El escritor y guionista cubano Senel Paz consideró que la lucha actual de la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) contra la censura y por su derecho a la libre creación es "compleja", pero prometedora, y que tiene sus antecedentes en el momento en que, por el año 1991, de producía la icónica película Fresa y chocolate.
El autor de El hombre, el bosque y el hombre nuevo participó esta semana en una edición del proyecto cultural La Tertulia donde conversó sobre cómo su cuento llegó a convertirse en la galardonada Fresa y chocolate, y ofreció sus percepciones sobre otras cuestiones del cine cubano actual y la ACC.
"Es una situación compleja y prometedora. Prometedora porque es vida, es acción, es la gente tratando de luchar por sus derechos, por crear, por avanzar, más allá de que pueda tener desenfoques, errores y demás", dijo Paz.
"Todo tiene una historia detrás; el antecedente claro de esta asamblea es ya en el 2012 o 2013 cuando desde el Estado intentan arreglar los problemas del cine (muchos que son de cosas legales, económicas), pero tratan de hacerlo sin la participación de los cineastas, sin la participación de los creadores, que es un error mayúsculo y que provoca la existencia de un grupo conocido como el G20, la primera oposición de los cineastas buscando un papel protagónico para resolver sus propios problemas", señaló.
Según el Premio Nacional de Cine 2020, la asamblea de hoy "aún tiene un antecedente anterior, en el año 91, haciendo Fresa y chocolate".
Entonces, "de hoy para mañana, el Estado intentó eliminar el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y unirlo al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Un grupo de 18 cineastas, entre ellos Titón (Juan Carlos Tabío), también yo, se declaró prácticamente en huelga y logró que eso se detuviera", explicó.
"Esto viene de una tradición, de que los cineastas luchen por sus derechos. Esto a veces se complica, la relación con la autoridad. Todo se complica en nuestro país políticamente. La gente dice, tú pelas una cebolla, y eso ya es una acción política. Pues más esto, que es cine y todo el mundo empieza a meter la mano. Una confrontación que debería ser cultural, otros intereses las desvían a lo político, de un lado y de otro", añadió.
En palabras de Paz, "hay quien ve oportunidad de tener inversión de oposición política y en realidad no le interesa lo cinematográfico. Y a veces las autoridades, el Gobierno, en vez de enfrentar el problema cultural que se les está planteando, para llevarlo al terreno de su ventaja, lo descalifican desde el punto de vista político".
"Yo creo que los cineastas se mantendrán firmes. Lo bonito que tienen las cosas es que no son unidades totales, es una fragmentación, que es lo que lo enriquece. Pero los objetivos esenciales, que es el reclamo de no a la censura, por la libertad de creación y de oportunidad para todos, que no haya un funcionario o una institución que diga 'este sí y este no, por esta cosa, por sus ideas, sus creencias'. Es una batalla que ahora mismo está candente, el proceso está en marcha", dijo.
"En estas batallas no siempre hemos ganado los cineastas", lamentó, sin abundar al respecto. "Pero al final, por lo menos hasta ahora, nuestras razones están fundamentadas", concluyó el también Premio de Literatura Ernest Hemingway 2020.
Otro que juega con la cadena. ¿Qué va a decir? No hay manera de desvincular el arte (que se supone que esté liberado de cualquier censura y limitaciones) de la sociedad y por lo tanto es político. Un film es un reflejo de la sociedad y eso lo saben las dictaduras como la cubana y es ahí donde comienzan los conflictos. Es lógico que el estado quiera intervenir en los quehaceres de los cineatas porque están tratando potencialmente con un vehículo ideológico y político,
Wow, qué vieja se ha puesto la guajira.
Era por los días en que Senel había ganado el Rulfo. Ahora no recuerdo si ya me había leído la fotocopia del cuento que circulaba por los mentideros, pero creo que no. Y sucede que me lo encuentro en la parada de Línea y Paseo. Nosotros no éramos lo que se dice amigos, pero nos conocíamos de cuando F y 3ª, aquel espantoso edificio de becas. Éramos del mismo año, pero él hacía periodismo y yo otra carrera. Por lo que no éramos compis de estudio, aunque siempre nos saludábamos cuando coincidíamos por la calle y hasta echábamos un 'small talk'. Ese día tocaba felicitarlo, como era lógico. Su premio no paraban de noticiarlo en Radio Francia Int. y luego en otras emisoras, exceptuando las nacionales desde luego. Comentamos eso y lo otro, pero cuando quise profundizar en la materia salió echando sin despedirse y sin que fuera a coger la guagua. Un ataque de pendejitis aguda, me pareció, aun cuando no dejo de comprender a quien se mueve en esa cuerda floja de ser escritor o guionista en Cuba.
Él nació con pendijitis.