Ante los grandes desafíos que emergieron del escenario internacional, los países de América Latina actuaron en 2022 de forma individual, sin concertar posiciones comunes. La fragmentación, que, según analistas consultados por DIARIO DE CUBA, parece ser signo del 2022 se evidenció por la desintegración regional y los propios procesos de fracturas internas dentro de las naciones.
La región latinoamericana vivió en 2022 lo que parece ser el fin de la pandemia de Covid-19, con alegrías y angustias. Por un lado, entre los países de América Latina prácticamente desaparecieron las medidas sanitarias restrictivas, pero las secuelas de la epidemia global golpearon con fuerza la economía regional, ahondando la desigualdad y haciendo crecer de nuevo la pobreza.
"Resumiría el signo del año con la palabra fragmentación. Estamos ante una región fragmentada, con relaciones entre los países muy fracturadas, y eso se ha ido manifestando geopolíticamente", explica Elsa Cardozo, exdirectora de la Licenciatura y Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
En América Latina, durante este 2022, se hicieron públicas las dificultades, según Cardozo, "para concertar respuestas comunes incluso a temas que afectan tanto a todos". Ella, al ser consultada por DIARIO DE CUBA, sostiene que ante asuntos como los flujos migratorios (centroamericanos, cubanos, venezolanos) o la propia crisis venezolana, llamativamente no se ha logrado una concertación regional mínima.
"Ante estos y otros temas de envergadura, hay una falta de respuesta consensuada entre los países de la región", precisa la académica venezolana.
Por su parte, al aportar sus puntos de vista en este balance de América Latina durante 2022, Andrés Serbin afirma que "la región se encuentra más fragmentada, desde luego esto varía, tiene matices y asimetrías", pero, a juicio de este experto en geopolítica "la región tiene falta de unidad y hay una clara ausencia de liderazgos para enfrentar la crisis y los cambios globales".
Serbin es el presidente de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), y respondió a preguntas de DIARIO DE CUBA desde Buenos Aires. En su opinión, en términos sociales y económicos, América Latina fue duramente golpeada por el Covid-19 y no hay señales de que pueda ocurrir rápidamente una recuperación económica que contribuya a restituir los niveles de pobreza y desigualdad pre-pandemia.
Para Cardozo, América Latina con este 2022, unido a un pobre 2021, se encamina a una "nueva década perdida", como se le llamó a la década de los 80 entre los países de la región, dado el estado caótico de sus economías y el crecimiento de los niveles de pobreza y desigualdad.
La pandemia ha llevado a la región a "niveles de empobrecimiento equiparables a fines del siglo pasado", y a su juicio esto traerá mayores desafíos para gobiernos que deben lidiar con esta agenda económica y social con presupuesto limitados o disminuidos.
En opinión de la académica, otra línea de fractura interna en los países de la región es la gobernabilidad. Se tiene este telón de fondo del contexto internacional, en el cual sin haber ocurrido una recuperación de los efectos globales de la epidemia de Covid-19, se vive ahora el impacto de la guerra en Ucrania, tras la invasión de Rusia a inicios de este 2022.
"No es un problema menor la gobernabilidad. Cómo están lidiando los gobiernos con graves problemas de varios años: insatisfacción social, demandas sociales no atendidas, protestas", precisa Cardozo.
Por su parte, para Serbin los impactos económicos de la guerra de Ucrania en América Latina fueron limitados en 2022. Sin embargo, asegura: "Están los impactos geopolíticos: la guerra de Ucrania dejan en evidencia el papel periférico de la región en el concierto internacional. La guerra de Ucrania profundiza la pugna mundial por el acceso a recursos energéticos y alimentarios, por tanto, crece la presión para que los países de la región se alineen geopolíticamente".
Otra arista de la dinámica internacional reflejada en América Latina ha sido el pulso comercial entre Washington y Beijing, en este 2022. El presidente de CRIES puntualiza: "Vimos grandes avances de China en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. Esto ha ocurrido junto al retroceso, desde el punto de vista económico y comercial, de Estados Unidos en la región".
Finalmente, ambos analistas consultados por DIARIO DE CUBA abordaron lo que se viene caracterizando como la nueva marea rosa, por el ascenso al poder de presidentes "con críticas al modelo liberal" en países con peso específico en la región como México, Colombia, Chile y Argentina, junto al regreso al poder en Brasil del referente de la izquierda latinoamericana, el ya dos veces presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, a partir del 1 de enero.
Para Cardozo la crisis general que caracteriza la credibilidad en las instituciones en América Latina, conectada con la crisis de gobernabilidad que esta analista describió con antelación, es un asunto que ha afectado a todos los gobiernos de la región.
"No sólo enfrentan dificultades, está también la falta de legitimidad para pedir mayores sacrificios o comprensión de la población. En 2022 este fenómeno no solo afectó a gobiernos democráticos, sino autoritarios, de izquierda, populistas de izquierda o conservadores", sostiene.
Diversos organismos de derechos humanos denunciaron que en 2022 fue un año en el cual se robustecieron las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, ante la mirada impasible de diversos gobiernos democráticos. No pocos consideran que gobiernos de izquierda de origen democrático deberían ser cónsonos y exigir las mismas condiciones electorales, de sus países, en las naciones latinoamericanas hoy atrapadas por los autoritarismos.
Una característica de este 2022, que apunta finalmente Serbin, va en contravía de ver una suerte de movimiento homogéneo y consolidado a los países gobernados por presidentes progresistas. "La aparente oscilación de gobiernos conservadores a gobiernos de izquierda no implica necesariamente una nueva marea rosa", asegura. "En América Latina estamos en presencia de una serie de gobiernos progresistas y de izquierda, unos más autoritarios, otros más democráticos, tienen entre sí una serie de matices que hace muy difícil que pueda hablarse de una marea rosa, como si fuese un movimiento unitario".
El argentino no luce más vulgar y dudoso porque no puede. Político "latino" de pacotilla a pulso.