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Inseguridad Ciudadana

Santiago de Cuba: La brutalidad de un asesinato dispara la preocupación entre los ciudadanos

Las autoridades no logran frenar la ola de violencia y los espacios públicos están cada vez más en manos de la delincuencia, se quejan vecinos.

Santiago de Cuba
Santiago de Cuba.
Santiago de Cuba. Diario de Cuba

Una familia del municipio de San Luis, en la provincia de Santiago de Cuba, fue asesinada y quemada dentro de su propia casa, con el supuesto móvil de despojarla de su dinero, los animales y otros bienes.

El salvajismo de los hechos disparó la preocupación ciudadana en este territorio, donde la agresividad alarma, los criminales presumen de su crueldad, las autoridades no logran frenar la ola de violencia y los espacios públicos están cada vez más en manos de la delincuencia.

Los asesinatos ocurrieron en la madrugada del 22 de noviembre, en el consejo popular de Chamarreta, habitado por unos 2.000 campesinos radicados en cuatro asentamientos rurales, que colindan con los municipios de Mella, Mayarí Arriba y Songo la Maya.

Esa localidad es conocida por los cubanos porque en 1985 se rodó allí el drama El corazón sobre la tierra, interpretada por Reynaldo Miravalles, Annia Linares, Tito Junco, René de la Cruz y Luis Alberto García, entre otros.

Aunque la prensa oficial y la Policía siguen sin confirmar el crimen, la cifra de víctimas, y la forma en que perdieron la vida, un funcionario de Salud Pública que asistió a los médicos forenses dijo que se trató de un triple asesinato. Los fallecidos son un matrimonio y su hijo, y se nombran Felipe Peña Sablón, Gisela Santos y Felipe Peña Santos.

Hasta este jueves al amanecer fuerzas conjuntas de los Ministerios del Interior y las Fuerzas Armadas peinaban la zona, sin encontrar pistas que les condujeran a localizar y detener a los asesinos.

Según vecinos de Chamarreta y otras localidades, el área se encuentra acordonada por los militares y los oficiales de Criminalística presumen que los asesinos le dieron candela a la casa —con los cadáveres dentro— para borrar las huellas y simular que la familia había sido víctimas de un incendio.

Un médico del batey del Central Chile, de donde parte el camino hacia Chamarreta, dijo que eran sus pacientes y excelentes personas, que "debieron vivir un final terrible porque los hombres de esa familia —muy nobles y decentes— jamás fueron conocidos como cobardes".

Amigos de la familia asesinada, aseguraron bajo condición de anonimato, que como parte de la investigación fueron detenidos y trasladados hacia la Unidad de Operaciones Especiales, ubicada en Versalles, todos los residentes Paraíso, Pedernal, Bucuey, Nuevo Mundo y La Caoba con antecedentes penales por hechos violentos y hurto y sacrificio ilegal de ganado.

La mayoría de los consultados coincide en que se debió tratar de la banda que hace tiempo se dedica al robo de reses y caballos, y cuyos miembros operan encapuchados, con machetes y escopetas de perdigones.

"En la zona, este tipo de asalto es frecuente. Matan y se lo llevaron todo, incluido los animales. Hay que fajarse de tú a tú con los bandidos. O se mueren ellos o nos morimos nosotros", dijo un campesino cuyo padre ha sido víctima de ataques a pedradas, sin poder denunciar a los malhechores porque vive lejos de la Policía y los tribunales, una desventaja que acentúa los riesgos.

Horas después del crimen, el coronel Manuel Valdés, jefe del Organo de Enfrentamiento de la Dirección Técnica de Investigaciones (DTI), en un intento por resaltar la "operatividad policial" dijo que solo en octubre en Cuba sacaron de circulación 26 grupos organizados dedicados al hurto y sacrificio ilegal de ganado.

La escalada de la violencia continúa indetenible en una provincia que, sin programas de apoyo y con políticas preventivas, deja expuestos a sus habitantes a la delincuencia, los traumas y las ansias de venganza.

El crimen contra la familia campesina solo es la punta del iceberg dentro de la ola de homicidios, asesinatos y conductas hostiles que afecta al territorio, donde los arrebatos, asaltos, ajustes de cuentas, violaciones y peleas callejeras entre bandas armadas rigen las normas de convivencia.

En abril de 2024, la fiscal Elizabeth Govea, jefa de Procesos Penales, admitió que "en relación a los eventos violentos y delitos cometidos contra la vida y la integridad de las personas" se habían radicado "un alto índice de hechos", durante los tres primeros meses del año, según publicó el periódico oficialista Sierra Maestra.

No obstante, matizó que "no son los sucesos violentos los que caracterizan el entorno delictivo del territorio", en un intento por restarle gravedad al clima de miedo que mantiene en vilo al pueblo y que obedece a la ecuación social generada por la inefectividad de la justicia, el hambre y la pobreza.

A solo 72 horas del asesinato de la familia de Chamarreta, el lunes 25 de noviembre, Eglis Pacheco fue violada y asesinada, presuntamente para robarle, en su apartamento del Bloque G, del distrito José Martí.

Este mes, cuatro robos nocturnos se saldaron con dos custodios muertos y otros dos maniatados y heridos, con la agravante que uno de los asesinatos fue frente a la sede del Partido Provincial de Santiago de Cuba.

A finales de 2023 y en julio de 2024 dos jóvenes de 16 y 20 años perdieron la vida en peleas callejeras en las Calle Camacho y Trocha, hechos que conmocionaron a los vecinos por el ensañamiento de los asesinos. Todavía en el perfil de Facebook de uno de ellos aparecen publicaciones alabando a la Mara Salvatrucha, la banda criminal con la que se sentía identificado.

Este año, varios turistas y el director de uno de los Joven Club de Computación de la ciudad fueron asaltados y apuñalados en las inmediaciones de la Alameda y Barracones, sin que sus agresores fueran encontrados.

Los intentos de linchamientos también han crecido de forma dramática, como variante de "justicia popular" frente al nivel de tolerancia.

Los robos en viviendas perpetrados por bandas juveniles y niños vestidos parcialmente de uniformes siguen una espiral ascendente. Por lo general, así es como los adolescentes se van organizando en el mundo de la delincuencia, sin que el Estado disponga de una estrategia que evite la deformación, corrija la conducta y prevea consecuencias.

Aunque las autoridades son muy herméticas con las estadísticas de feminicidio, estos asesinatos de mujeres son cada vez más frecuentes. Recientemente una adolescente, que cumpliría en diciembre 15 años, murió apuñalada en el Hoyo de Chicharrones.

En octubre una madre de 57 años falleció a causa de las heridas recibidas por su exmarido, y dos semanas antes otra mujer, de 36 años, perdió la vida en el poblado Baltony, del consejo popular Los Reynaldo, del municipio Songo La Maya.

Frescos en la memoria están los sucesos que conmocionaron a toda Cuba a finales de 2020, cuando dos mujeres fueron asesinadas en plena vía pública en la parada del barrio Micro 9. Ambas trabajaban en un círculo infantil y se dirigían a la Universidad de Oriente.

Desde esa etapa, el temor y la inseguridad no han hecho más que aumentar en las calles de Santiago, donde muchos vecinos tienen miedo a salir de noche, recomiendan alejarse de los barrios hostiles y los estudiantes andan en grupos para protegerse contra los delincuentes que los asaltan, les ponen cuchillos en el cuello y les arrebatan los teléfonos móviles.

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1 comentario

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Profile picture for user Pedro Benitez

Sin electricidad y con más hambre, se disparan los crímenes violentos. Por ✖️ lo que describe el artículo, en Santiago se cuaja una matanza en los barrios. Parece que una posible solución requiere la presencia casi permanente de militares en las calles; un estado de excepción por el crimen fuera de control.