No hay dudas de que el castrismo se siente a la defensiva cada vez que se trata el tema del respeto a los derechos humanos. Además de las habituales violaciones que se cometen en la Isla en lo referido a las libertades individuales (de prensa, asociación, sindicalización y otras), en estos tiempos la atención de la comunidad internacional se centra en las cientos de personas que guardan prisión en Cuba por haber participado en las protestas del11 de julio de 2021.
Esta situación adquiere aún mayor relieve a raíz de la próxima celebración de la Cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (UE-CELAC) en la ciudad de Bruselas. Una cita en la que se espera que las discusiones acerca de los derechos humanos estén presentes en la agenda de buena parte de las naciones participantes.
En previsión de un medio adverso que podría encontrar la representación castrista en la referida Cumbre, el canciller cubano Bruno Rodríguez ofreció hace poco declaraciones a la prensa, en las que expresó su preocupación por las que calificó como "acciones de la parte europea que podrían poner en peligro el éxito de la reunión".
El funcionario castrista, entre otras cosas, se refirió a "aquellos que intentan imponer una visión sesgada y europeísta en la relación birregional, pretendiendo ignorar las prioridades e intereses de nuestra región".
Aquí cabe destacar cómo el canciller castrista, específicamente cuando habla de "los intereses de nuestra región" se arroga el derecho de hablar en nombre de toda la región latinoamericana, muy diversa políticamente a pesar de participar en esta Cumbre bajo el manto integrador de la CELAC. Es como si Chile, Uruguay y República Dominicana, por ejemplo, debieran asistir a Bruselas con la misma preocupación que Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Claro que yerra el jefe de la diplomacia castrista. Porque la triada totalitaria que su gobierno comparte con la Nicaragua sandinista y la Venezuela chavista no es representativa de la realidad política de la región, donde aun con la presencia de un buen número de gobiernos de corte izquierdista, son respetadas las instituciones democráticas y el Estado de derecho.
Por otra parte, el panorama que le espera a la representación cubana en la Cumbre de Bruselas se complicó tras la emisión por el Parlamento Europeo de una resolución que condena la violación de los derechos humanos en la Isla, así como la solicitud de sanciones al mandatario Miguel Díaz-Canel, en su calidad de máximo jefe de los aparatos represivos del régimen.
El heredero de los Castro, después de anunciar que asistirá a la Cumbre de Bruselas, inició una visita a Portugal, calificada por algunos como una especie de compás de espera para aquilatar cómo evoluciona la situación en la capital belga en vísperas del inicio de la Cumbre.
En verdad no son tan estrechos los vínculos políticos entre La Habana y Lisboa, ni tan fluidos los intercambios comerciales entre los dos países. De acuerdo con cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el país lusitano ocupa apenas el noveno lugar entre las naciones europeas que comercian con Cuba. Ni tan siquiera la firma de acuerdos para la llegada de médicos cubanos a Portugal ameritaría una visita de tres días de Díaz-Canel a esa nación europea.
Con respecto a la participación o no de Daniel Ortega y Nicolás Maduro en la reunión de Bruselas, nada ha trascendido hasta el presente. Son gobernantes cuyas imágenes se han deteriorado mucho últimamente, y en consecuencia no asisten con regularidad a los encuentros con otros mandatarios.
Los sacerdotes presos en Nicaragua, y la injustificada inhabilitación política de María Corina Machado en Venezuela, entre otras fechorías, son baldones que pesan sobre las espaldas de ambos dictadores.
Nada más hay que abrir la Declaración Universal de los Derechos Humanos para saber que los HDLGP que desgobiernan nuestro país no respetan ni uno solo de esos derechos. Hay que estar ciego o ser un lamebotas/dicksucker/estudiante de la UCI para "no darse cuenta".