Acabo de leer una entrevista
que me hicieron a los cincuenta.
Poco después, los libros prometidos
ya están publicados.
Rodeada de papeles en la cama
escribo al borde del abismo
por piedad con la espalda
y mis manos.
Pero no con mi inocencia
que se ha sacrificado.
Pues, no tengo a quien contarle
de estas lágrimas que caen al suelo
recordando
cuando estaba viva allí arriba,
y cómo estoy muerta ahora
aquí abajo.
El teléfono no sería un buen cordón
umbilical tampoco
¿cómo hablaría sin nombrar los sujetos
o dar explicaciones?
El que hizo la entrevista
no puede nombrarse.
"El innombrable" —digo—
como el libro de Beckett.
Una ventolera ficticia contra la calle
nos impide decir su nombre
mientras alguien vigila por temor
a que se acerquen y lo arranquen
de cuajo.
Todos se han vuelto distantes,
preocupados por la supervivencia
no escuchan ni pueden ver ya.
¿Cómo fingir que estoy viva?
¿Cómo fingir espacios para una letra más?
Reina María Rodríguez nació en La Habana, en 1952. Autora de numerosos libros de poesía, algunos de los más recientes son: Achicar (Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Querétaro, México, 2021), Dársenas (Ediciones Furtivas, Miami, 2022), al cual pertenece este poema, y Cortar las muñecas (ICE Press, 2022).
