Nicolás Maduro decidió no viajar a Brasilia el 1 de enero, luego de diversas gestiones que hizo el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Esta decisión pasó por debajo de la mesa en la toma de posesión del septuagenario referente de la izquierda latinoamericana. Lo que sí se ha convertido en noticia es la decisión del gobernante venezolano de no asistir a Buenos Aires este 24 de enero.
El Gobierno de Venezuela anunció que Maduro no viajará a Argentina y alegó razones de seguridad. El presidente venezolano declinó en el último minuto la invitación del Gobierno argentino a participar este martes 24 en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un espacio de integración regional que intentan reflotar los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Argentina, Alberto Fernández.
En un comunicado oficial, el régimen venezolano sostuvo que están en marcha "planes extravagantes diseñados por extremistas de la derecha" para atacarlo y poner en riesgo la cita regional, en un discurso que para muchos se asemeja al usado por la dictadura cubana en décadas atrás, cuando aún estaba vivo Fidel Castro. Venezuela estará representada en la cumbre de la CELAC por el canciller, Yván Gil, quien fue nombrado en esta posición hace escasos días.
La decisión de Maduro estuvo precedida de protestas que encabezaron ciudadanos venezolanos, cubanos y nicaragüenses en Buenos Aires para manifestar su rechazo a la presencia en Argentina de los representantes de tres autoritarismos latinoamericanos: Maduro (Venezuela), Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Daniel Ortega (Nicaragua).
Al contrario de Maduro, Díaz-Canel sí arribó a la capital argentina este lunes y fue recibido en el aeropuerto de Ezeiza, en las afueras de Buenos Aires, por el vicecanciller argentino Pablo Tettamant.
Daniel Ortega tampoco estará presente en la cita de la CELAC. De acuerdo con el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, el gobernante nicaragüense "tiene pánico de salir de su celda" y por tanto solo se desplaza desde Managua, donde vive rodeado en una suerte de bunker, bien sea a Caracas o a La Habana.
"En las últimas horas hemos sido informados, de manera irrebatible, de un plan elaborado en el seno de la derecha neofascista, cuyo objetivo es llevar a cabo una serie de agresiones en contra de nuestra delegación", señaló el Gobierno venezolano.
Activistas sociales y políticos venezolanos residenciados en Argentina reivindicaron la ausencia de Maduro como un triunfo de la ola de protestas y la posibilidad de que se activara un proceso penal contra el gobernante de Venezuela por crímenes de lesa humanidad, esto relacionado con denuncias presentadas por víctimas venezolanas ante la Justicia de Argentina.
"Se trata de una victoria de la sociedad civil, pero también una muestra de que en Argentina aún hay independencia judicial. Nicolás Maduro no viene a la cumbre de la CELAC por miedo a ser detenido", aseveró Jesús Delgado Valery a DIARIO DE CUBA desde Buenos Aires. Delgado Valery es venezolano y es el coordinador de la iniciativa DemoAmLat dedicada a la promoción de los principios democráticos en América Latina.
Indira Urbaneja, analista política venezolana, dijo a DIARIO DE CUBA que la celebración de la cumbre de la CELAC constituía un espacio vital para el Gobierno de Venezuela en su estrategia de reinsertarse en la región.
"El marco de la celebración de la CELAC era el espacio perfecto para Nicolás Maduro rompiera el encierro, el cerco regional que lleva desde mediados de 2018", sostuvo Urbaneja. En 2018 Maduro fue reelecto en unas elecciones que no fueron reconocidas por decenas de países de América Latina, Norteamérica y Europa Occidental.
A juicio de Urbaneja, en el marco de esta cumbre para Maduro resultaba "vital el reencuentro con Lula da Silva y con el mismo Alberto Fernández (presidente de Argentina) quienes están tratando de promover una nueva estrategia, una suerte de reacomodo en la región en relación con Venezuela".
Según esta analista política, usualmente informada, Maduro y su comitiva tenían las maletas listas para viajar a Buenos Aires, pero terminó imponiéndose el tema de la seguridad para descartar el viaje.
"El problema principal es la seguridad. No se alcanzó un piso de seguridad totalmente garantizado en Buenos Aires", aseveró Indira Urbaneja.
En el análisis que la analista comparte con DIARIO DE CUBA, no solo pesó el riesgo de que se emitirá una orden de captura contra Maduro, como han señalado actores de oposición venezolana, sino que por ejemplo podrían haberse tomado acciones sobre el avión presidencial o sobre integrantes de la comitiva.
Urbaneja coincide con Delgado Valery en reconocer la independencia de poderes en Argentina. Según ella, esto genera una situación de incertidumbre porque el Gobierno de Alberto Fernández no le podía garantizar a Maduro que no hubiese una actuación del sistema judicial.
Además del desconocimiento como legitima de su relección en 2018, sobre Maduro pesa una recompensa de 15 millones de dólares que ofreció EEUU en 2020. Maduro y sus colaboradores en materia de seguridad son, por otra parte, objeto de una investigación preliminar por parte de la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, tras la represión de las protestas opositoras en 2014.
Se filtró que le iban a poner una cáscara de plátano en la escalerilla del avión.
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