De prohibir un panel de literatura por tercera ocasión el pasado fin de semana (y con ello promoverlo), la Seguridad del Estado en Cuba podría estar pasando a la siguiente fase del acoso sobre los participantes, que es el "trabajo individual" contra los involucrados en el fenómeno.
El panel literario "La peor generación" pretendía lanzar lo que, según los integrantes del grupo, sería una nueva promoción literaria que, aunque sus miembros no compartan un rango etario definitorio, sí tendrían ciertos rasgos equivalentes.
La labor de este grupo habría sido reunida en una compilación a cargo de Alejandro Mainegra y Adriana Normand, con prólogo de la editora e historiadora Alina Bárbara López Hernández. Este libro aún no sale a la luz, de manera que la caracterización del grupo o generación todavía constituye una incógnita. Pero no para la Seguridad del Estado.
Algo debe preocuparles de los nombres que integran el colectivo, de la posición desafiante de muchos de ellos hacia el régimen, que no quieren que se reúnan.
El martes, la doctora en Ciencias y también coordinadora del medio digital La Joven Cuba, Alina Bárbara López Hernández, recibió dos llamados de la Contrainteligencia cubana.
"Por primera vez me acaba de contactar telefónicamente una persona, mujer, que se identificó como coronel de Contrainteligencia, para proponer una conversación en la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), un raro lugar, por cierto", escribió López en una primera publicación en su perfil de Facebook.
"Mi respuesta fue: yo no tengo nada que conversar con la Contrainteligencia. Si desean venir a mi casa, serán recibidos. Les adelanto que el otro paso sería una citación oficial e iría con mi abogado llegados a ese punto", agregó.
Horas más tarde, el acoso se actualizaba y López Hernández confirmaba que había recibido una citación oficial en su vivienda en Matanzas: "Vinieron a mi casa dos oficiales de Contrainteligencia, que me dejaron esta citación con fines de que asista a una entrevista a las 2PM. No lo haré", anunció.
"En Cuba se ha entronizado una lógica perversa que establece presiones sobre personas a las cuales no hay motivos para encausar y que son amenazados y coaccionados por motivos políticos. Yo no me prestaré a ello. (...) Si tienen modo de probar un delito en mi caso, háganlo. Yo no tengo nada que decirles, y tampoco nada de lo que quieran decirme lo aceptaré. Porque lo que ustedes quieren: que no ejerza mi libertad de pensamiento, expresión y reunión, es inaceptable para mí, como debería serlo para cualquier ciudadano e intelectual", apuntó.
No pocos mensajes de apoyo recibió de inmediato la profesora en su muro de Facebook, aunque de momento declinó ofrecer comentarios para DIARIO DE CUBA.
Nunca un nombre mejor puesto: contra inteligencia.
¿La Joven Cuba? Ya en el cayo acosan cualquier cosa.