En 1959, con el triunfo de la revolución, el cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, la Estación de Policía de Santa Clara y la antigua sede del Estado Mayor Columbia, en La Habana, fueron algunos de los muchos edificios que pasaron de ser fortalezas a centros o ciudades escolares. En total se calcula que a finales de 1960 se transformaron, entre cuarteles y fortalezas militares, un total de 69 instalaciones en centros educativos.
Meses después, el proceso de transformación ocurrió en el sentido inverso y comenzaron a ser utilizadas instituciones escolares, y principalmente religiosas, como sedes del nuevo Gobierno, asumiendo funciones políticas y militares.
Tal como testimoniara Pepita Riera: "Los edificios que tenían los Hermanos de La Salle en Santa María del Rosario fueron destinados inicialmente a cuartel de artillería. La magnífica biblioteca de la Universidad de Villanueva, que contenía miles de volúmenes de gran valor, fue destruida casi en su totalidad. La capilla del Colegio de La Salle del Vedado fue transformada en un dormitorio para niños becados. Y la capilla del Colegio Protestante Candler fue transformada en un salón para reuniones de los pioneros del Partido" (Servicio de Inteligencia de Cuba comunista, Editorial AIP, Miami,1966).
Por supuesto, desde el aparato propagandístico en el que se convirtió la prensa esto no tuvo cobertura, contrario a todo el proceso de la transformación de los cuarteles y estaciones militares en escuelas, apoyados en el discurso del acceso universal a la educación.
Quizás el ejemplo más conocido fue la usurpación del Colegio de los Hermanos Marista, en La Habana, donde este pasó de ser uno de los centros educativos más reconocidos de la República a convertirse en la sede de la policía política del régimen.
Los Hermanos Maristas llegaron a Cuba en 1903, provenientes de Santander, España. La congregación fue fundada casi un siglo antes por el sacerdote Avelino Champagnat en Francia, y tenía como propósito principal que los internos tuvieran aptitudes especiales para la educación, por lo que generalmente terminarían asumiendo funciones de profesores y directores de colegios dentro de la sociedad. Cabe destacar que los Hermanos Maristas no son clérigos y entre sus principios está el de únicamente aceptar entre ellos a los que tengan aptitudes especiales en la misión de educar, y no aspiraciones a sacerdocio.
El primer colegio marista se estableció en la ciudad de Cienfuegos con el Colegio Francés, seguido de Remedios y Caibarién. A La Habana llegaron el 2 de enero de 1915 y se instalaron en una pequeña casa de La Víbora, que sería abandonada a los pocos meses por no poder realizar modificaciones en ella.
Las comodidades que requería una escuela de esta magnitud no se limitaban a una vivienda común, por lo que decidieron ampliarse y buscaron un terreno donde pudiesen construir una escuela con todas las comodidades y requerimientos espaciales.
El nuevo Colegio Champagnat, llamado así en honor al fundador de la congregación, estaba ubicado en la Loma del Mazo, por lo que más adelante se conoció como el Colegio de la Loma. La parcela estaba limitada por las calles Vista Alegre, José de la Luz y Caballero, San Mariano y José Antonio Saco. A su inauguración el 22 de abril de 1923 asistieron el entonces secretario de Estado, Carlos Manuel de Céspedes, el arzobispo de La Habana, monseñor Pedro González; y los ministros de España y Francia en Cuba.
El edificio destacaba por su estilo neoclásico y su suntuosa entrada. Contaba con 22 aulas que albergaban hasta 3.000 estudiantes, además de biblioteca, laboratorios, patio central y áreas deportivas. Sin embargo, las instalaciones del centro no fueron suficientes y en los años 40 se sometió a una ampliación. Los hermanos del centro se agenciaron dos casas vecinas en la calle San Mariano y construyeron allí un nuevo edificio destinado a la enseñanza secundaria, con canchas de baloncesto y un terreno de softbol.
Villa Marista
Villa Marista surge en 1946, cuando los hermanos de la congregación adquieren en calidad de compra la propiedad en la zona conocida como La Floresta, en manos de los herederos de Manuel Luciano Díaz, antiguo propietario de las minas de cobre de Matahambre. El terreno contaba con 40.000 metros cuadrados y estaba ubicado en la Avenida Andrés San Miguel. En principio fueron establecido allí un sanatorio para los hermanos ancianos y enfermos, los campos de deporte y el seminario menor para los aspirantes a las filas de la congregación.
Villa Marista obtuvo el carácter de sede de la provincia marista Cuba-América Central en 1949, y su escolasticado fue trasladado desde España a la villa en 1956, lo que llevó a modificaciones y ampliaciones en el centro.
El Colegio Champagnat, como muchos otros, fue víctima de las nacionalizaciones después de 1959, y fue transformado en el preuniversitario especial Raúl Cepero Bonilla. Así aparece en el filme Una novia para David (Orlando Rojas, ICAIC, 1987).
Cuando los Hermanos Maristas se vieron obligados a abandonar la Isla en 1961, mantenían en funcionamietno un total de diez colegios, dos escuelas gratuitas, y Villa Marista. Todos esos centros fueron confiscados. Hasta entonces habían educado un total de 225.000 alumnos.
En 2001, apoyados por la visita del Papa Juan Pablo II en 1998, volvieron a la Isla con la misma misión educadora que se viera interrumpida en su momento de mayor esplendor, aunque con muchísimas restricciones por parte del régimen.
El régimen castrista cambió las aulas de Villa Marista por celdas de reclusión, y sus enseñanzas religiosas por vejaciones y torturas a los reclusos encerrados allí por razones políticas. Hoy es la sede de Seguridad del Estado y su mención en las noticias significa siempre represión y freno a la democratización del país. A Villa Marista arrastraron a muchos de los cubanos que protestaron el 11J ,y allí se encuentra encerrado el artista Hamlet Lavastida.
El futuro democrático de Cuba exigirá un trabajo de memorialización en el lugar, tal como ha ocurrido en América Latina en varios de los centros de torturas y detenciones de los régimenes dictatoriales. Asimismo, podrá contemplar la vuelta de esas instalaciones a lo que nunca debieron dejar de ser: un centro de estudios especializado en la formación de maestros y profesores.
Y faltaron tambien por citar los colegios de Cardenas, Matanzas, y Holguín. Y referirse a la altísima calidad académica de los colegios Maristas.
Con todo respeto para Lina, no fue Avelino, sino Marcelino Champagnat el fundador, y le faltó decir dónde estaban los 10 colegios, y citar los de Camaguey y Ciego de Avila
Ese lugar sin duda hay que demolerlo satan y sus demonios viven allí .
Lo que recuerdo de ese lugar es estar después supe que 3 meses y no saber ni el día ni la hora hasta que me trasladaron el 3 de noviembre para el combinado del este en los años 70, un lugar tetrico y frío donde torturan y desparecen los sicarios de la cuba nazi , muchos hemos pasado por ese macabro lugar y saben de lo que estoy hablando ,gracias a Dios salí en el Mariel y hoy me hice millonario con me propia compañía de machine shop ese lugar 45 años después sigue siendo la antesala de Satán créanme
1.-El fundador de los Hermanos Maristas fue San Marcelino Champagnat
2.-El Colegio Champagnat del Cerro se convirtió en el Tecnológico "Oswaldo Herrera". La capilla la convirtieron en salon de reuniones.
3.-Las nacionalizaciones de las Escuelas privadas ocurrieron en 1961.
Lo que recuerdo de los colegios de los Hermanos Maristas antes del 59 es que eran privados, para estudiantes internos varones. En general, la enseñanza católica en la Cuba de entonces reflejaba a la Iglesia, donde los hombres andan por un lado (casi siempre como prioridad) y las mujeres por otro.
Los alumnos eran externos o semi-internos básicamente. Al menos en La Habana no habia alumnos internos. Yo fui alumno Marista.
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Gracias a la Sra. Bancells. Yo estudié en el Cepero Bonilla y no conocía esa historia.