Gretel Medina es una mujer reservada y muy observadora. Ambas son cualidades espléndidas en una documentalista. Tiene experiencia como directora, asistente de dirección y guionista, tanto en documentales como en programas de televisión. Sus cortometrajes se han exhibido en la Muestra de Jóvenes Realizadores, el Festival de Cine de Mar del Plata (Argentina) y en el prestigioso festival de cortometrajes Clemont Ferrand (Francia).
Jura decir la verdad, A la hora de la sopa, Una taza de café, Deja que yo cuente la historia y Destino M6 —este último documental codirigido con Raymel Casamayor—, son algunos de los títulos que hacen parte de la obra de esta realizadora cienfueguera.
Desde hace tres años Gretel Medina dirige la Cátedra de Polivalencia de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) y desde hace cinco desarrolla el proyecto de largometraje documental Puro sentimiento, con el que recientemente obtuvo el apoyo de la primera edición del Fondo de Fomento del Cine Cubano.
Geraldine Orta, productora con la que Medina desarrolla dicha aventura, es su amiga desde que eran estudiantes en el Instituto Superior de Arte y se han vuelto madres mientras maduraban dicho proyecto.
Puro sentimiento ha recibido el apoyo del Programa Ibermedia (2016), fue seleccionado en el Mercado de Documentales de ChileDoc al año siguiente, estuvo en el Lab de Tribeca que tuvo lugar en la sección de Industria del Festival DocsMx, fue ganador del fondo Noruega para el Cine Cubano y ganador también de Ibermedia en apoyo a la coproducción en el pasado año. De este proyecto documental, que gracias al empujón final del Fondo de Fomento del Cine Cubano concluirá su realización, conversamos con Gretel Medina y Geradine Orta.
¿Por qué se títula Puro sentimiento?
GM: Es el título de producción, de cuando iniciamos con el proyecto. Inicialmente era una película que contaba la vida de tres intérpretes de filin de Santa Clara. En el acercamiento a ellos conocí a Maribel, otro personaje fascinante que era la pareja de Lucía Labastida, una de esas tres cantantes de filin.
Terminé enamorándome de ellas y su relación de pareja, y el proyecto terminó transformándose en una película de personajes y en el retrato de su relación de pareja.
Seguramente te resultará familiar la frase "puro sentimiento", venida de ese modo íntimo y pasional de interpretar y hacer canción q tenía el filin. De algún modo ese espíritu ha sobrevivido a la historia que cuenta la película, aunque ciertamente es un título que pertenece a los orígenes del proyecto, y que guardamos con mucho cariño.
¿Qué fue lo que te deslumbró de la relación de pareja entre Maribel y Lucía?
GM: Lucía fue una cantante autodidacta extraordinaria. Su histrionismo visual hacía recordar a aquellas divas temperamentales de los años 40 y 50 casi olvidadas. Había vivido toda su vida en la ciudad antes de conocer a Maribel, una campesina diez años mayor que ella, madre de cuatro hijos, que se definía mentalmente como un hombre.
Cuando comencé a saber de ellas vivían ya en una comunidad rural de las afueras de Santa Clara. La comunidad agropecuaria de origen de Maribel, donde vivieron juntas 17 años hasta la muerte de Lucía en enero pasado, y donde todavía vive Maribel. La necesidad de afecto, marcada por un pasado de rechazo familiar, las había unido en una relación de dependencia mutua, donde el maltrato emocional y el ejercicio del poder de una sobre la otra, coexistían con el amor. Era una relación descarnada y contradictoria, que siempre he sentido como algo muy verdadero y se convirtió en una necesidad para mí.
He leído que el fondo las apoya con un 100%. ¿Han recibido algún otro apoyo?
GO: Sí, estamos sumamente felices y agradecidas porque se concretaron recursos en Cuba que serán de mucha utilidad durante esta etapa. Recibimos el apoyo para realizar la postproducción.
¿En qué estado está el proyecto?
GO: Durante tres años hemos venido realizando rodajes en diferentes momentos, según hemos ido obteniendo los recursos, y en noviembre de 2019 ganamos el apoyo Programa Ibermedia para rodar la pequeña parte que nos falta. Sin embargo, decidimos comenzar a montar la película con el material que ya teníamos para ir directo a buscar en el próximo rodaje lo que nos estuviera faltando en la mesa de edición.
Esperamos poder salir a rodar a inicios de año. Este proyecto nos permitía tener un rodaje flexible, y el seguimiento que Gretel quería hacer de la relación de Lucía y Maribel funcionaba mejor en varios momentos espaciados en el tiempo; y así fue que lo hicimos. Las etapas de producción y montaje han ido muy de la mano desde la primera vez que salimos a rodar. La postproducción la haremos entre Cuba y México. Tenemos una coproducción con Nómadas, una empresa mexicana que ha producido varias películas, entre ellas Casablanca y Parque Lenin, dos documentales que se rodaron en La Habana.
Los proyectos tienden a mutar de una etapa a la otra, es parte de la naturaleza del proceso creativo. Cuéntame cómo fue ese momento de comprensión que provocó que redireccionaras el documental hacia la relación de pareja de Maribel y Lucía.
GM: Creo que fue un proceso de descubrimiento, y en ese sentido no sufrí el costo de la renuncia o el desapego a la idea inicial. Sentí que tenía delante una historia de amor verdadera, con personajes vivos, llenos de luz y oscuridad, y me aferré a esa sensación como una certeza. El rodaje mismo fue un espacio de descubrimiento, de conocimiento de ellas dos y su relación, y de revelación de la historia que quería contar. Con ese ánimo de mirar y entender me sumergí en su universo sin atreverme a intervenir o a realizar una puesta en escena de sus vidas, mi única voluntad fue la de registrar su humanidad.
¿Qué crees que le podría ofrecer una historia como la de Puro sentimiento al espectador?
GO: Puro sentimiento es una película intimista que busca poner al descubierto temas universales retratando esta peculiar relación de pareja. Una historia que rompe paradigmas y plantea el amor como un camino que puede estar labrado de dolor, codependencia y carencias afectivas. Nadie pone en duda que estas dos mujeres se aman, pese a eso. El amor se nos presenta como un sentimiento cargado de muchas otras necesidades que tienen estos dos seres humanos, y no por eso es menos legítimo. Siento que para el público puede llegar a ser conmovedor y profundo. Otra cosa que agradecerá el espectador son las canciones interpretadas por Lucía con su voz poderosa y su temperamento arrasador, imposible quedar inerte ante eso...
¿Utilizarán el filin como recurso artístico en el documental?
GM: De cierto modo, la historia de amor que cuenta la película es trágica y a la vez entrañable. Y en ese sentido no había otra forma de acercarme a ellas que no fuera intentando entender, entregándome yo también a lo que se me iba revelando. Creo que ese desnudarse, esa intimidad que va a la par de lo dramático tiene mucho del espíritu del filin.
GO: Lucía era una cantante autodidacta que tenía una pasión desbordante a la hora de interpretar. Las canciones que interpretaba eran, sobretodo, el lugar donde dejaba flotar sus sentimientos, y nuestra lectura siempre fue que Lucía cantaba el drama de su vida. Aunque la película no tendrá este tratamiento sentimental visualmente, el espíritu y la fuerza con la que los personajes enfrentan cada día conmueven desde la sencillez. Esta música acompaña muy bien la historia que queremos compartir.
¿Cómo hacen para conciliar la maternidad y el cine?
GO: Ha sido maravilloso pero difícil. Ambas dimos a luz en el mismo periodo, por lo que la película tuvo que esperarnos por varios meses, pero siento que los hijos, a pesar de demandar mucho tiempo y atención, te dan un empuje gigantesco para retomar y concretar cosas, proyectos, ideas. Sacas energía de donde no creías tenerlas y luchas más por lo que buscas. Los días tienen solo 24 horas y eso es poco para una mamá que quiere estar con su bebé, trabajar en algo remunerado y además sacar tus proyectos, que no siempre te remuneran, pero es lo que elegimos hacer y estamos felices.
GM: Así es. La maternidad ha sido uno de mis mayores proyectos y uno de los más queridos, pero ha venido acompañada de muchos sacrificios y renuncias. Imagínate que a los nueve meses de haber nacido mi primera hija salimos a rodar. Era urgente porque llevábamos dos años ansiando realizar la película y de pronto declaran a Santa Clara la sede nacional de la campaña contra la homofobia. Toda la celebración, incluida la marcha, ocurriría allí, y Lucía y Maribel iban a participar de los festejos. Aunque no es una historia sobre la homosexualidad ni la lucha contra la homofobia, era un evento irrepetible que tenía un significado especial para los personajes. Entonces decidimos lanzarnos y me fui a rodar llevándome a la bebé.
Casi dos años más tarde volvimos a Santa Clara a filmar. En esa ocasión estaba iniciando el tercer trimestre de embarazo de mi segundo hijo, y al nacer el bebé la película tuvo que esperar una vez más. Han sido procesos en paralelo, el haber sido madre y realizar mi primera pelicula, y siento que de algún modo ese crecimiento personal ha dimensionado, madurado mi experiencia de hacer cine.
No solo concuerdo con lo que dice Amadeus, sino añado que faltaría un poco de indagación adicional sobre esta afirmación de una de las entrevistadas: "...estamos sumamente felices y agradecidas porque se concretaron recursos en Cuba que serán de mucha utilidad durante esta etapa. Recibimos el apoyo para realizar la postproducción." ¿Fueron recursos del Estado? Si fuera así es porque no tocaron al régimen ni con el pétalo de una rosa, digo yo, ¿o me equivoco?
Lo que se extraña en estas entrevistas de Carlos Quintela es más objetividad y realismo. Interesante sería saber cómo puede ser la maternidad en un país con dificultades de abastecimiento, una salud pública deplorable y escaceses de todo tipo. Demasiado "rosa" para un mundo tan negro.