Continuidad de los parques
Oscar CruzSantiago de Cuba'cuando veo a estos pajizos dispararle/ a las muchachas, por la simple redención de desquitarse'
'cuando veo a estos pajizos dispararle/ a las muchachas, por la simple redención de desquitarse'
'lo vi arrancarle la cabeza/ a un número tenaz de despiadados'
'me doy cuenta de que él, nunca dudó sobre su arte./ su guerra y necedad eran las guerras/ contra un sordo y persistente destartalo.'
'su manera de arribar/ semeja a un alimoche: morbo y desdén/ pagan su vuelo.'
'resingar no dice si eres malo/ o eres bueno/ o si tienes/ el pH neutro/ como un pote de champú.'
'tumbado como un fauno veo/ a los tipejos como tallos/ buenos caballos para ser mujeres y/ buenas mujeres para ser caballos.'
'su fuente de ingreso principal es el "invento",/ lo real zarrapastroso camuflado en formas de economía./ como en otras subculturas del Oriente'
'y dicen/ que en Santiago/ hay más motores/ que vergüenza.'
'la gente dirá/ que esto no es más/ que una letrina, pero a usted no le interesa.'
'cavé como quien busca reventar/ con las palabras, las galeras herrumbrosas/ de sí mismo.'
'aunque perros rabiosos infesten los caminos/ y destilen por sus ojos el deseo de joder'
El poeta uruguayo aprovecha con eficacia el balbuceo burlesco y gracioso de los nativos del sur y pone a funcionar un pastiche de dichos, frases, y construcciones lingüísticas que subvierten toda seriedad.
'Los poemas aquí reunidos revelan una voluntad reflexiva sobre la condición del pobre contemporáneo, y su no lugar en un mundo cada vez más ajeno y lapidario.'
'un piquete escarnecía toda La Franja/ y sus cuatro bombochíes/ ya lo habían liquidado.'
'su relajo consiste/ en serruchar, ponerse/ a la cabeza, llegar/ delante.'
'clarias que van/ perras que vienen// la camándula viva/ desbordando/ su retrete// si te adentras/ si te arriesgas a chocar'
'tú eres/ cuando más aquel bovino/ que fallaba chapitas/ contra el tipo que calzaba/ a la vecina.'
'promete/ envenenar al perro/ en la misma medida/ que se emperra.'
'Se encuentra debajo de hojas muertas./ Del humus./ Su cinto se hace inmenso. Pero/ hay un cuerpo allí que se deshace de la muerte./ De la siesta. Del mediodía. Y nos deja acariciar en la piedra...'
Y así se llega al valor de la poesía. Una lección aprendida muy temprano por Oscar Cruz —digamos que al dedillo— desde 'Los malos inquilinos'.