El tipo de cambio de divisas flotará, pero Cuba va a hundirse

No importa cómo calcule el Gobierno el tipo de cambio flotante que acaba de anunciar el primer ministro; en todo caso, cuando abra CADECA (monopolio estatal de casas de cambio) bajo esta nueva modalidad, comprará dólares al precio del mercado ilegal menos un 10 o un 15%, descontando así una prima de riesgo. Si en la calle el dólar estuviese a 300, por ejemplo, CADECA ofrecerá comprarlo a poco menos de 270, un precio inferior, pero compensado por la seguridad de lo legal.

Pero si el precio de compra de CADECA bajara mucho no compensaría el riesgo y la gente seguiría o regresaría al mercado negro, con lo que CADECA, quiéralo o no, en sus compras de dólares estará atada al precio ilegal... al menos mientras la oferta de divisas no satisfaga la demanda, algo que ni a largo plazo va a suceder.

Entonces, para comprar, CADECA —dígase el Estado— no podrá imponer un precio y tendrá que adecuarse al precio de mercado, aunque sea uno ilegal. Sin embargo, CADECA no venderá la mayor parte de sus adquisiciones a precio de mercado, sino que una buena parte de los dólares comprados financiarán al sector estatal, incluyendo MIPYMES vinculadas o testaferras, mediante lo que Manuel Marrero denominó un "nuevo mecanismo para la gestión, control y asignación de divisas", que "establece los principios de distribución de dólares en la economía".

Así las cosas, CADECA solo venderá al mercado el remanente de dólares que el Gobierno no asigne mediante ese "nuevo mecanismo". Es decir, CADECA va a comprar más dólares de los que va a vender, lo que creará escasez de divisas para personas naturales y jurídicas no asociadas al castrismo, que tendrán que seguir recurriendo al mercado cambiario paralelo, pero encontrarán que en ese mercado hay menos divisas que antes, pues muchos habrán preferido vender a CADECA, y la única opción para personas que quieran emigrar o MIPYMES realmente privadas —para hablar solo de dos demandas bien fuertes— será pagar más por los dólares que queden en la calle.

Segmentando la demanda para priorizar sus intereses el Gobierno crea una escasez artificial de dólares para aquellos no privilegiados desde el Estado, una escasez que se traducirá en un aumento del precio del dólar en el mercado ilegal, que obligará a CADECA a ofrecer más por cada dólar o la gente se irá a vender a la calle, lo que a su vez provocará otra ronda de aumento del dólar en el mercado ilegal, y así, y así… ¿hasta alcanzar un equilibrio?

Tal equilibrio es imposible porque el trasvase de dólares privados hacia el Gobierno mantendrá crónica la escasez de dólares para el sector privado y, por lo tanto, este se mantendrá compitiendo por los pocos dólares que la gente no le venda a CADECA, es decir, pagándolos cada vez más caros y así forzando a CADECA a pagarlos también cada vez más caros en un ciclo alcista sin salida posible.

Y es que lo que acaba de anunciar el Gobierno no es una solución al mercado cambiario, una herramienta de estabilización o un modo de controlar la inflación, sino un mecanismo, otro más, para convertir remesas privadas en dinero del castrismo, nada más.

Sin embargo, este mecanismo que deja flotar los tipos de cambio manteniendo un monopolio legal del mercado cambiario es más peligroso que la situación actual de tasas de cambio fijas pero irrelevantes para el mercado real-ilegal. El Gobierno está desatando fuerzas que no podrá controlar, a menos que regresemos a cinco años de cárcel por llevar diez dólares en la billetera… algo tampoco descartable.

La solución correcta es privatizar la industria financiera, que históricamente ha sido motor de arranque de trascendentales cambios culturales y científicos. El Renacimiento llegó al apogeo en Italia cuando aquella banca era la más desarrollada; el capitalismo comenzó en Países Bajos cuando su banca desplazó a la italiana; la Revolución Industrial explotó en Inglaterra cuando banqueros de Lombardía, Brujas y Amberes se concentraron en Londres gracias a las libertades ganadas tras la Revolución Gloriosa que coronó al neerlandés Guillermo III.

Si en vez de CADECA como monopolio el Gobierno legalizase miles de pequeñas casas de cambio bajo normas de libre mercado, entonces sí se llegaría a ese "equilibrio" conocido como tipo de cambio, que, aunque en constante flotación, a menos que algo grave suceda rondará una cifra más o menos estable que le otorga previsibilidad a la economía.

Esto que ha anunciado el castrismo y que parece un cambio profundo, una transformación radical de la política cambiaria tras décadas de tipo de cambio fijo, en realidad es más de mismo. Nuevamente, hace como que cambia para no cambiar nada, aparentando que le importa el país mientras inventa nuevos modos de llenar sus morrales, esperando el inevitable momento en el que algunos tendrán que huir, y otros, con influencia y riqueza, intentarán robarse la transición y convertir a Cuba en otra bufonada en manos de nuevos dictadores, eso sí, más "democráticos" y capitalistas.