"Crítico", así consideran cuatro activistas de la Alianza Cubana por la Inclusión (ACI) el problema de la seguridad alimentaria en Cuba. El asunto, coinciden en declaraciones a DIARIO DE CUBA, golpea con fuerza a las madres que llevan sobre sus hombros el sostén de sus familias. Esas mujeres tienen poco que celebrar, atenazadas por temores a una hambruna generalizada y a un estallido social.
"No existe, ni se pronostica a mediano ni a largo plazo con los errores y actuales desequilibrios económicos", seguridad alimentaria en Cuba, advierte María Cristina Labrada. "No hay reservas, no hay producción ni estímulo productivo, los precios topados están acabando con la poquita producción, nada es rentable", dice.
"La situación en toda Cuba está muy mala, pero es peor en municipios que dejaron de ser agrícolas o pescadores, obligados a convertirse en industriales, sin tiempo de readaptar sus bases productivas", afirma, y pone el ejemplo de Nuevitas, en Camagüey.
Labrada teme que la actual inseguridad alimentaria recrudezca el hambre y se generen "posibles levantamientos populares con represión del régimen".
"Los levantamientos pueden ser sofocados mientras sean aislados y espaciados en el tiempo, pero cuando coincidan tres o cuatro en diferentes lugares será incontrolable. Se avecinan cambios trascendentales e irreversibles, y muy probablemente violentos", cree.
"El tema de la inseguridad alimentaria repercute en el aumento de la crisis familiar, genera problemas económicos y psicológicos agudizados por el encierro ante la pandemia. Unido al tradicional machismo y la sobrecarga de las mujeres ante la imposibilidad de mantener a la familia, se genera violencia de género, física y psicológica contra la mujer. Lamentablemente, muchos casos terminan en feminicidios", añade Labrada.
La activista resume la situación como "caótica" y critica al Gobierno por ir "poniendo parches que la agravan más" en vez de liberar la economía.
"No quieren regirse por las leyes normales de la economía. Solo les interesa que el ciudadano se sienta dependiente y agradecido del Estado", agrega.
Este domingo Cuba celebra el Día de las Madres, pero para la mayoría de las cubanas con hijos hay poco que festejar. Muchas tienen una preocupación constante rondando sus cabezas: "qué cocinar mañana, qué llevar a la mesa y cómo repartir lo poco que llega a esta".
Cansadas de "inventar"
Elizabeth Valdés coincide en que la inseguridad alimentaria en Cuba podría desembocar en un estallido social: "La gente está insegura, el pueblo no sabe cómo alimentar a sus familias. Estamos desesperados, cansados de tratar de encontrar soluciones que no aparecen".
"En la capital del país, estamos desprotegidos, no hay nada, lo poco que se encuentra está en manos de revendedores con precios por los cielos, muchos hemos perdido trabajos, se nos hace mucho más difícil. Eso sin hablar de personas más vulnerables, que su salario o pensión no les alcanza para adquirir cualquier producto necesario. Y la situación es peor en provincias orientales", considera.
Valdés también opina que el tema de la inseguridad alimentaria conlleva al aumento de la violencia de género.
"Muchos conflictos familiares se desatan producto de que los miembros de la pareja se responsabilizan uno al otro de que no están aportando lo suficiente, que no están abasteciendo al hogar de la manera adecuada o que no están buscando vías de solución", señala.
"Estamos desprotegidos, las colas son inmensas para adquirir productos básicos y que apenas existen. Como madre cubana puedo decir que muchas veces no tenemos ni siquiera para dos comidas al día. Tenemos que estar inventando cómo damos de comer a nuestros hijos", afirma.
Sara Cuba, otra activista de la ACI, tampoco cree que se pueda hablar de seguridad alimentaria en Cuba, "pese a que la Constitución reconoce y presuntamente protege los derechos sociales económicos y culturales e incluye el derecho a la alimentación".
"La seguridad alimentaria, según el Gobierno cubano, está sustentada por la regulación de una canasta alimentaria, que no garantiza la alimentación al pueblo, y digo no garantiza porque los productos que se distribuyen en esta canasta básica no son suficientes para una correcta alimentación. Diez onzas de frijoles por persona para un mes, no es suficiente", dice.
La activista considera que "toda la población está padeciendo de la falta de alimentos" y ata esta situación "a la falta de voluntad política". Pone como ejemplo de desigualdades sociales el acceso a las tiendas para la venta exclusiva en dólares.
A pesar de parecer contradictorio, la activista ve con desventaja a los campesinos y las personas que habitan en zonas rurales.
"La falta de alimentos y mal manejo de la seguridad alimentaria está trayendo como consecuencia desnutrición, afecciones en la salud mental de las personas. Creo que si continúa traerá un aumento de pobreza y hambruna", señala.
"Según nuestra observación desde la Alianza Cubana por la Inclusión, las mujeres sufrimos con mayor intensidad la falta de seguridad alimentaria, primero por la percepción maternal que tenemos y, por otra parte, por los estereotipos de género que aún persisten en muchas familias. Aún persisten absurdas creencias de que los hombres tienen que estar mejor alimentados porque son el sustento de la familia", dice Cuba.
"Es la mujer la que por lo general hace todas las compras de la casa, es la que tiene que estar el mayor tiempo en las colas, es la que tiene que inventar cómo distribuir lo que compra dentro de la vivienda. Al llegar a la casa, se enfrenta con todos estos problemas después de una jornada en la que a veces ni siquiera consiguió lo que salió a buscar. El ambiente tiende a las discusiones, a las violencias", afirma Lázara Eumelia Ayllón.
"Aquí siempre ha habido problemas con los alimentos, pero en estos momentos está siendo muy difícil llevar un plato a la mesa. Todo está muy caro. A pesar de que incrementaron los salarios, ahora todo cuesta hasta el triple de lo que costaban anteriormente", lamenta.
"No se avizora un mejoramiento. Los guajiros no quieren sembrar ni producir nada, porque el Estado no les paga", concluye.
La única fórmula que funcionará es ¡¡A LA CALLE POR HAMBRUNA!! ¡¡Estallido social!! Ahora resulta que le temen a eso. Por la represión. No sacan una cuenta sencilla: los esbirros son abusadores y el día que el pueblo MASIVAMENTE SE LANCE POR HAMBRE A LAS CALLES, entonces estos esbirros de abusadores pasarán a ser CORREDORES. Mientras, seguirán golpeando a mujeres indefensas.
"Estamos desesperados..." Entonces, ¡tírense para la calle y demanden COMIDA!