al final de la película, verán al torturador de marras decir argumentos muy parecidos a los de Weston para salvar la cabeza. Llama al sobreviviente de la cabaña algo muy parecido "resentido" y al "dinosaurio".
Es increible como los comunistas sólo les queda un pataleo futil justificando sus barbaridades.
Compañero Ares: Gracias por tenerme siempre presente. En mi pueblo le dirían: "Oye Ocambo, desencárnate!!!"
Los actos de repudio no son más que el resultado de la gran descomposición social y moral de los cubanos causada por el comunismo, esa ideología perversa, inhumana y de terror impuesta por los Castros a su llegada al poder.
Eso se está poniendo de moda en los Estados Juntos ... gracias a BML y Antifa ...
Bueno Alcalde, esos movimientos que usted menciona con sus distintas caretas y variantes son fachadas visibles de la nueva estrategia del comunismo dentro del mundo libre.
A partir de argumentos poco convincentes han conseguido reclutar gratuitamente miles y miles de militantes que hoy pelean en los frentes de batalla que esta ideología considera indispensables: el racismo, la religión, el modelo económico y la ideología de género.
Repudiar verbal o físicamente a otra persona, es un acto de barbarie, y peor todavía si la razón es política. Efectivamente, ese tipo de aberraciones existen en todo el mundo. El gobierno cubano lo ha elegido para demostrar demagógicamente que tiene el apoyo del pueblo. También existe en Miami. La diferencia no está en la calidad ética y moral de los participantes, sino en que las autoridades de Miami castigan duro esas expresiones de barbarie animal. En Cuba, las autoridades las promueven.
Estimado Weston, lo menos que le interesó a Castro para estimular todos esos vejámenes realizados, fue demostrar que tenía el apoyo del pueblo. Lo que realmente deseaba, era vengarse de esos miles de cubanos a quienes él en su megalomanía no entendía ni aceptaba que quisieran ser libres.
Su impotencia y frustración ante la decisión tomada por ellos lo llevó a desplegar con tanto odio esa inolvidable versión tropical de los pogromos nazis de 1938.
Los actos de repudio estimulados por Castro, sin duda alguna, están entre los bochornosos acontecimientos que nunca podrán ser borrados de la historia de Cuba. Igualmente, que semejantes se lleven a cabo en otras latitudes, tampoco los justifica.
En qué discrepamos?
No trato de discrepar con usted, simplemente le digo que esos actos más que una demostración propagandística de apoyo al regimen, fueron de venganza por Castro.
Weston–– A ver Pipiolo, usted siempre intentando ponernos los cascabeles, pero se va con la de trapo. La sola comparación de las barbaries cometidos durante los mítines de repudios del Mariel, con cualquier manifestación en Miami es una provocación manifiesta por lo mal intencionada. Y después usted quiere que lo respetemos y yo no le de pescozones y lo trajine. A usted le gusta…
Querido Camilo, Repudiar de cualquier manera esta proscrito hasta en la Biblia cuando intentaban apedrear a Maria Magdalena, la gran diferencia es que los actos de repudio en Miami son espontáneos y no son institucionales a diferencia de los de Cuba, que son organizados por el regimen y protegidos por este. Resulta injusto equiparar la naturaleza violenta e impune de los actos de repudio en la plantación, propiedad vitalicia de la familia Castro y los de Miami. ¿Descuido o mala intención ? Saludos.
Padre Ignacio, I don’t do random.
Dear Camilo, resentment is visible
No more doubts: Weston was one of the repressors. I didn't see anybody throwing the Cape above polgroms in Cuba justifying with the another's in Miami.
Jajajaja ?
Y todavia hay p....... que quieren negociar con la dictadura.
Hubo mucha insensibilidad, falta de humanidad, cabronancia e hijaputez. Recuerdo que durante semanas las hordas de los Ministerios de Justicia, del Azúcar, del ICP, etc, Rampa arriba, Rampa abajo llevando obligados y gritándoles horrores a los que iban a solicitar las bajas de sus trabajos para poderse ir. Recuerdo que habían puesto una figura de Carter vaquero de cartón en el cantero frente al Restaurante Mandarín en 23 y M y cómo los del ICRT obligaron a uno a que se arrodillara y le besara los pies. Recuerdo mi insulto ante semejante humillación y la respuesta de uno que veía la escena y me dijo: "Ay, Cristina, tranquila, que ellos harían lo mismo si fuéramos nosotros". Sólo que yo no era "nosotros" y sentí mucho desprecio y rabia por todo lo que estaba ocurriendo.
"En Miami, que es un santuario adelantado de la libertad por Cuba, se repite este tipo de esquema" y este señor pretende que todos esos infelices que sufrieron el más violento repudio en Cuba (no el cívico y pacífico de miami) que fueron golpeados, mutilados, que arrastran daños físicos o psicológicos de por vida (recuerdo la historia de más de un anciano que despertaba de pesadillas de tortura y persecución hasta el fin de sus dias) asimile artistas cambiacasacas que apoyan al biranato o tipos como el Weston de este foro, mas cínicos aún que tienen el descaro de descalificarlos y acusar a esas víctimas de "intransigentes".
Justicia fuese que le quitaran su anonimato y lo expusieran al menos al escarnio y la vergüenza que merecen los opresores torturadores en Cuba.
// Excelente estudio del mal //
Muchísimas gracias
Pero en pocas ocasiones tengo posibilidad de dar a conocer MI experiencia en 1980 con un "acto de repudio", que no era contra mí
Vivía en Atabey (Nuevo Biltmore) en casas enfrentadas no muy lejos con calle al medio. Con casa apagada podía ver yo el acto a los vecinos del frente casi como si estuviera en la fila de atrás de los participantes. Oí frases de "eso es, o no es, lo orientado". Pero la experiencia extraordianaria fue que, en medio del escándalo el vecino del frente salió hasta su cera y... *comenzó a hablar calmadamente a ese molote de manifestantes*. No disolvió el acto, pero fue ¡aflojándolo considerablemente!, los de atrás decián "¿que dice, qué dice?". Hasta en casos como ese LA BUENA COMUNICACIÓN ES PRIORIDAD UNO
(Bueno, dar a conocer aquí en estas columnas de comentarios me parece bastante poco, vivo convencido de que son bien pocos los serios y capaces cubanos que le prestan atención y mucho menos participan en ellas)
Desde aquello de „con la revolución todo…“, el castrismo siempre en su ideología ha tenido visos fascistas. El repudio es la versión pachanguera del „pogrom“ del Kristallnacht, cuando los nazis organizaron y manipularon a las hordas populares para acosar a los judíos, maltrtarlos y destruir sus propiedades, que por supuesto ya tenía sus referencias en la Edad Media porque la historia siempre regresa en „cover versions“. Ahí estan las fotos de las pintadas de „jude“ en las fachadas y paredes del Berlin y Munich de la Alemania de los 30. Los judios eran la escoria, los antisociales, los mercenarios de entonces.
Yo tampoco recuerdo la versión pachanguera ... siempre fueron violentos y bien bajos, con un director de coro que daba las pautas ... el único que por accidente observé casi me hizo vomitar y tuve que salir discretamente de la multitud porque te obligaban a participar aunque te hubieses encontrado con ellos accidentalmente ... justo como esas escenas de los demoRats y progres de BLM ...
https://nowthisnews.com/new…
https://www.independent.co…
Y eso es una muestra de lo que vendrá con el camarada BIDÉL ...
Amadeus, esta vez disiento de su criterio. No recuerdo nada de pachanga en los actos de repudio -al menos los del mariel- de los que fui testigo de niño.
Si recuerdo pedradas, golpes, palos, acoso violento a familias a las que le quitaron todo, con bocinas instaladas frente a sus casas con estridencia revolucionaria a todas horas para impedirles siquiera el descanso. Padres de familia con un cartuchito de magros alimentos para sus hijos que eran lapidados y apaleados en la calle y lo dejaban ahí con la cabeza partida y sangrante hasta que su familia salía desesperada a recogerlo.
Aquello fue salvaje Amadeus. Gente traumada, sorda, tuerta de una pedrada, niños llorando de ver a sus padres o abuelos golpeados, asustados ellos mismos y escondidos tras el murito de un portal que les hacía camino.
No Amadeus. Allí no hubo pachanga.
Y todavía el autor del artículo reclama "santuario" en Miami y que perdone por adelantado a comunistas como Weston que vienen a acusarnos de "intransigentes".
Ares: Gracias por mencionarme. Ahora voy a escribir mi opinión más arriba. De su extenso escrito, para mi lo más interesante es que usted dice haber sido un “niño” cuando Mariel. Es una lástima que haya envejecido tan rápido en el paraíso miamense. Usted se expresa como un dinosaurio.