La inflación interanual en el mercado formal cubano se situó en abril en el 45,36%, frente al 23,69% del mismo mes de 2022, atizada por los alimentos y la restauración, unos datos que el economista Pedro Monreal pone como ejemplo del fracaso de las políticas del régimen para lograr la pregonada "estabilización macroeconómica" para 2023.
Según el más reciente informe de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), el índice de precios al consumidor (IPC) también aumentó en abril y se situó en un 2,78% con respecto al mes anterior.
Por categorías, se hizo más evidente el repunte interanual de Alimentos y bebidas no alcohólicas (70,67%), seguido por Restaurantes y hoteles (64,91%), Bienes y servicios diversos (21,79%), Muebles y artículos para el hogar (21,19%), Educación (19,50%) y Transporte (19,15%).
Solo en abril, los precios de Restaurantes y hoteles experimentaron una subida del 4,01%, seguidos por el 3,70% de Alimentos y bebidas no alcohólicas.
Este fuerte incremento de precios sigue al registrado en 2021, cuando la ONEI cifró en el 77,33% la inflación, y al 39,07% del mercado formal cubano en 2022, precisó un reporte de EFE.
No existen datos sobre la evolución en el mercado informal cubano, donde algunos precios de productos básicos se han doblado en los últimos 12 meses. El cartón de 30 huevos ha pasado en La Habana de los 600 pesos cubanos (25 dólares/23 euros al cambio de hoy) a los 2.000 pesos (83,35 dólares/77,12 euros), cuando el sueldo medio en 2022 fue de 4.200 pesos (175,18 dólares/16.209 euros).
Para Pedro Monreal, "lo que sea que el Gobierno cubano esté haciendo no ha hecho funcionar su programa de 'estabilización macroeconómica' anunciado para 2023 porque los datos oficiales de precios de abril confirmaron la solidez de una inflación de dos dígitos".
"El aumento interanual general de precios en abril de 45,36% y el crecimiento interanual de 70,67% en el precio de los alimentos presagia un nuevo año 'maldito' para el poder adquisitivo de los salarios y pensiones en Cuba", apuntó el economista en un hilo en Twitter.
"El nivel de 'efecto' de 67,81 en 'alimentos y bebidas no alcohólicas' ratifica que la inflación en Cuba es 'halada' por el precio de los alimentos, pero no se debe solamente a la baja capacidad de oferta agropecuaria, sino también a problemas de la política fiscal", consideró.
En opinión del economista, "el plan del presupuesto para 2023, mayoritariamente dependiente de tributos, apostó a un crecimiento muy alto de 31,7% de los ingresos tributarios, 'ayudado' por la inflación, pero con la crisis actual es problemático asumir una elevada recaudación de impuestos por utilidades".
"Es plausible asumir que, además de la dificultad para cumplir el plan de ingresos del presupuesto, también crecería el gasto planificado de subsidios a entidades, estimado en más de 52.000 millones de pesos, incluyendo las eventuales mayores pérdidas en empresas estatales", añadió.
"Habría que esperar por más datos para confirmar, pero si el déficit presupuestario de 2023 superase la cifra planificada de algo más de 68.000 millones de pesos, reforzaría un tenaz desequilibro fiscal, espoleando la inflación por una creciente liquidez monetaria sin respaldo", concluyó.