El comandante Antonio García, una figura insurgente colombiana que ha gozado largamente de la protección de Cuba, fue ratificado al frente del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, que con un extenso pronunciamiento público ha tomado distancia del Gobierno de Gustavo Petro e incluso de la vía electoral para lograr "las transformaciones que la sociedad reclama".
Con motivo de los 60 años de la declaración a favor de la lucha armada del ELN, en su origen con fuerte influencia de sacerdotes de izquierdas y soporte de la Cuba castrista, García reapareció este 17 de junio en un vídeo leyendo una extensa declaración.
La vocería de García ratifica su condición de figura central en un triunvirato que conduce al otrora grupo guerrillero, hoy devenido en una organización criminal de acuerdo con especialistas del think tank Insight Crime.
El vídeo sirve, asimismo, para acallar versiones sobre supuestos enfrentamientos entre los varios frentes del ELN. De acuerdo con reportes independientes y estimaciones realizadas por Insight Crime, el ELN opera en al menos 23 de los 32 departamentos de Colombia y en ocho de los 24 estados de Venezuela.
En Colombia sus principales bastiones se encuentran en los departamentos de Chocó, al noroccidente del país, Norte de Santander, al nororiente, y Arauca, al oriente del país, donde controlan parte del narcotráfico, el contrabando y la extorsión.
Pese a la naturaleza criminal de sus operaciones, que son su fuente de financiamiento, la comandancia del ELN mantiene un discurso político como lo evidenció el mensaje de García de este lunes, en el cual equiparó a su organización con grupos nacionalistas y de izquierdas de varias partes del mundo, además de cuestionar el poder hegemónico de EEUU y Europa Occidental en la agenda global.
"El pacto histórico logró la Presidencia con Gustavo Petro, pero las reformas propuestas han sido bloqueadas por los grupos de poder económico y político que son hegemónicos (en Colombia)", resaltó la figura central del ELN para marcar distancia del primer gobierno abiertamente izquierdista en Colombia, que luego de casi dos años muestra pocos logros sociales o transformaciones significativas de la dinámica nacional.
Para García, el balance de los dos primeros años de Petro en el poder, les ratifica a los integrantes del ELN que "solo la lucha y la movilización creciente de las masas y sus organizaciones será el verdadero camino para las transformaciones que las mayorías de Colombia reclaman desde hace décadas". Para el ELN, esas son sus banderas después de 60 años de levantarse en armas.
"El Congreso del ELN ratifica su voluntad de paz y disposición a cumplir con lo acordado en las mesas de paz con el Gobierno", señala el mensaje de la comandancia de este grupo, que actúa como como una suerte de confederación, donde el responsable de cada área geográfica se suele mover con bastante autonomía en torno a las decisiones que toma.
El ELN se deslindó, por otro parte, del proceso constituyente que impulsa el Gobierno de Petro. En una dirección distinta se manifestó hace un mes en su reaparición Iván Márquez, quien encabeza una de las facciones de las FARC que no se acogió al proceso de paz firmado en La Habana en 2016.
Para Petro es una prioridad el proceso de paz, que tiene mesas tanto con las facciones que fueron parte de las FARC como con el ELN. Además, ahora le ha sumado el proceso constituyente. Analistas estiman que estando a mitad de su gestión y con una merma importante en su valoración pública, es difícil que el presidente, un antiguo guerrillero del M19, pueda concluir alguna de estas iniciativas de forma exitosa antes de que concluya su periodo presidencial en agosto de 2026.
"Este proceso de paz, construido con la participación de la sociedad, puede abrir o concluir en un proceso constituyente", deslizó García, para distanciarse de lo que propone Petro (dos procesos en paralelo) y condicionar la participación del ELN en un proceso constituyente solo una vez que se firme un acuerdo de paz.
La dirección nacional insurgente la seguirán encabezando "Antonio García", "Pablo Beltrán" y "Pablito", según el comunicado de este lunes. De acuerdo con Insight Crime, Eliécer Erlinto Chamorro, alias Antonio García, es el comandante en jefe de la guerrilla, acompañado por el comandante político Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán, mientras que Aníbal Giraldo, alias Pablito, el encargado de las relaciones entre la comandancia y las distintas facciones que se siguen llamando "frentes de guerra".
Aun cuando el ELN se manifiesta a favor del proceso de paz, sostiene que el mismo está en crisis y esto se lo achacan al Gobierno de Petro.
"En el momento actual el proceso de conversaciones de paz atraviesa por una grave crisis producida por incumplimientos de acuerdos por parte del Gobierno, pero en la medida que se rectifique de manera cierta podrán reanudarse las actividades de la mesa (de diálogo)", reza el mensaje que se difundió masivamente por redes sociales.
La respuesta del Gobierno de Petro fue inmediata, al llamar a que el ELN definiera su regreso a la mesa de diálogo y canalizara en ese espacio sus señalamientos y observaciones.
Finalmente, al hacer un balance de los años de la gestión de Petro, la revista británica The Economist advierte que el mandatario no ha logrado sacar adelante su agenda, sus reformas están estancadas y ha tomado el camino del populismo en vez del pragmatismo.
Petro está en horas bajas, si nos guiamos por los estudios de opinión pública. Un 61% de consultados rechaza su propuesta de constituyente y solo tiene un índice de aprobación del 38%, según el estudio Polimétrica de la empresa Cifras y Conceptos, con trabajo de campo durante la primera semana de junio. Al iniciar su Gobierno, Gustavo Petro contaba con el aval del 56% de los colombianos, según estudios de 2022.
Diálogo de paz= blablablá blablablá