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Opinión

Seis semanas que le han cambiado el rostro a América Latina

Se han registrado una serie de acontecimientos, algunos inesperados, otros que han resultado algo distintos a lo pronosticado, y que en su conjunto han transformado al continente.

Barquisimeto
Evo Morales custodiado en México.
Evo Morales custodiado en México. Reuters

En apenas seis semanas se han registrado una serie de acontecimientos, algunos inesperados, otros que han resultado algo distintos a lo pronosticado, y que en su conjunto le han cambiado el rostro a América Latina en muy poco tiempo.

Si tomamos el inicio de las protestas en Chile como punto de partida, y la proclamación de Luis Lacalle como cierre de este período, en el medio nos toparemos con la renuncia y asilo de Evo Morales, el regreso de una nueva versión del kirchnerismo, la irrupción de la primera alcaldesa abiertamente lesbiana en una capital latinoamericana, las protestas multitudinarias en países que se suponía estables como Colombia y Chile, y el regreso a la arena política de dos expresidentes que parecían destinados al ostracismo, señalados por casos de corrupción.

Lo que sí pareció inamovible en estas seis semanas intensas para América Latina han sido los regímenes autoritarios en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Ni siquiera la visita de los reyes de España a La Habana abrió una fisura en la dictadura más antigua de Occidente. Los monarcas españoles no osaron salirse del protocolo que les hizo el castrismo, entre el 12 y 14 de noviembre.

El viernes 18 de octubre en horas de la tarde, Chile comenzó a presenciar lo que nadie suponía que iba a ser la erupción de un volcán poderoso. De hecho, a lo largo de estas seis semanas intensas las calles chilenas han seguido copadas por protestas, unas multitudinarias y pacíficas y otras no tanto, a decir verdad.

Una de las economías más estables y constantes de la región, seis semanas después registra las secuelas del volcán político. La gran pregunta que rodea a la crisis chilena en este periodo es si Sebastián Piñera, un empresario conservador, podrá mantener el timón de la nación sudamericana en los tres años que aún le restan a su segundo mandato.

La destrucción de una estación de metro en Santiago, que fue lo primero que vimos hace seis semanas, ha dado paso a un vigoroso y a veces contradictorio debate sobre cómo debe reinventarse Chile. En el horizonte ha aparecido la discusión democrática de una nueva constitución.

La elección presidencial en Bolivia, celebrada el 20 de octubre, y en la que el mandatario Evo Morales se empeñó en participar pese a que ya había sido rechazada tal posibilidad en un referendo, desencadenó una de las crisis con el resultado menos esperado. Tras varias semanas de protestas y tras perder el respaldo de la policía y del alto mando militar, actores claves para reprimir el descontento que se evidenciaba en las calles bolivianas, Morales renunció el 10 de noviembre y recibió asilo en México.

Las elecciones en Argentina y Uruguay, en tanto, arrojaron los resultados esperados, ya que se respiraba en ambos casos el deseo de cambio. Sin embargo, hubo matices significativos que deberían obligar a los presidentes electos, Alberto Fernández y Luis Lacalle respectivamente, a hacer una lectura detenida de lo que dijeron las urnas el 27 de octubre y el 24 de noviembre. Fernández se impuso sobre Mauricio Macri, quien buscaba la reelección, pero por mucho menos margen que el esperado, y el actual mandatario se apresta a culminar su mandato, algo hasta ahora inédito para un presidente no peronista en la historia argentina de las últimas décadas.

Lacalle, con el que se cierra el periodo de estas seis semanas intensas, logró un triunfo por muy apretado margen. Literalmente gobernará un país dividido en dos y sin tener su Partido Nacional dominio del Parlamento. Con su gobierno se abrirá un tiempo de cambio en Uruguay, en varios sentidos. No solo se pone fin a una era del centroizquierdista Frente Amplio, sino que también habrá un gobierno de coalición entre los factores conservadores.

El 27 de octubre la capital colombiana, Bogotá, marcó un hito al elegir a Claudia López como su nueva alcaldesa, siendo la primera vez en la historia regional que una mujer abiertamente lesbiana conducirá los destinos de una capital latinoamericana.  Tres semanas después, el 21 de noviembre, Colombia de nuevo estuvo en la palestra con un exitoso Paro Nacional que ha obligado al presidente Iván Duque a abrir un diálogo nacional con diversos actores, y cuyos resultados aún están por verse.

Dos expresidentes señalados por los casos de corrupción volvieron con fuerza a la arena política en este periodo que le cambió el rostro a América Latina. Al ser electa como vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner no solo adquirió de nuevo inmunidad sino que fue revindicada políticamente por la mayoría que le eligió en Argentina. El 27 de octubre tuvo muchas razones CFK (su acrónimo) para celebrar.

El 8 de noviembre salió en libertad Lula da Silva y de facto arrancó la campaña electoral, con bastante antelación, para las elecciones presidenciales de Brasil en 2022. Si bien Lula fue liberado gracias a una medida no dirigida a él exclusivamente y sin que se haya establecido su inocencia, la izquierda en Brasil y en América Latina lo ha presentado como una gran victoria del veterano líder, de 74 años y dos veces presidente en su país. Sin ambages, Lula volvió al ruedo político y aspira a la presidencia, una vez más.

Muchos acontecimientos en muy corto tiempo. En cuestión de seis semanas, el rostro de América Latina en diversos países es otro. Habrá que estar al tanto de cómo continúan estos cambios.

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4 comentarios

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Profile picture for user Cristinita

Y en El Cayo, ni un cambio de blumer. Echando con la misma cara estropajeada y obsoleta.

Esos mexicanos son miembros de la Guardia Presidencial que López Hablador había suspendido por ''sus excesivos gastos'' y servían a presidentes neoliberales. Ahora unos 14 de ellos cuidan al socio fuerte del gobierno mexicano el narcotraficante ''presidencial'' multimillonario Evo Desmorales. Eso SÍ , México no es un país injerencista en los asuntos de Cuba , Venezuela y Nicaragua. ¡Eso nunca!

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Mike, más bien el gobierno de Cuba, (la maldad que nunca duerme, el ojo sin párpado) en su contrato con todos los dictadores que deseen ser vitalicios, alarga sus tentáculos dentro de todos esos gobiernos que mencionaste. Ellos no son propiamente injerencias, ellos están en cuatro y listos para ser penetrados por el tentaculo castrista.

Profile picture for user Ares I

En el mundo real, si quieres un buen par de zapatos, no te pones a fabricarlo tu mismo, vas y lo compras de quien tiene una fábrica, un know how de como hacer el zapato. En el mundo gubernamental, si quieres ser dictador vitalicio, acudes al castrismo, la dictadura más longeva, mejor disfrazada y exitosa de la humanidad, la que tiene el know how de como controlar tu sociedad y sacar el jugo a tu país.
Claro, eso tiene un precio.