La escasez de efectivo profundiza la agonía de los cubanos en crisis

Son muchos los cubanos que, además de lidiar con apagones, desabastecimiento de alimentos o medicina y falta de combustible, enfrentan otro problema cotidiano en las últimas semanas: la escasez de pesos en efectivo.

Alejandro Fonseca hizo varias horas de cola en la puerta de un banco en el municipio de Playa, en La Habana, para sacar pesos cubanos de un cajero automático. Cuando casi era su turno, el efectivo se acabó, reportó The Associated Press.

Fonseca, administrador de una pequeña tienda de alimentos privada, tomó su triciclo eléctrico y recorrió varios kilómetros hasta otra sucursal donde finalmente logró conseguir dinero después de perder toda la mañana. No era la primera vez que le sucedía.

"No debería ser tan difícil conseguir el dinero que tú mismo te ganas trabajando", dijo molesto el joven de 23 años.

En las últimas semanas, la gente ha comenzado a formar colas afuera de bancos y cajeros automáticos en la capital cubana en busca de dinero para pagar los productos o servicios que cotidianamente usan.

"Hace tres días que no había dinero en un cajero", dijo el trabajador independiente Ramiro Pupo antes de recoger su bicicleta y salir a toda velocidad indignado de la puerta de un banco en el céntrico barrio capitalino del Vedado. En esta ocasión, él sí logró sacar su efectivo de un cajero.

Para los expertos, detrás de la escasez de efectivo hay varias razones, todas de alguna manera relacionadas con la crisis económica que ha enfrentado la Isla en los últimos años.

El economista cubano y catedrático en varias universidades extranjeras, Omar Everleny Pérez, enumeró entre los factores que explican la falta de efectivo en los cajeros al menos cuatro motivos: un creciente déficit fiscal, la inexistencia de billetes de una denominación mayor a los 1.000 pesos cubanos (equivalentes a tres dólares en el mercado paralelo), una elevada inflación y el no retorno del dinero a los bancos.

"Sí hay dinero, pero no en los bancos", dijo Pérez, quien consideró que el efectivo no está en manos de los asalariados, sino en las de varios actores económicos particulares como los pequeños o medianos empresarios que reciben ese dinero por transacciones, pero deciden no entregarlo al banco por desconfianza de que no puedan luego sacarlos o para convertirlos en dólares lo más rápido posible antes de que se deprecien.

La situación desesperada de los cubanos buscando efectivo en cajeros y bancos también es reflejada por un reportaje de Deutsche Welle.

"Llevo tres días para sacar dinero de un cajero, hoy fue que vine aquí y saqué", dijo un hombre a quien cada vez se le hace más difícil acceder a los billetes.

Otra mujer entrevistada describió la situación en La Habana: "No hay dinero, los cajeros rotos, cuando ponen dinero ponen poquito".

El economista Pavel Vidal, académico de la Universidad Javeriana de Colombia, destacó que la crisis cubana ha disparado la economía informal y sobre todo el mercado negro cambiario en el que "parte importante funciona en efectivo".

"Entonces tienes un Gobierno emitiendo mucho dinero sin la capacidad, sin los dólares, para poder imprimir los pesos", dijo el catedrático, quien responsabilizó al Gobierno de la situación. "Tampoco ha querido imprimir billetes de mayor denominación, el billete de mayor denominación son 1.000 pesos".

"El último dato que aparece en anuario estadístico, el 70% de ese dinero está en efectivo y solamente el 30% está en los bancos", dijo Vidal.

La semana pasada el Banco de Crédito y Comercio (BCC) en Sancti Spíritus confirmó lo que se veía venir y ya es una realidad desde hace tiempo: sus sucursales dejarán de reaprovisionar los cajeros automáticos y volverán a las operaciones físicas tras reconocer que no tienen efectivo.

Esto ocurre a menos de un año de que el Gobierno impusiera la obligatoriedad de que los pagos de salarios e intercambios financieros de la economía en la Isla sean a través de transacciones electrónicas y no de efectivo cuando las sumas excedan los 5.000 pesos cubanos (CUP).

En declaraciones a la oficial Radio Sancti Spíritus, Luis Francisco Castro Díaz, gestor de negocios de BANDEC en esa provincia, anunció que "quienes deseen extraer dinero de su tarjeta magnética deben hacer uso del servicio de caja dentro de la propia sucursal y podrán retirar hasta 5.000 pesos".

Castro Díaz no evitó mencionar las causas del fondo de la situación: "En un país que tiene el nivel de inflación que tenemos, que la masa de dinero en circulación es cuatro, cinco veces la que requiere la economía, de acuerdo al nivel de bienes y servicios que se presta, es alarmante. Y no hacemos nada con seguir imprimiendo dinero".

"No es una situación de la provincia, es un problema del país", remarcó Castro Díaz.

DIARIO DE CUBA consultó a Loyda Díaz, una maestra de Holguín que desde que se implantó la llamada "bancarización", con la que el Gobierno dijo perseguir la eliminación paulatina del efectivo, ha sufrido las consecuencias en su día a día.

"Yo no cobro mi chequera desde diciembre de 2023", aseguró. Aunque ella hace sus operaciones en un Banco Popular de Ahorro (BPA), la situación en su sucursal es peor que la hasta aquí descrita.

"Vas al banco y por las cajas te dan solo 1.000 pesos. Pero mi banco siempre está lleno, la conexión está mala, no hay electricidad, y pierdes tu tiempo".

El esposo de Loyda, que está jubilado, suele marcar en la cola de la sucursal sobre las 3:00AM para tratar de cobrar. "Así es como logramos resolver si no hay otro inconveniente", dice la cubana.

La bancarización o "corralito financiero", como varios expertos anticiparon, buscaba tomar el control de los intercambios monetarios de los cubanos, obligándolos a depositar su dinero en las instituciones financieras estatales, en las que de sobra se ha visto que no confían.

No obstante, la propia crisis de la economía cubana ha acabado por volverla inviable. Ya en diciembre de 2023 el Consejo de Estado aprobó un déficit fiscal del 22%, mayor que el que permite la ley a la que deberían ajustarse las autoridades.

Ello supone, por tanto, el incremento en la emisión de efectivo sin respaldo productivo. Esa medida se tomó en medio del incremento acelerado de la inflación, la caída del poder adquisitivo del peso cubano, la dolarización de la economía informal y, lo que es peor, la aplicación del paquetazo económico a partir de febrero pasado, que apunta a empeorar en vez de aliviar la situación.