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Todo sobre las MIPYMES en Cuba: Impuestos, un martillo para escachar empresas

El Gobierno cubano no usa la política fiscal para estimular la proliferación de MIPYMES y reducir la inflación, como sí hace con la inversión extranjera. ¿Por qué?

La Habana
Impuestos a las MIPYMES en Cuba. Ilustración.
Impuestos a las MIPYMES en Cuba. Ilustración. Diario de Cuba

Como los impuestos son parte de los costos de producción, los empresarios tratan de cargárselos a los consumidores en el precio de venta. La capacidad de cada empresario para repercutir sus costos en los precios depende mucho de la elasticidad-demanda de su oferta, es decir, de cuánta venta pierda cuando sube el precio.

En esa elasticidad-demanda es, a su vez, un factor primordial que depende de cuán competitivo sea el mercado. Si el producto se vende en un mercado competitivo —es tomador de precio— y hay ofertas que puedan sustituirlo, será muy elástico, con lo que una variación pequeña del precio tendría consecuencias catastróficas para el volumen de ventas.

En Cuba no existe libre mercado ni hay competencia; por lo tanto, los empresarios pueden repercutir los impuestos en el precio de sus productos, ya que la única posibilidad para los clientes, dada la ínfima variedad de opciones para casi cualquier mercancía, es consumir o no consumir.

Así, una rebaja impositiva generalizada a las nacientes MIPYMES y a los Trabajadores por Cuenta Propia (TCP) incentivaría una competencia a la baja —disminuyendo la inflación, pues los empresarios podrían disminuir sus precios sin afectar su margen comercial, y vendiendo más barato rotarían más rápidamente sus stocks, lo que redundaría en mayores ganancias netas en cada periodo fiscal… y quizás en más recaudación de impuestos para el Gobierno.

Pero antes de pensar si una rebaja impositiva sería conveniente para reducir la inflación cubana, debemos preguntarnos si al nivel impositivo actual hay margen para que el Gobierno rebaje los impuestos. Además, debemos averiguar si la carga fiscal vigente realmente tiene impacto dentro de la formación de precios.

Respondiendo lo primero, si comparamos con economías complejas donde ya actúan millones de empresas, y por ello no tienen tanta necesidad de incentivar fiscalmente la creación de otras nuevas, como sí debe hacerse en Cuba, encontramos Impuestos de Sociedades muy inferiores al cubano.

China y España 25%, Estados Unidos 21%, Alemania 15%, Vietnam 20%, Irlanda 12,5%, Hungría 9% y Suiza 8,5%. Cuba las supera a todas, aquí el Impuesto de Sociedades es del 35%, lo que significa que el Gobierno tiene un margen enorme para aligerar la carga fiscal.

Ahora, para conocer cómo influyen los impuestos en la formación de precios en el nada competitivo mercado cubano, partamos de una oferta real de refresco instantáneo Zuko (el más popular y casi único existente en la Isla) al por mayor —un contenedor en el puerto del Mariel—, a un precio de 0,20 dólares por paquetico; esto es, 36 pesos cada paquete a un tipo de cambio de 1 dólar por 180 pesos.

Despreciando los demás gastos para centrarnos en la incidencia fiscal, tenemos que a las ventas minoristas las graban un 10% en base al beneficio bruto, y a eso se le suma el 35% de impuesto sobre el beneficio neto.

Pero, además, la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) contabiliza el dólar a 120 aun cuando sabe que el empresario debe conseguirlo a sobreprecio en la calle, con lo que por efecto tipo de cambio se sufre un impuesto adicional, ya que la oficina tributaria, al calcular la base imponible, asumirá que cada paquete de refresco, en vez de haber costado 36 pesos, costó 24, con lo que la base imponible aumenta en 12 pesos por paquete

Así, vendiendo el paquete a los 75 pesos que actualmente valen al por menor, tiene el empresario que pagar 25 pesos de impuestos, quedándose con solo 26 pesos para cubrir otros gastos y sacar su ganancia. El impuesto real, en este ejemplo con un tipo de cambio cercano a la realidad, es casi del 50%, con lo que el Gobierno, sin correr ningún riesgo ni hacer esfuerzo alguno, gana más que el empresario con esta operación.

El empresario de nuestro ejemplo debe vender su mercancía con un margen de casi el 50%, ¡lo que es una barbaridad!, solo para cubrir la carga fiscal directa —hay además otros impuestos y tasas aquí no incluidos—, así que se puede afirmar que el régimen fiscal es hoy un elemento de mucho peso en los precios que manejan las MIPYMES y los cuentapropistas.

La conclusión lógica, asumiendo que el Gobierno conoce estos cálculos, es que al Estado no le preocupa la inflación, pues teniendo una herramienta en la mano para reducirla, no lo hace.

Además, teniendo en cuenta que la recaudación fiscal de MIPYMES y cuentapropistas significa muy poco para las arcas estatales, tal carga impositiva —probablemente la más alta del mundo— existe solo como mecanismo de decantación, para separar a MIPYMES y cuentapropistas con gran liquidez —gracias a estar bien "enchufadas" al poder— de la inmensa mayoría de empresarios privados independientes, que chocarán contra ese enorme muro fiscal.

En definitiva, aunque el Gobierno abrió el camino para que cualquier cubano fundase una pequeña o media empresa, contra toda lógica no usa la política fiscal para estimular la proliferación de MIPYMES y reducir la inflación, como sí hace con la inversión extranjera, ¡la cual está eximida de pagar impuesto de sociedades los primeros ocho años! Por el contrario, el castrismo usa los impuestos como un martillo para escachar MIPYMES, y así despejar el camino para que solo prosperen aquellos emprendimientos allegados a su poder. No hay otra interpretación posible.

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4 comentarios

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Está serie de artículos ha sido lo mejor que he leído sobre el tema, felicidades a DDC por su trabajo, debería buscar manera de que está serie sea más difundida, estoy pensando hasta en un libro sobre el tema

Un libro sobre el tema MIPYMES escrito por Rafaela Cruz es una excelente idea.
Ojalá a Rafaela se le ocurra la idea.

No soy economista ni tengo una mipyme pero esta explicación la entiende hasta mi nieto de 2 años.
La lucha es contra la riqueza personal, la pobreza es la consecuencia.
El Nacionalismo estrecho, que evita a toda costa el enriqueciendo del ciudadano cubano pero que llama y seduce al ciudadano extranjero a enriquecerse en la isla, demuestra que esta cosa llamada revolución cubana no es más que un experimento de ingeniería social, pobreza y control estatal.
Gracias por esta saga sobre mipymes Rafaela.
Supongo que hay muchísima gente siguiéndote para conocer lo que no nos dice el gobierno.

Lo de las empresas extranjeras es una auténtico misterio pues aunque el régimen facilita e incentiva la inversión, después entorpece y dificulta al máximo que puedan sacar del país los beneficios. Así que no sé qué empresas extranjeras pueden invertir en Cuba. Imagino que el beneficio que sacarán será que los directivos de esas empresas podrán ir de viajecito cada cierto tiempo a tomar en roncito y pasarse por la piedra a todas las jovencitas que puedan porque otra cosa no se me ocurre.