I
Abrí la maleta:
ropa raída,
grisácea.
Y tú con ojos saltones,
viste los rollos de algodón:
la nieve entre los dedos
sobre el pasamanos
de la escalera caracol,
derretida.
La sensación de tocar algo sucio.
Ver tu cara ante aquella nieve,
recalcitrante:
—¿comprendiste alguna vez
que era todo cuanto tenía?—.
Mi abrigo como una carpa,
vaciándose de su única posesión.
Vuelvo a develar la película
de lo que fue mi frustración:
¿la sangre?
¿el algodón?
mezclándose al paisaje.
II
Con la necesidad que teníamos
para comprar la puerta de madera:
no hay cristal —dijiste—.
Era un marco barato
y sin jardín,
porque:
la muerte tiene sus jardines
y los jardines existen,
pero no me tocaron los marcos con jardines.
El algodón era el mismo usado
cada año bajo el árbol navideño
que ya estaba prieto,
pero lo desenrollábamos de manera diferente
en el hueco del árbol
donde alguien guardaba los secretos,
y yo aquella incertidumbre
sobre un frágil páramo nevado
en la maleta.
Reina María Rodríguez nació en La Habana, en 1952. Autora de numerosos libros de poesía, algunos de los más recientes son: Achicar (Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Querétaro, México, 2021), Dársenas (Ediciones Furtivas, Miami, 2022) y Cortar las muñecas (ICE Press, 2022). Este poema pertenece al libro inédito La que abre las cosas.