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Cine

Xenia Rivery 'en una especie de limbo maravilloso'

Al habla con la guionista, asesora de guiones y directora de la Cátedra de Guion de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.

Madrid
Xenia Rivery.
Xenia Rivery. Rosibel Rojas

Xenia Rivery es licenciada en Dramaturgia Teatral por el Instituto Superior de Arte (ISA) y de la especialidad de Guion en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, Cuba. Ha sido guionista de los largometrajes Café amargo, Valeria descalza, Ciudad en rojo, El Chata y de uno de los cuentos que componen Tres veces dos. Desde el año 2012 está al frente de la Cátedra de Guion de la EICTV donde también se desempeña como docente y asesora.

Para hablar de su grupo de creación, asesoría y de escritura colectiva VICEVERSA tendremos que volver a encontrarnos, pero si que nos alcanzaron las palabras para dedicarle parte de nuestra conversación al oficio del consultor de guion, script doctor, asesor de guion, como le quieran llamar. Con la script doctor Xenia Rivery (a quien prefiero decirle maestra) siempre es un placer hablar de guion.

Uno de los retos del consultor de guion es cuidarse de que su huella se imprima en el proyecto que está acompañando. ¿Cómo lidias tú con esto?

Es una pregunta con más de una respuesta. Yo creo que lo primero es conectarse mínimamente con la historia que llega, a veces incluso hacer algo de investigación. Claro que se puede asesorar solo desde un lugar técnico, pero es infinitamente mejor si hay conexión.

Es una respuesta desde guionista y desde consultora. Si un proyecto me genera conflictos morales muy probablemente decline la invitación. Luego de eso, toca sintonizarse con la cabeza del que escribe, en muchos casos guionista-director. En mi experiencia como consultora, nadie conoce mejor el guion, las intenciones del autor, que ese autor y yo misma, nadie más en el equipo. Te lo puedo asegurar. Es una experiencia muy cercana al psicoanálisis, a la terapia.

Tengo que entrar en la cabeza, conectar con el corazón del que escribe porque es la mejor manera de ayudarlo a traducir su intuición. Eso, unido a la experiencia y la técnica, es el aporte de un buen consultor. Entonces, en la medida en que entras en el universo mental del otro, si estás bien sincronizada no eres tú, eres tú en el lugar del otro. Es una característica inherente al guionista, la de ser maleable, empático, desde ahí debe mirar y desde ahí debe poder trabajar los personajes, sin juicios.  Pero estamos hablando de subjetividades, a la vez pienso que todo artista, persona de pensamiento, reflexiva y sensible, tiene sus propias obsesiones. Y contra las obsesiones no hay nada que hacer.

¿Y consigues contener tus obsesiones?

Un consultor, si también es escritor, guionista, es inevitable que las tenga. Muchas veces las obsesiones de los mentores son ideológicas, y no me refiero a cuestiones políticas, sino a las ideas que lo circundan en lo tocante a la vida, a la creación, al cine, a la escritura. Cada quien tiene sus certezas, más allá de los gustos, ¿no? Y es parte de quien eres. 

Yo opino que la influencia de un consultor como Eliseo Altunaga en el cine chileno es indudable y medular. Para mí hubo un antes y un después. Y los que estamos cerca de él, podríamos reconocer sus obsesiones en esas películas. Es algo normal en una colaboración, la retroalimentación. Yo aprendo mucho de mis consultados, aprendo siempre. Y eso es gratificante, también. Lo otro es que, más que un guionista, un consultor sabe que tiene un límite de incidencia en un proyecto. Hay un momento en que toca decir. "Bueno, hasta aquí llego yo".

¿Te ha sucedido que la historia está cogiendo por un camino menos fértil del que sugieres? ¿Cómo reaccionas en estos casos?

Si estoy segura, intento discutir lo más profundamente posible, investigo, reflexiono, argumento; pero también hay que escuchar, hay que saber interpretar lo que el otro está diciendo, aunque pueda no expresarse claramente.

Hay que saber escudriñar, entender la esencia de un cuestionamiento o la intención de una propuesta, la duda, simple y llanamente. Guionista o director o directora, también tienen derecho de explorar y de equivocarse. La divergencia puede ser un suelo fértil, desde el respeto, porque obliga a subir la parada. En definitiva, lo que está en juego es el proyecto, no los individuos.

Parto de que quien escriba o quien dirija, según el caso va a querer lo mejor para esa película en ciernes. Y también debe estar convencido o convencida de que yo quiero lo mismo. El objetivo final es el mismo. Defiendo mi criterio, y puede que no convenza, es una posibilidad y hay que saber lidiar con ella. A veces no tengo argumentos racionales o técnicos, es una corazonada y ya. Ahí toca que confíen, o más bien, generar ese espacio de confianza. Pero no se trata de tener la razón. Tampoco en el arte hay nada absoluto.

Cuando el camino del otro termina en un mejor resultado... ahí me quito el sombrero y salgo con la cabeza cuajada de motivos para pensar.

El otro día conversando con una realizadora ella me decía que no sabía dónde acababa el trabajo del consultor de guion y donde comenzaba el del coguionista? ¿Cuáles crees que sean las similitudes y las diferencias entre ambos oficios?

Siendo esquemáticos, si escribe, es guionista, si no, no. Lo mismo se puede decirse de un director, si escribe junto a un guionista es coguionista, si no, no. Depende de las estrategias de un consultor entrar más o menos en las decisiones concretas de la escritura. Yo me muerdo la lengua antes de dar soluciones.

Hay muchos consultores, asesores en laboratorios de guion, que son propositivos y hay mucha gente a la que eso le gusta, que le regalen las respuestas. A mí no, soy más mayéutica. Aunque claro que hago sugerencias, prefiero preguntar, provocar, conducir al guionista para que vaya llegando orgánicamente a esas soluciones. Y por supuesto identifico los elementos de más valor en el proyecto y que van en consonancia con la idea del autor y los potencio. ¿Es más laborioso y toma más tiempo?, sí. Y depende profundamente de la capacidad de producción del guionista.

Yo trabajo con lo que el otro me da. Mientras más entrega el otro, más puedo devolver yo.

Saltando de un oficio a otro ¿Qué es lo que más disfrutas como guionista? ¿Dónde te gusta escribir? ¿A qué hora?

Lo que más disfruto es cuando no puedo parar. Cuando tengo que soltar lo que estoy escribiendo porque está amaneciendo o porque hay algo más que hacer, en lo doméstico o en lo profesional… y no puedo, no quiero. La fiebre. La madrugada me gusta mucho, y encontrarme con algún amigo guionista en las redes que esté en lo mismo que yo, a esas horas, es otro placer. Intercambiar en medio del proceso febril nocturno. Pero para eso se necesita tiempo, concentración. A mi cerebro le funciona bastante bien la horizontalidad, pero a mi cervical, no. Así que trato de cambiar de lugar, el escritorio, la cama, el sofá o de levantarme a cada tanto.

¿Cómo trabajas el guion en el género documental? ¿Qué libertades te ofrece este género distinto de la ficción?

Cuando he asesorado documentales, lo hago mucho desde la intuición, desde el sentido común. Claro que hago uso de mis conocimientos, pero no los fuerzo, están ahí. El sentido común es primordial tanto para un guionista como para un consultor.

¿Crees que escribir un argumento antes del guion puede matar la sorpresa en la escritura? ¿Qué utilidad le ves a esta etapa más allá de que se ha vuelto un documento requerido para aplicar a los fondos de financiamiento?

Aun siendo posiblemente una de las etapas que más me cuesta de la escritura, porque soy indecisa por naturaleza y las decisiones pesan mucho aquí, soy una "evangelizadora" del argumento. Me apasiona, me encanta cuando logro enamorar a algún escéptico. Creo que solo es una atadura cuando está mal construido, mal explorado, mal escrito.

Es raro que un guion sea muy semejante al argumento. Cada etapa trae sus propias sorpresas. El argumento es donde el relato encuentra su lógica, su guía, su esqueleto. En el guion descubro mucho más al personaje, y todo lo demás, en el proceso de desarrollar, de dramatizar esa carpintería previa. Es, primero que nada, una herramienta de trabajo, una etapa en la maduración del proyecto. Ahora, además es un "documento", a mí no me gusta llamarlo así, que se ha revalorizado gracias a esos espacios. Pero casi nadie sabe escribir argumentos, nadie te enseña, nadie te dice lo que se espera de él.

Pienso que los buenos guiones son como los trampolines, plataformas desde donde el director pueda saltar y llevar la historia a otro nivel. ¿Cómo lo ves tú?

En cierta forma sí, cada etapa, cada parte del proceso, lo es. No espero que el guion fije nada, sino que sugiera. La palabra no puede sino evocar, es su naturaleza. Justo por eso, tengo mi propia película, que es mía y de nadie más, la veo cuando escribo o cuando releo lo que escribí, y entronca, por supuesto, con la del director. Después, en la pantalla seguro será otra cosa. Y es siempre emocionante ese reencuentro. Sería muy aburrido ver exactamente el guion que escribiste. En cambio, cuando el resultado en pantalla te sorprende, te supera, complementa el guion, ¡maravilla! En fin, resumiendo, creo que cuando trabajas en colaboración, lo importante es que las aguas a donde se salta desde ese trampolín sean aguas comunes.

Distinto de las obras de teatro, los guiones de cine no tienen segundas oportunidades. ¿Cuál de los guiones que has escrito crees que podría merecer un remake?

Ninguno, ya fueron. Mejor darles segundas oportunidades a los guionistas, porque en estos misterios, no hay mejor escuela que el error. Para un guionista la película verdaderamente ocurre en la cabeza, mientras está escribiendo. Y ahí, una le da al proyecto segundas y terceras y cuartas oportunidades, las que pueda. A veces toca entregar cuando una sabe que ese guion puede dar más. Pero ese es otro asunto, la gente necesita entender que el proceso de escritura lleva un tiempo de maduración. No es un capricho de guionistas. Ese resultado se revierte luego en el resto de las etapas.

¿Tienes algún proyecto en el que estés trabajando ahora mismo?

Sí, estoy en plan de explorar el terreno del podcast con Esteban Bruzón. Por otro lado, hay cuatro o cinco proyectos personales que llevan engavetados un buen rato. Algunos son todavía ideas, obsesiones, notas inconexas… Hay un par con los que me fui de sincro, porque estoy en un lugar distinto de cuando empecé a escribirlos, pero sé que tienen potencial y los dejo en barbecho. Me pasa a veces que encuentro el tiempo y la concentración y cuando lo consigo, algo interrumpe el mood creativo.

Es como cuando se te cae la conexión en medio de una reunión online. Luego, reconectar es complicado. No sé si son excusas o si de tanto ocuparme de los otros, entre la EICTV, las consultorías, los laboratorios, los proyectos por encargo, me he ido abandonado. He perdido un poco el trainning de la escritura en solitario, de enfrentarme a mis propios fantasmas y eso da miedo. Posiblemente sea un relato de terror psicológico.

Abandonar la realidad, en mi experiencia, es lo que más me cuesta al escribir. Para sumergirme en esa otra realidad necesito escuchar un tema, ver una escena que me motive, encontrar la forma para abrir ese extraño umbral que conduce a mi universo narrativo. ¿Cómo haces tú?
 
Tú lo describes muy bien, hay que abandonar la realidad, activar cierto estado mental, que nos permite ser personas más o menos cuerdas el resto del tiempo, Efectivamente, es difícil. A mí lo de procrastinar se me da a las mil maravillas, recojo mi habitación, que normalmente es un desastre, organizo documentos en la computadora, el escritorio, los discos duros... Ya cuando no tengo qué más inventar, me dispongo a generar incitaciones externas y hago todo eso... Veo fragmentos de películas, pedazos sueltos, aleatoriamente, o escaleteo, pues ordenar las escenas es un ejercicio que me encanta.

También leo, pongo música, me tiro en la cama a imaginar (me costó trabajo que mi familia entendiera que eso era trabajar).

Creo que son estrategias para poner a trabajar la capacidad de asociación y en algún punto, se dispara sola y te sorprende una imagen, una frase… Después que entras en ese "modo" durante el suficiente tiempo, cualquier cosa apunta en la misma dirección, las redes sociales, los vecinos, cocinar, ir al baño, porque ya se abrió el umbral, como bien dices, y una queda como en una especie de ensoñación, de limbo maravilloso.

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3 comentarios

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Profile picture for user Ana J. Faya

OK.... and?

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Probe

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Me hubiera gustado saber que puede decir Xenia de la actual cinematografía cubana, como los problemas de producción, la censura y otros pequeños detalles sin importancia, pero que hacen grande al amor.