Otro mes más los productos de la cada vez más escuálida libreta de racionamiento ponen a las autoridades del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) a dar justificaciones que no aplacan el hambre de los cubanos. La titular del sector dijo este sábado en una conferencia de prensa que este mes de septiembre no habrá café ni aceite en las bodegas, la sal y el azúcar escasean, el chícharo vuelve después de varios meses en falta y el arroz está "asegurado" aunque con retrasos.
"Aunque en 12 provincias se completarán ahora las siete libras de arroz de la canasta familiar normada de agosto, el país espera una mejor situación para septiembre con la descarga de tres buques pendientes del pago a sus armadores", publicó la oficial Agencia Cubana de Noticias.
Betsy Díaz Velázquez, ministra de Comercio Interior, dijo a la prensa que dos de esos barcos (con 52.000 toneladas del cereal en total) están en el puerto de La Habana y el tercero en el de Santiago de Cuba, pero no dijo cuándo pagarán lo que deben ni la fecha de descarga de la mercancía. Dijo que para "aliviar la situación se ha recurrido a inventarios y a donaciones foráneas".
Excepto en Santiago de Cuba, cuyos consumidores recibieron seis libras de arroz, en Granma cuatro o cinco, y Guantánamo, que debe completar las siete per cápita, el resto de los territorios dispone de inventarios para garantizar ese producto a su población, añadió.
En la última década la producción nacional de arroz se ha desplomado, han admitido autoridades del sector. "En la década en curso la producción arrocera se ha visto muy limitada debido, en lo fundamental, a la carencia general de insumos, así como de las piezas de repuesto para las combinadas arroceras", dijo al diario oficial Granma, hace más de un año, Linares Morell, director de la División Tecnológica del Arroz del Grupo Empresarial Agrícola, adscrito al Ministerio de la Agricultura.
El funcionario advirtió que el Programa Integral del Arroz, un plan de ese ministerio para alcanzar el autoabastecimiento del grano en el año 2030, difícilmente llegaría a cumplirse, pues de las 200.000 hectáreas necesarias para producir las 600.000 toneladas de arroz que constituyen la demanda nacional, en 2023 solo se podrían sembrar 68.000.
Respecto a la sal, la titular del MINCIN dijo que hay un buque con 2.800 toneladas en el puerto de La Habana, que va a permitir saldar deudas con las provincias occidentales, "en tanto para el centro y oriente del país se hará con casillas y contenedores a partir de las extracciones de salinas del oriente cubano".
Los cubanos no entienden que un país rodeado de mar sea incapaz de producir sal para abastecer las necesidades de todo el país.
Según la ministra, todos los territorios tienen el chícharo asegurado, el correspondiente a junio, julio y agosto, pues se descargó un buque en Santiago de Cuba y anteriormente otra cantidad en Cienfuegos, y se trabaja en su transportación.
"La situación debe estabilizarse con el arribo de un barco con chícharo en septiembre, mes en el cual adelantamos que no habrá disponibilidad de café y aceite, tal cual sucedió en agosto", afirmó.
En relación con el azúcar, Díaz velázquez explicó que tras las tensiones en su entrega, que apenas fueron dos libras de julio y agosto, se buscan alternativas como la importación de algunos volúmenes. Esto quiere decir que el producto seguirá muy escaso en las cocinas de los cubanos.
Cuba, que llegó a exportar seis millones de toneladas métricas de azúcar, hoy tiene que importar. El hecho evidencia la magnitud del daño causado a la producción azucarera. Esta industria registró en el peor momento de la crisis de los 90 un índice de volumen físico de un 42,8% y en 2023 este se ubicó en un raquítico 4,6%.
Respecto al aseo señaló que por ser de producción nacional allí donde esté asegurado no debe haber problemas con la distribución, máxime si los propios territorios apoyan con la transportación.
Díaz Velázquez se quejó de que para el sistema de Comercio Interior, agosto ha sido de muchas tensiones evidenciadas en dificultades con el aseguramiento del transporte y el combustible, el arribo tardío de barcos con granos al país y su pago a los armadores, la falta de electricidad y también por una mala estrategia en la organización en las operaciones.
La libreta de racionamiento cubana surgió el 12 de julio de 1963. El objetivo fue racionar y controlar el consumo de los cubanos, mientras se creaba la ilusión de que el socialismo ampararía a la población y le garantizaría todo lo necesario.
Los cubanos recibían carne de res, pollo, aceite, manteca, leche condensada, papel sanitario, café, arroz, granos y otros productos de primera necesidad. También caramelos, galletas, chocolate, cigarros, refrescos y cajas de cerveza llegaron a adquirir los cubanos a través de la libreta, mientras la extinta Unión Soviética y el campo socialista subsidiaban al régimen cubano.
Sin embargo, década tras década la libreta ha ido "adelgazando". Eliminarla es una antigua aspiración del régimen cubano, aunque no renuncia a echarle mano para su propaganda política. Tras las protestas del 11J, en un intento por aplacar el malestar, el Gobierno entregó ''libretas excepcionales" a más de 60.000 familias que carecían de estas.
Durante los debates de la Comisión de Atención a los Servicios, antesala del tercer periodo ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en julio, el primer ministro Manuel Marrero se refirió a las dificultades que enfrenta el régimen para asegurar la estabilidad de la canasta que atribuyó a la escasez de recursos y el aumento de los precios de los alimentos y los fletes.
No obstante, el ministro dijo que el compromiso es sostener la libreta de racionamiento, que calificó como una "conquista", a pesar de los momentos de crisis. No obstante, dijo que la cartilla ya no sería para todos, pues el régimen busca subsidiar a las personas, no a los productos.
Aeh Aeh ahí viene Díaz Canel dando gofio pa' la sed,
Nada no pasa nada son simplemente pasos hacia la implosión tic-tac