¿Cómo el Estado cubano ayudó a los artistas durante la cuarentena por el Covid-19?

Poco a poco se abren las ciudades a la vida artística pública. Este sábado 16 en La Habana han empezado a funcionar algunos teatros. Se espera que en unas semanas o menos regresen los cines. Definitivamente, el 15 de noviembre habremos llegado al fin de la cuarentena que se prevé irreversible por la apertura al turismo internacional.

Con tal pronóstico, que indica la culminación de una etapa, DIARIO DE CUBA se pregunta cómo le ha ido a los artistas cubanos durante el período de encierro padecido por la pandemia de Covid-19. Un sondeo entre exponentes de diferentes manifestaciones nos informa que, dentro de la penuria colectiva, los profesionales del arte registrados por las instituciones recibieron diversos tipos de ayuda.

Como se sabe, en Cuba el Estado subvenciona interesadamente el arte y la literatura y en especial, después del 27 de Noviembre de 2020, podemos suponer que el régimen se encuentre especialmente ansioso por mantener contentos a los artistas. De manera que, a diferencia de la mayoría de los países, donde los creadores han tenido que sobrevivir los encierros como puedan, en Cuba las instituciones se ocuparon de que la mayor cantidad de artistas tuviera ingresos.

Así, el Ministerio de Cultura (MINCULT) tomó provisiones para que los artistas escénicos que mantuvieran un proyecto continuaran recibiendo también un salario mientras justificaban sus producciones con teleteatros, o distintos materiales audiovisuales. Incluso aquellos que permanecieron inactivos durante todo este tiempo, también recibieron al menos el 60% de los ingresos. Hubo casos, como el de la actriz Kiriam Gutiérrez, que no pudieron renovar sus contratos y dejaron de recibir el salario, teniendo que reinventarse para sobrevivir, pero no fue la mayoría.

El Instituto de la Música y las diversas empresas construyeron un escalafón para asignar un salario fijo a sus artistas registrados con independencia de que se mantuvieran produciendo o no durante el impasse, aunque muchos de ellos, al verse impedidos de hacer presentaciones en vivo, se dedicaron a grabar discos y realizar videoclips, que fueron como una fiebre durante la cuarentena.

El ICAIC, por su parte, después del reclamo de varios realizadores, concibió una iniciativa para ofrecer trabajo a aquellos creadores en adversidad. Le llamaron "Producciones solidarias".

Según explicó el productor Inti Herrera al blog El cine es cortar, "la dirección del instituto reunió a un grupo de cineastas buscando soluciones para poder asistirlos y reactivar, de una vez, la actividad cinematográfica para que la gente pudiera trabajar en tiempos de epidemia. Así surge la idea de Producciones Solidarias, que va en tres direcciones: una serie documental sobre el arte en el cine, una película compuesta por seis cortometrajes de ficción y una serie de talleres y clases magistrales filmadas y editadas para compartir a estudiantes y a todo el que le interese".

Sólo escritores y artistas de la plástica no fueron subvencionados. Ambos tenían la posibilidad de mantenerse trabajando desde sus casas sin afectar demasiado la obra (excepto aquellos que se dedicaran exclusivamente al performance, que no es la mayoría). Las galerías, por otra parte, habían permanecido abiertas. Sólo cerraron las Ferias de artesanía, con una plantilla de artistas no muy considerable tampoco.

Los escritores, desgraciadamente, conocen de una crisis anterior a la pandemia y es la falta de papel que afecta los poligráficos y que ha impuesto un atraso de casi tres años a los planes editoriales. Así que, aunque hayan producido durante el encierro (y contrario a lo que sucedió en el mundo) tendrían que esperar para imprimir su obra. Pero los escritores nunca han vivido de su trabajo publicado en Cuba. Salvo los consagrados a los que el MINCULT considera "personalidades" y a éstos de toda la vida se les otorga una ayuda.