Activistas de la Red Femenina en Cuba y de la Alianza Cubana por la Inclusión Social, plataformas que declararon recientemente su disposición a colaborar en una propuesta gubernamental enfocada en los derechos de las mujeres, perciben estos planes entre el escepticismo y la esperanza.
Marthadela Tamayo y Aimara Nieto, muy activas en la campaña #UnidasPorNuestrosDerechos, recuerdan en un diálogo con DIARIO DE CUBA cómo desde hace años sus organizaciones reclaman algunas cuestiones que hoy aparecen de algún modo reflejadas en el denominado Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM).
El PAM fue aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 30 de octubre, tras su presentación por la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Teresa Amarelle Boué.
Según dijo Amarelle Boué, en entrevista con el sitio oficial Cubadebate, el programa se propone "promover el avance de las mujeres y la igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades", profundizar en los "factores objetivos y subjetivos que obstaculizan un mayor resultado económico, político, social y familiar".
También aboga por la "necesidad de un enfoque transversal de género en planes y programas de estudio de todas las formas y niveles de enseñanza", que la dirigente inscribe dentro de "compromisos internacionales con plataformas de acción como la de Beijing, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Agenda 2030 con sus Objetivos de Desarrollo Sostenibles".
Al respecto, Marthadela Tamayo, de la Red Femenina, es muy crítica. "Nos preguntamos, ¿qué Agenda 2030? ¿Cuál es el cumplimiento de la CEDAW? Si vivimos en un país que integra el 25% de los gobiernos que no tienen aún una Ley de Género?", cuestiona.
"Vivimos en un país donde desde hace un año exacto, por ejemplo, un grupo de mujeres activistas independientes luchamos por tres demandas básicas dentro de la campaña de género #UnidasPorNuestrosDerechos y lo que hemos tenido es represión", lamenta.
La activista recuerda que esas tres demandas básicas siguen en el aire y cita en primer lugar "la tipificación de la violencia de género dentro del Código Penal cubano o una Ley de Género".
"La formación de los funcionarios públicos que atienden los casos de violencia machista (es otra necesidad) ya que muchas veces las víctimas salimos en calidad de victimarias por la mala atención que se nos brinda", añade.
El otro reclamo tiene que ver con "la actualización de la data de los casos de feminicidios, lo cual hoy mismo se conoce solo por observadores y por la prensa independiente", recuerda Tamayo.
Según Amarelle Boué, el PAM contempla siete áreas de trabajo: el empoderamiento económico de las mujeres; el trabajo con la comunicación pública; la educación, prevención y trabajo social; el acceso a escenarios clave de toma de decisiones; el escenario legislativo que incluye el análisis del marco normativo y los sistemas de protección contra todas las formas de discriminación y violencia; la salud sexual y reproductiva y la necesaria producción de estadísticas e investigaciones.
Marthadela Tamayo cuestiona algunos asuntos como el de la toma de decisiones.
"¿De qué habla la FMC, cuando a activistas de derechos humanos, periodistas, artistas, que queremos participar y tomar parte de la vida pública de nuestro país se nos impide totalmente hacerlo y persiste la violencia política hacia nosotras por este solo hecho?", señala.
Tamayo también califica de "indignante" escuchar hablar de "transversalidad dentro de los enfoques de género".
"Aún estamos esperando una disculpa pública y una respuesta coherente a la falta de respeto, por citar una, de la funcionaria Yusimi González, del ICRT, quien en el mes de julio habló de voces platinadas para referirse de manera despectiva a la comunidad LGBTI", dice la activista.
Tamayo pone en duda un reclamo expresado por Miguel Díaz-Canel de que se le debe mayor atención a las denuncias sobre los casos de violencia de género.
"Aún esperamos respuestas públicas por el artículo bochornoso escrito en el periódico Granma, por Javier González, titulado 'Revictimizada mil veces', donde en vez de reconocer el trabajo organizado que hacemos las activistas feministas en Cuba nos hacen un linchamiento mediático y se nos castiga, en un discurso ya gastado y trasnochado de que respondemos a una agenda foránea, y que nos deslegitima", denuncia.
"Esperamos aún que funcione el sistema que, según dijo la propia funcionaria Amarelle Boué en julio, estaba diseñado para las llamadas de denuncia de género a través de la Línea Ayuda. ¿Dónde está la línea?", pregunta.
"Ojalá este programa no quede en el aire como la implementación del programa de Gobierno para enfrentar el racismo y la discriminación, anunciado por Miguel Díaz-Canel hace casi un año ya", concluye.
Respuesta a la presión de la iniciativa independiente
Para Aimara Peña, de la Alianza Cubana por la Inclusión Social, el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres "ha sido una respuesta" a la "presión ejercida" desde las plataformas femeninas independientes.
Peña espera que la falta de preparación en el personal que atiende directamente a las mujeres que son víctimas de violencia, la falta de datos estadísticos sobre fenómenos que ellas han visibilizado, como los feminicidios, se resuelvan con este proyecto gubernamental.
En su opinión, en el Gobierno "se han visto forzados a implantar esta agenda", que ve "muy positiva", pero solo si "se trabaja en serio" y no "desde la mentira".
Como sociedad civil independiente, recuerda que sufren "la discriminación en carne propia".
"Sufrimos la marginación, además de la persecución política, los arrestos arbitrarios, toda esta serie de acosos por querer defender derechos de las mujeres y los derechos a la participación de todas en la vida política", lamenta.
"Pese a esto, nos vemos en la posición de ponernos a disposición de ayudar, de poder contribuir, porque nuestros objetivos están mucho más allá de nuestros planes o luchas personales, el objetivo es que la mujer cubana poco a poco logre erradicar todas esas áreas oscuras del patriarcado que está implantado en Cuba", señala Peña.
"Por esta razón fue enviada la carta abierta que, como otras que se han enviado, no han tenido respuestas, por la nula cooperación del régimen con las voces opositoras que dicen las cosas como son y están tan cerca de la realidad", critica.
"Esperemos que en un futuro podamos ejercer mucha más presión al Estado para que tome políticas y medidas en beneficios de la mujer cubana, incluida la mujer disidente que tantos problemas enfrenta hoy en Cuba", añade.
Peña celebra lo que define como "un nuevo espacio dentro del marco legal y jurídico".
"Nos va a permitir trazar nuevas estrategias y posiciones, y visibilizar temas que nos continúan afectando", concluye.