La carrera del realizador cubano Fernando Timossi como cineasta ha sido hasta ahora la menos prolífica en la filmografía cubana contemporánea. Además de su experiencia inicial como camarógrafo a finales de los 80 y algunas participaciones como director de documentales, sus filmes de ficción incluyen los mediometrajes Blue moon (1996), ¿Salvador? (2001) y El maní es así (2007), sin contar sus aportes como director o asistente de fotografía en Kangamba, de Rogelio París y Molina’s Solarix de Jorge Molina.
Pudiera decirse que Timossi es un realizador poco visible y que su retorno con La espuma de los días (2019), estrenado en el 41 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, representa su primera experiencia en solitario como director de largometrajes.
Se trata de una película light, que no se esfuerza mucho en atrapar la atención del espectador con las historias de amor, desengaños, frustraciones, aspiraciones materiales y espirituales de cuatro amigos (Hugo Reyes, Lieter Ledesma, Frank Egusquiza y el argentino Gastón Pauls) que residen en Casablanca, un barrio de la periferia de La Habana. En tono de comedia menor, con situaciones más o menos ingeniosas, la vida de estos muchachones en medio de la crisis cotidiana se diluye en el "bisneo" clandestino y algunos sinsabores de ocasión donde, al parecer, el problema de la supervivencia no resulta muy complicado que digamos porque el sentido de la amistad y del amor lo puede todo.
En esa línea edulcorada el resquicio para la crítica sociopolítica revela una frustración de barniz, aunque un Hugo Reyes, bilioso y epidérmico en su registro actoral, se enfrente a puñetazos con turistas despreciables que hablan mal de Cuba y de sus jineteras de poco valor, o Lieter Ledesma, en sus frecuentes quejidos respecto de la crisis, diga que en Miami no se le ha perdido nada y le enseñe el culo a la embajada americana, a riesgo de ganarse una multa. Así, La espuma de los días, en su textura de filme-melcocha, nos dice que en Cuba al parecer todo es color de rosa y nada es tan difícil en la vida.
En lo particular, no tengo nada en contra del modo en que cada cual decide escribir su historia, pero lo de Timossi en verdad que no tiene nombre. La espuma… tiene el defecto que arrastra un guion mal concebido, con personajes epidérmicos, sin matices en su trazado psicológico y trasnochados en su pose romántica.
La escritura de esta película, sobre todo, se las arregla con situaciones de hojarasca que desde la superficialidad de sus curvas dramáticas —búsquedas amorosas, relaciones interpersonales, generacionales y familiares— despliega sus mecanismos para la manipulación empática. Por eso no es difícil que el público llore o ríe, según el caso, aunque algunos desistan permanecer hasta el final en la luneta.
Creo que la mayor dificultad que tiene esta película es que ha sido producida por RTV Comercial, aun cuando en menor grado haya contado también con el concurso de algunas productoras audiovisuales independientes. Pero el hecho de que RTV Comercial haya tenido el mayor peso en la producción le añade la impronta de teleplay a este filme cuyo mayor defecto es su desentendimiento del rigor estético y artístico.
En ese camino, el diseño coral de sus personajes no supera el esbozo psicológico, con parlamentos francamente mediocres y livianos, aunque el chistecito de solapa pretenda ahuyentar la posibilidad del bostezo. Casi siempre, cuando el director tiene una escasa experiencia como escritor, el vuelo creativo es muy raso y lejos de tirar el guion al cesto se empeñan en llevarlo a término, no importa el tiempo que se tomen —ya va siendo norma un tiempo demasiado largo—, hasta consolidarlo como producto acabado. Habrá también quien le achaque a la inventiva de Timossi su dudosa creatividad para los títulos, a juzgar por la película de Michael Gondry rodada en 2013, de igual nombre.
No puede negarse que, en su tono menor, La espuma de los días tiene el encanto de algunas actuaciones medianamente correctas, como la de Lieter Ledesma, un actor muy carismático. O las del desaparecido Rolando Núñez, la veterana Corina Mestre y el argentino Gastón Pauls, este último en su rol de un simpático deficiente mental al que sus amigos siempre protegen de la desidia y la inclemencia marginal del barrio donde viven.
Tal como sucedió la tarde de su estreno en el Yara, tan pronto se concrete su estreno comercial en las principales ciudades del país, un numeroso público acudirá a verla. Pero esta es una película que no añade calidad al cine cubano.
Atención, crítico : "La espuma de los días" (L'écume des jours), (1947), es una novela de Boris Vian ("clásico" de la literatura francesa). Fue llevada al cine por Charles Belmont en 1968. Y mucho más tarde, en 2013, por Michel Gondry. Años antes, en 2001, había sido adaptada al cine por el director japonés Go Riju, aunque no con el título de la novela. Estoy seguro de que, Timossi, el director de la película, sí sabía eso. Es una novela cuya traducción al español fue muy importante para su generación.