Back to top
Urbanismo

La Habana necesita plantar un millón de árboles

De seguir el ritmo de reparación del deterioro ecológico adoptado por las autoridades, esa meta se alcanzaría en el año 2307.

La Habana
Árboles talados en el Paseo del Prado, La Habana, en 2016.
Árboles talados en el Paseo del Prado, La Habana, en 2016. Havana Times

El pasado 5 de junio Miguel Díaz-Canel celebró en su cuenta de Twitter la aparición de "una marea de pueblo plantando árboles. La fuerza de una Cuba unida que es capaz de convertir en milagro el barro". El primer secretario del Partido Comunista, quien apenas se ha pronunciado respecto a los incendios forestales y al deficiente uso de las energías renovables y ecológicas en la Isla, no dijo que la verdadera campaña es la tala indiscriminada y constante de árboles que viene desarrollando el Estado cubano en La Habana.

Este fenómeno ha alcanzado visibilidad gracias a que muchos cubanos lo han denunciado en las redes sociales, pues los medios de prensa y las instituciones de la Isla apenas lo han mencionado.

El arrasamiento que viene sufriendo la flora de la capital ha sido documentado diariamente por ciudadanos en grupos de Facebook como "Habana Verde", creado en septiembre de 2019 como un "espacio para salvar los árboles de La Habana y del resto de Cuba", con el objetivo de promover nuevos proyectos de siembra y reforestación de los espacios urbanos en la Isla, y como espacio de documentación y denuncia de estas malas prácticas

Ese grupo ha ido creciendo notablemente, en lo que podrían influir dos cuestiones fundamentales: una mayor toma de conciencia por parte de la población cubana sobre el medioambiente, así como la evidente y violenta deforestación provocada por quién sabe qué directrices estatales.

Larissa Castillo, directora de Horticultura y Paisajismo del Jardín Botánico Nacional de Cuba, declaró en Cubadebate que del 14% de las interrupciones eléctricas son causadas por la caída de ramas de árboles que dañan las líneas, lo cual supera el 50% en momentos de lluvia y vientos. Durante eventos climatológicos más severos, como es el caso de los huracanes, la cifra de averías puede llegar al 95%.

Al respecto el director de la Empresa Eléctrica de La Habana, Mario Castillo Salas, dijo en un podcast de Cubadebate, que la entidad poda cada año cerca de 100.000 árboles "para evitar que las ramas incidan sobre los cables conductores, lo que traería como consecuencia la interrupción del servicio eléctrico". Además, aseguró que solo derriban un promedio de 30 árboles al año, cuando no hay otra opción, y que los mismos están ya deteriorados o a punto de caer.

En cambio, director provincial de Áreas Verdes de La Habana, Alexander Zorrilla Torreblanca, afirmó que desde diciembre se han talado 900 árboles en la ciudad, y se espera que para fines de 2021 sean el doble. Precisó que actualmente la capital cuenta con cerca de 750.000 árboles, necesitando ser sustituidos 253.000, más de la tercera parte del total, por algún tipo de "afectación", lo que será responsabilidad del Servicio Estatal Forestal, perteneciente al Ministerio de la Agricultura (MINAG).

Anteriormente Orestes Llanes, coordinador de Objetivos y Programas del Gobierno de La Habana, aseguró que "lo que se está realizando son acciones de poda por la cercanía de la temporada ciclónica".

Los funcionarios cubanos parecen pasarse la responsabilidad de unos a otros, mientras el presidente, cuyas redes sociales parecen reflejar un mundo idílico, habla de convertir "en milagro el barro" y se queda tan tranquilo.

40 años de retraso en el manejo de la flora de La Habana

La Ley 85, también conocida como Ley Forestal de Cuba, establece en su artículo 69 que "toda persona natural o jurídica, que por su acción u omisión dañe el patrimonio forestal está obligada a cesar en su conducta y a reparar los daños y perjuicios que ocasione". Lo cual no ha sido aplicado tal como aparece en la Ley, pues se desconoce la ocurrencia de cualquier investigación sobre los responsables de la deforestación en el país.

En la Mesa Redonda del 12 de mayo fue abordado el asunto por Gloria Gómez, directora de Recursos Naturales, Ecosistemas y Cambio Climático del CITMA, quien comentó que existe un apartado dedicado al patrimonio forestal donde se define que es el Ministerio de Agricultura la principal autoridad responsable por la gestión de este patrimonio, según la Ley 81 del Medio Ambiente de 1997.

La funcionaria reconoció que entre los problemas ambientales del país se encuentra la deforestación y las afectaciones a la cobertura forestal, incluido el arbolado urbano recogido en la Estrategia Ambiental Nacional 2021-2025.

Pero nada de esto sirve si continua el ritmo de tala actual, en parte debido a la inexistencia de una estrategia clara y pactada entre las diferentes instituciones responsables, y al "desinterés" de la Justicia cubana por sancionar a los mencionados organismos del Estado y de Gobierno.

El director de Desarrollo del Jardín Botánico y presidente de la Sociedad Cubana de Botánica, Alejandro Palmarola, declaró que algunas de las denuncias no tenían lugar pues se trataba de intervenciones justificadas. "Simplemente la masividad en el manejo, sin explicarle a la población, ha sido parte del problema: no ha habido una adecuada comunicación". A su vez, manifestó que hay recursos científicos para responder a esta práctica y que la ciudad lleva 40 años de atraso en el manejo de su flora.

"Las carencias económicas, de aseguramiento y de logística nos han hecho retrasar por años el manejo del arbolado y centrarnos en la preparación para la temporada ciclónica y en solucionar planteamientos puntuales de personas naturales o jurídicas que se ven afectadas por un conflicto específico con un árbol", afirmó.

Las ventajas de contar con árboles en las calles son claras y a nadie deberían causarle dudas, pero según pasa el tiempo parecen diluirse.

La isla de calor urbana es un fenómeno de origen térmico que consiste en la existencia de una temperatura mucho más elevada en el centro de las ciudades. Uno los elementos principales que la causa es el uso de materiales como el asfalto y el hormigón, los cuales absorben el calor durante el día y lo desprenden en la noche, un efecto que puede ser mitigado principalmente por la presencia de árboles y zonas verdes en la ciudad, lo que parecen ignorar las autoridades del país.

En Cuba, la estrategia de las autoridades sigue siendo mucho más propagandística que didáctica, por lo que el propio 5 de junio, día del Medio Ambiente, la prensa estatal, que ha hecho caso omiso a la tala y sus consecuencias, ensalzó una campaña enfocada en siembra de 3.500 árboles en la ciudad, que se extenderá hasta el próximo 21.

Según la Resolución 479/96, por cada árbol talado se deberían plantar cinco nuevos, norma que no se cumple debido a la justificación que no existen suficientes posturas en los viveros para satisfacer las necesidades de la capital. Si nos guiásemos por la normativa, en lo que va de año, con la cifra de 900 árboles talados, sería necesario plantar unos 4.500, lo que muestra que esos 3.500 celebrados no cumplen ni siquiera con los mínimos requeridos.

¿Para que existen las normativas? ¿Quién las hace cumplir cuando el infractor es el propio Estado?

¿Y a dónde va la madera cortada?

Una de las principales preocupaciones que rodea el misterio del exterminio de árboles en la Isla es el destino de la madera. Supuestamente se debe contar con un permiso de tránsito para transportarla, pero si los controles para la tala son deficientes, los relacionados con el transporte y el destino de la madera son más opacos aún.

Oficialmente, el primer destino de cada árbol cortado es la Empresa Forestal, la cual manifiestó que es un interés primordial otorgarle a la población la madera para su aprovechamiento, por lo que la ciudadanía estaría en los primeros canales de destino. Aunque la entidad también afirmó que "la demanda es elevada en el sector de los artistas artesanos en cuanto a la disponibilidad de este recurso, y no podemos permitir que prolifere la ilegalidad en ese sentido". A ciencia cierta, nadie sabe a dónde va a parar la madera de esos árboles talados.

El 5 de junio se sembraron 400 posturas, de las cuales 30, entre ocuje, nim y roble blanco, fueron donadas por el viverista Ernesto Pantoja para el Parque Villalón, en el Vedado habanero; 100 para el parque ecológico Monte Barreto, en Playa; y 33 uvas caletas de la Plaza de África, en Alamar. Cruzamos los dedos cuando googleamos y vemos que el árbol de nim crece rápidamente y en seis años puede alcanzar diez metros de altura y desarrollar un volumen de 12 metros de diámetro, y por su lado el roble blanco tiene un crecimiento lento, con una esperanza de vida que supera los 500 años, por lo que puede alcanzar más de 30 metros de altura con un crecimiento promedio de 23 centímetros al año.

Según los cálculos de la arquitecta Larissa Castillo, La Habana necesita plantar un millón de árboles para reparar el deterioro ecológico producido por enfermedades y talas indiscriminadas. Si tenemos en cuenta que el propósito de siembra en el 2021 es de 3.500 árboles, a ese paso para llegar al millón tendríamos que esperar hasta el 2307. Esperemos que para esa época en el país que se promociona como el de "mayor desarrollo sostenible del mundo" las instituciones construyan más de lo que destruyen.

Más información

5 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.
Profile picture for user Plutarco Cuero

Labana lo que necesita es un RESET ... y que se acaben de morir todos los desembarcados ....

Profile picture for user pim-pam-pum

La Habana necesita tantas cosas.

Y se van a recuperar los árboles frutales, mango, mamey, anon y otros a los cuales el cagastro les metió bulldozer para sembrar el café Caturra en el Cordón de La Habana ?

Profile picture for user Peña Tico

Exilio, mucha dinamita que puse por ahí, los más difíciles
eran los de mamey por ser más grandes... ahh, y todos
los días me regresaba con un machete y un par de guantes