Aunque el régimen respondió a una parte de los reclamos de las cubanas que protestaron en la comunidad La Favela, del guantanamero municipio Maisí, no dejó de tomar represalias contra tres manifestantes.
Oficiales del Ministerio del Interior (MININT) y autoridades de la Fiscalía del municipio, interrogaron y amenazaron con la cárcel a Yadiuska Domínguez, Yanuris Lambert y Roirma Furones, este martes.
"Nos amenazaron que si volvíamos a hacer otro video, que si yo volvía a incitar a la población a tirarse para la calle..., que yo era la protagonista de todo. Que en el video se ve claro cuando yo llamo a las personas para que se tiren para la calle. Que en el video se ve claro cuando 'yo le voy a arriba al jefe de la Policía', cuando el jefe de la Policía fue el que me fue arriba a mí, fue quien nos agredió a nosotros", contó al medio estadounidense Martí Noticias Yadiuska Domínguez, quien dio a conocer la protesta por falta de agua y comida que estalló el domingo, a través de videos que publicó en Facebook.
Según la joven, el oficial que la interrogó la acusó de violar "los derechos de los ciudadanos", al bloquear el tránsito con los tanques de agua en señal de protesta, y los de sus propios hijos. Contra ellos, habría incurrido en el delito de "corrupción de menores", de acuerdo al oficial.
También le advirtió que "que de ahora en adelante iban a vigilar mis pasos, y que si yo volvía a cometer otra indisciplina me iban a meter presa, y que a mis niños los iban a llevar para la Casa de la Patria (un orfanato)", explicó Domínguez.
Domínguez admitió en sus declaraciones a Martí Noticias que los manifestantes incurrieron en una falta al trancar la calle. Sin embargo, señaló que no les quedó más alternativa para llamar la atención de las autoridades sobre el hambre y la carencia de agua que golpea a los cubanos que viven en La Favela, una comunidad fundada en 2020 para los damnificados del huracán Matthew.
Aunque en ese momento se construyó una cisterna, nunca pudo usarse por los daños que presentaba en su estructura. Las únicas viviendas que cuentan con cisterna son aquellas cuyos propietarios las construyeron con esfuerzo propio.
"Trancar el tránsito no se puede, pero lo hicimos porque nos están matando de hambre, de necesidad. Vaya usted a mi comunidad para que usted vea la situación se está pasando allí, que se está viviendo. Nosotras somos la que estamos sufriendo con los niños, como se nos están muriendo de hambre, como se nos están muriendo de sed. Le digo: no tenemos derecho a un medicamento, no tenemos derecho a nada. Eso es violación de los derechos", dijo.
La respuesta que recibió de las autoridades fue que "eso ellos lo iban a ver, pero que esas no eran las medidas que ellos tenían que tomar".
"A mi mamá le dijeron que la iban a meter en una celda oscura. Como nosotros somos de un municipio y de un pueblo tan pequeño, tan pobre, tan guajiro, ellos creen que nos van a intimidar con eso", explicó Domínguez.
Este lunes, un día después de las protestas, el régimen cubano envió camiones cisterna con agua a La Favela. Pero las personas que se atrevieron a reclamar sus derechos en la calle sufrieron discriminación, de acuerdo al testimonio de Domínguez.
La joven contó que una de las pipas con agua que enviaron al lugar negó el servicio a las familias que participaron en la protesta.
"Y yo me paré en frente de la calle con otras personas y no dejamos que la pipa pasara", dijo.
Entonces los funcionarios de Acueducto llamaron a la Seguridad del Estado, y los agentes la con llevarla presa.
"Yo les expliqué que estaba defendiendo mi derecho, que ese era mi derecho y el de la comunidad, que tenemos libertad de expresión, pero él dijo que no, que yo podía ir presa", explicó la guantanamera.
Las madres que salieron a las calles el domingo no lo hicieron solo por la falta de agua, sino por el hambre. Según Domínguez, a La Favela no llegan ni los escasos productos que distribuye el régimen cubano a través de la libreta de racionamiento. .
"Aquí no nos traen nada. Aquí ni jabón a la bodega está llegando. No nos traen frijoles a la bodega. Nosotros no tenemos derecho a la carne que traen por la canasta básica. No tenemos derecho a huevos, no tenemos derecho a aceite... Vivimos a base del plátano que sembramos, y de lo poco que podemos criar", detalló.
"Lo que se está viviendo en Maisí, con el hambre que estamos pasando, es tremendo", enfatizó.Los pobladores del lugar trabajan en la recogida de café. El Estado les paga 100 pesos por lata, lo que equivale a menos de un dólar, según la tasa de cambio oficial (1 dólar/120 pesos). En el mercado informal, representa unos 50 centavos.
Según la joven, tras la protesta, las autoridades trajeron un camión de las MIPYMES cargado de pollo, pero cada paquete costaba 1.600 pesos, "y no todo el mundo pudo comprar".
Domínguez también explicó que en La Favela no hay muchos equipos electrodomésticos. "En el siglo en que estamos, aquí nosotros cocinamos con leña", afirmó.
Ni siquiera de azúcar disponen los residentes de La Favela, que endulzan el café con "jarabe de la farmacia, cuando llega, y con guarapo", explicó Domínguez.
Las donaciones que el régimen cubano distribuye en otros municipios, no llegan a Maisí, y mucho menos a La Favela, de acuerdo a Domínguez. "Verdaderamente, a nosotros nos tienen desamparados", sentenció.
El acceso a la atención médica y a los medicamentos también es difícil para los pobladores de La Favela, pese a que en la comunidad residen muchos niños y personas mayores enfermas. El hospital más cercano está en el municipio Baracoa, pero la ambulancia estatal no tiene combustible, por lo que si hay que trasladar a un enfermo crónico la familia tiene que contar con dinero para pagar un transporte privado, de acuerdo a Domínguez.
"Aquí las ambulancias son particulares", dijo.
El transporte para trasladarse a la ciudad de Guantánamo y otras provincias del país también es muy limitado. Un ómnibus estatal brinda servicio tres veces a la semana, pero los pasajes son revendidos a precios impagables, explicó la joven.
Respecto a otras alternativas, Domínguez apuntó que un camión de pasajeros hasta La Máquina, cabecera municipal a unos dos kilómetros de La Favela, puede costar hasta 50 pesos. Ir en una moto cuesta entre 200 y 300 pesos.
La farmacia que les corresponde también les queda lejos y muchas veces, cuando llegan, las medicinas ya se han acabado.
La solucion de siempre,miedo y represion....
En la esclavitud, entendida en su acepcion mas general como la apropiación (i)legal de una persona o forma de gobierno sobre otras personas, el individuo carece de derechos de modo permanente, especialmente los fundamentales de igualdad ante la ley y libertad, por ejercer un tercero sobre el todos o algunos de los atributos del derecho de propiedad, reduciéndolo a la condición de objeto. ¿Les suena?
Los esclavos de regimenes totalitarios no solo han perdido la libertad en el sentido fisico, pues aunque no duerman con grilletes se les despoja de la capacidad de pensar y reaccionar criticamente hasta convertirlos en zombies repetidores de consignas y capaces de apalear a otro subyugado que se oponga a su condicion de sometimiento.
En Maisi, Batabano o la Habana Vieja el reclamo de supuestos derechos de los esclavos, incluyendo el aumento de la magra racion de comida (sancocho) o incluso del agua potable, es interpretado por los amos como rebelion.