Ni carros fúnebres, ni taxis, ni ataúdes resistentes, ni condiciones adecuadas en la funeraria. Al dolor de perder un familiar en Cuba se suma la odisea de enterrarlo.
Dice el órgano del Partido Comunista de Cuba que 'fueron los hombres y mujeres, la multitud de jóvenes, y los niños, quienes desearon llevarle sus flores' a las cenizas del dictador.
Las defunciones diarias superan la capacidad de enterramiento en el cementerio y los cadáveres son trasladados, bajo protestas de familiares, a otros poblados.
'Granma' dice que el difunto 'predica y conduce la Revolución, incluso desde el espacio de inmortalidad que ocupa en el corazón de la roca'.
En medio de su campaña contra el Movimiento San Isidro y el plantón ante el MINCULT, el régimen reedita la peregrinación que llevó las cenizas del dictador a Santa Ifigenia.
'Granma' dice que es para 'realzar su prestancia', pero no aclara cuánto costó.
Unos 1.000 santiagueros asistirán al cementerio de Santa Ifigenia y otros 2.000 seguirán el acto desde el Teatro Heredia.
Diversos textos subrayan lo terrible de vivir sin su presencia; otros, lo duradero de su legado.
Toda la tumba y sus decoración responden, a pesar de su proclamada sencillez, a una heráldica propia del culto a la personalidad.
La Cancillería española da su versión sobre el incidente tras preguntas de varios partidos.
'Granma' celebra la cifra aunque apunta que 'lo verdaderamente importante no se registra'.
La prensa oficial no precisa si el establecimiento es estatal o de un trabajador cuentapropista.
Los deseos del dictador 'siempre fueron, son y serán órdenes' para él, dice el artista.
'La diplomacia tiene que distinguirse por el buen discernimiento y la prudencia', opina.
Juan José Buitrago de Benito anuncia preparativos para abrir un consulado español en Santiago de Cuba.
José Luis Cortés dice que gracias al difunto dictador 'un negrito nacido en el Cundao llegó a tocar a Mozart y Beethoven'.
El Gobierno paga al menos a una docena de empleados para que mantengan pulcra y vigilen la tumba del dictador.
Quienes perdieron familiares durante los homenajes al dictador ni siquiera pudieron conseguir flores.
'Espero que Fidel me siga dando fuerzas para continuar luchando', afirma el puertorriqueño.
De ellas, 125.000 han llegado procedentes de más de 100 naciones, mayoritariamente de Alemania, España, Francia, Italia, Canadá y EEUU.
