Mientras el Gobierno cubano no ha dejado de invertir en hoteles y otros proyectos turísticos, ni siquiera en el peor momento de la epidemia de Covid-19 y en medio de las penurias económicas de las familias, los datos oficiales del turismo internacional siguen arrojando una muy escasa ocupación en las instalaciones.
"La tasa de ocupación media de 14,4% del turismo internacional en Cuba en el primer semestre de 2022 fue superior a la tasa media del primer semestre del año anterior (5,1%), pero inferior a la tasa —también baja— de 25,4% registrada en igual etapa de 2020", explicó el economista Pedro Monreal en sus redes sociales.
El experto extrajo los números de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
"La reciente tasa de ocupación semestral del 14,4% del turismo internacional en Cuba es inferior a las tasas mensuales de años 'normales' como 2018 y 2019, e inclusive inferior a las tasas de un año 'malo' como 2020", añadió Monreal.
Para el economista, esto "dificulta la recuperación de inversiones turísticas".
A pesar de la caída del turismo y en medio de crisis y colapsos sanitarios como el del Covid-19 y en medio de discursos de las autoridades que culpan al embargo de EEUU de los apagones, la escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos y también de un cada vez más pronunciado deterioro de las viviendas, los cubanos han visto levantarse hoteles de lujo en medio de ciudades en ruinas.
La construcción de nuevas habitaciones turísticas —que el propio Pedro Monreal estima es el grueso de la partida de "servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler"— llegó a rozar el 50% de la inversión entre 2020 y 2021.
El aumento del número de habitaciones contrasta con los altibajos sufridos en la cifra de turistas. Según información preliminar de la propia ONEI, en Cuba se han recibido 834.891 visitantes internacionales de enero a julio, unos 693.592 más que en el mismo período del año anterior de 2021 cuando se enfrentaba uno de los peores momentos de la pandemia.
Inflación al alza
En otra publicación, Pedro Monreal señaló que "la inflación en Cuba sigue su marcha imparable" al citar otros datos de la propia ONEI.
"Al concluir julio de 2022 el índice de precios al consumidor era un 32% mayor que hace un año, 'halado' principalmente por un encarecimiento interanual de 52% en el precio de los alimentos", sostuvo.
En palabras del experto, "el nivel de inflación interanual de 32% de julio de 2022 refleja desequilibrio macroeconómico" y alertó de que "o se corrige, o la inflación hundirá aún más el poder de compra del salario medio cubano y empobrecerá al hogar promedio".
Calificó como "preocupante", sobre todo, la inflación de alimentos en Cuba. "La carne de cerdo, de ave y el arroz registraron en julio un incremento mensual muy altos de precios".
Aparte de que la escasez ya es un golpe para la mesa diaria del cubano, el hecho de que los pocos alimentos que aparecen tengan unos precios astronómicos complica aún más la nutrición y la economía familiar.
El Gobierno cubano impuso la llamada Tarea Ordenamiento en enero de 2021 pese a la crisis económica, agravada por la pandemia de Covid-19. Desde entonces, los precios no paran de subir y la mayoría de los productos disponibles están en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) o en el mercado negro. En este mercado informal, el dólar al que no tienen acceso todos los cubanos para comprar en las cuestionadas tiendas del Gobierno llegó a los 150 pesos el fin de semana pasado, una cifra que no veía desde el mal llamado "periodo especial".
Propiedades administradas por terceros partidos con acuerdos a largo plazo. La taza de ocupación media es desastrosa bajo los estándares de cualquier recuperación. Sin embargo, desconocemos la naturaleza de estos contratos. Especialmente, los acuerdos relacionados a las tarifas. Porque es posible que los administradores foráneos tengan cláusulas en los acuerdos para proteger la operación comercial de la inflación. Y que los dueños de la propiedad, GAESA, arrastran un lastre financiero vinculado a las tarifas, y en desventaja con los administradores extranjeros.
La culpa es de EEUU. Al márgen de la humorada, la ecuación nos muestra que un presidente inepto más un PCC y unas FAR muy lejos de la realidad, con un índice de corrupción elevado, arrojan estas paradojas de hoteles literalmente vacíos. Habría que preguntarle a las Cadenas Meliá e Iberostar que clase de contrato hicieron con el finado López-Callejas, gerente de Castro SA, porque esto suena más a lavado de dinero que otra cosa. Se ve que el Fisco español mira para otro lado.
El fisco español sólo mira a los pequeños que pagan y no protestan... porque no tienen dinero para la pagarse la defensa.