'Poco a poco nos hemos vuelto insustituibles', dice una vendedora de Santiago de Cuba. 'Si no existiéramos, hoy el panorama sería apocalíptico para el Estado'.
También en este programa: Las madres que pidieron vivienda y comida ante la casa de Díaz-Canel, las aceras de La Habana, los hospitales de Santiago de Cuba, y la contaminación de los ríos Hatibonico y Tínima en Camagüey.
Una farmacia destruida en La Habana.Diario de Cuba
El contraste que se produce es revelador: tiendas llenas de alimentos muy costosos vs. anaqueles vacíos que deberían contener medicamentos para el pueblo.
Las farmacias estatales solo ofrecen inseguridad: 'Esta es la tercera vez que vengo y, luego de estar parado más de tres horas, se acabó el medicamento', dice un anciano.
'Aquí todos estamos enfermos'; 'ella es una cara de guante que se aprovecha'; 'por qué no dejó a la hija en casa'... La sensibilidad no sobrevive a las horas de espera, el cansancio y el hambre en las colas para comprar medicamentos en Cuba.
El MINSAP dice que las causas son el 'incremento de los precios en el mercado mundial, la escasez de materias primas y el retardo de las operaciones bancarias'.